Estaba a punto de comentarle lo que ocurrió con Clarissa, pero gracias a una llamada que recibió no pude ni siquiera pronunciar una sola palabra, estoy cómodamente en la cama recostada esperando a que cruce por esa puerta, mientras eso ocurre estoy entre decirle o simplemente dejarlo pasar, pero no quiero ocultarle nada, ¿pero él se pondrá del lado de su madre?, no lo sé, no estoy tan segura de lo que pueda pasar, he escuchado y visto que a veces los hijos ignoran a las esposas y prefieren creerle a su madre. No cambia el hecho de que sea su mamá pero, ya no es un niño pequeño.
— Entiendo — escucho su voz acercándose a la habitación. — sí, no te preocupes, mañana resolveremos eso. — lo miro fijamente, ¿con quién estará hablando?, sus ojos me encuentran y me guiña un ojo sonriendo de lado. — yo hablaré con ella, estoy seguro que entenderá. — musita, mientras se sienta en la cama. — hasta mañana. — dice finalizando la llamada, el voltea su mirada y me mira con una sonrisa.
— ¿qué ocurre? — digo con cierta curiosidad, él se termina de deshacer de la corbata que tenía medió desarreglada.
— era Lourde. Resulta que se metieron a robar a su oficina y me pidió por favor si no podría prestarle una oficina en el edificio — habla, despojándose de toda su ropa quedando únicamente en bóxer, mientras se mete y se acomoda entre las sábanas. — la pobre me hablo desesperada y me pregunto si no habría un problema contigo de que se quedara en la oficina. — comenta, entiendo el miedo que debe de tener y claro que no es nada fácil volver a re diseñar el lugar, así que no tengo problema y no habría por qué, Lourde es una chica que me dio una muy buena impresión en cuanto la vi, no es mi amiga pero tampoco debo negarle la oportunidad.
— no tengo ningún problema en que se instale en una de las oficinas del edificio, es tu edificio. — respondo, él se acerca hacia mí y quita un mechón rebelde de mi rostro.
— no es mío, es de mi padre. — dice con cierto atisbo de gracia. — además, si fuera mío, sería tuyo también, sabes perfectamente que para mí es muy importante tu palabra. — aclara tomando mi mano llevándosela hacia sus labios. — y no tomaría una decisión como está sin que tú estés enterada y aceptes. — sonrió, para luego depositar un beso en sus labios.
— yo acepto y como te he dicho no tengo problema con ello. — él sonríe y regresa a mis labios besándolos con suavidad y ternura, su mano se posa en mi cuello presionando levemente impidiendo separarme de él, ayudo en ese aspecto tomando su rostro con ambas manos disfrutando de cada sobreexcitación que esto provoca, el beso se intensifica de nivel, la presión de sus labios se enfocan en mi cuello provocando que el placer empiece a tomar el control, un escalofrío muy conocido recorre por mi espalda, siento como su cuerpo me acorrala sintiendo un poco su peso.
— ¿estaría mal si te propusiera algo indebido? — susurra, suelto una risita y él se une a mí, sintiendo su aliento chocar con mi cuello.
— no estaría mal, señor Armitt. — lo miro a los ojos, como si fuera un niño, sus ojos se iluminaron al instante. — recuerde que mañana tenemos que madrugar. — advierto.
— no importa, llegamos a la hora que sea. — sonríe de oreja a oreja. — usted no se preocupe por eso señora Armitt, solo tiene que disfrutar la situación. — dice con un tono de picardía, suelto una risa y él regresa a mis labios. Fue así como se fue al diablo el decirle sobre Clarissa, mañana sin falta y sin distracciones de esta magnitud, se lo comentaré de eso no habrá duda.
*****
Tengo una auxiliar, no era necesario esperar, preferí que se quedara de una vez trabajando conmigo a pesar de la sorpresa ella aceptó con gusto y eso es grandioso, precisamente está ahora mismo conmigo, no quise que la trasladarán a una oficina, le dije a Thiago que era mejor que estuviera conmigo en mi oficina, que aprendiera como era el trabajo, ella está un poco nerviosa y siento que está un poco tímida, pero sé que en cuanto el tiempo pase ella se sentirá mejor.
— No te molesta si te dejo un momento — digo poniéndome de pie, ella eleva su rostro y deja de escribir y me sonríe.
— no para nada. — sonrió y salgo de la oficina dispuesta a realizar la misión que se quedó pendiente desde ayer, resulta que no pude decirle nada a Thiago esta mañana, estuvimos hablando de la oficina que ocuparía Lourde y no solo eso, él empezó a molestarme toda la mañana luego de esa charla con hacerme cosquillas y copiando mis acciones, ¿quién hace eso?, Thiago Armitt, así es cómo logra sacarme de mis casillas.
Camino hasta su oficina sin antes preguntarle a Marie si no está ocupado, en cuanto ella me dice que no lo está me dirijo hasta su oficina, llegando hasta su puerta de madera, antes de entras doy pequeños golpes y en cuanto su voz me permite tirar de ella, abro con toda la libertad, pero mi sorpresa fue al ver a Lourde al lado de Thiago mientras ellos miraban algo en la computadora, carraspeo mi garganta y ambos eleva sus rostros, una sonrisa se dibuja en el rostro de Thiago en cuanto me ve parada detrás de la puerta.
— Buenos días Rebeca — habla Lourde con una sonrisa, ¿qué hacía de ese lado?, quiero creer que era algo importante lo que estaba en esa máquina.
— buenos días. ¿Ya lograste el instalarte? — cuestionó con curiosidad, ella se aleja de Thiago y camina hasta donde estoy.
— Precisamente vengo de ver la oficina. — dice la rubia con una sonrisa. — está en este nivel y está muy bien gracias a las juntas que debemos tener. — comenta. Mi mente se retracta a pensar otra cosa con esa cercanía, no quiero ser celosa y no puedo especular algo que ni siquiera puede pasar.
— Eso es grandioso, me alegro por ti — le hago saber.