Red de amor

Epilogo

Si alguna vez me hubieran dicho hace dos años que estaría casada con el chico semi desnudo que llegó a pedirme ayuda con su calentador, estoy segura que hubiera estallado de risa, esa chica jamás hubiera imaginado semejante desgracia. Quien iba a imaginar semejante hecho, casarme con mi mejor amigo, el que fue mi jefe y el que se convirtió en cupido en un tiempo, fue una decisión increíble de tomar, enamorarme de él fue algo que jamás creí que me iba a pasar, es por eso que Canadá forma un papel importante en nuestra vida. 

 

Han pasado aproximadamente un año luego desde que nació mi pequeño hijo, aunque ya no están pequeño, ya quiere dar sus primeros pasos y cada vez es más grande, también tengo que hacer mención que se parece a mí, aunque Thiago no lo quiera aceptar, todos sus rasgos físicos son parecidos a los míos excepto los ojos verdes esmeralda, la tez blanca y pálida de su padre también es de él, admito que mi hijo será realmente guapo y traerá a muchas chicas a su alrededor. 

 

Por otro lado, fuera de mi familia, Lizzy se casó hace unos meses atrás, al fin pudieron contraer matrimonio esos dos, la pequeña Taylor es hermosa, es igual a su padre a excepción del cabello rizado que esa fue aportación de su bellísima madre. 

 

En estos momentos nos encontramos sacando las maletas que nos llevaremos a nuestro viaje de luna de miel, escogimos Canadá por obvias razones, gracias a mi tía Karen que acaba de regresar de ese país nos prestó su casa con la condición de no destruir nada, hasta el día de hoy no entiendo si se refería a Jacob o a nosotros dos, en fin, que mejor lugar que revivir nuestra luna de miel en aquel lugar donde fingimos ser novios. 

 

— Esta es la última maleta — baja Thiago con la maleta en mano hasta dejarla en el suelo. 

 

— Espero que disfruten su luna de miel — musita con una sonrisa Amy. 

 

— Así será Amy, regresaremos dentro de tres semanas — le informó, ella asiente y se acerca a Andrew que tengo en brazos, él sonríe. 

 

— Todo está listo — se acerca Thiago, yo asiento con una sonrisa. — Nos vemos pronto Amy — abraza a Amy despidiéndose de ella, la abrazo y Andrew logra abrazarla al ver que todos nos abrazamos él también lo hace. 

 

Entramos al auto y es Richard nuevamente quien nos deja en el aeropuerto luego de varios minutos de camino, en cuanto llegamos al aeropuerto, nos despedimos de él agradeciéndole; el proceso de abordaje tomó su proceso, casi media hora después estamos en el avión esperando a que este despegue. 

 

— ¿qué tienes, campeón?, vas a desesperar a tu madre y luego a mí — toma a Andrew mientras el tiene cierto atisbo de llorar, está desesperado y es lo normal, los minutos avanzan y nada que despega en avión. 

 

— creo que tiene hambre, deja ver — me acerco a su pañalera y empiezo a preparar su biberón, mientras eso ocurría el avión empezaba a moverse, Thiago hace su esfuerzo para lograr calmarlo y no molestar a los demás pasajeros, ¿cómo lo hace?, haciéndome cosquillas en su barriga o jugar que él es el avión y levantarlo mientras según el vuela. 

 

El avión está en el aire y el rostro de mi pequeño al empezar a escuchar ese sonido tan peculiar del avión provoca que ambos nos riamos de su mueca en el rostro, el biberón está listo y en el momento en que trato de tomar a mi hijo para alimentarlo, Thiago con rapidez lo hace a un lado, dejándome a entender que no me lo quiere dar. 

 

— déjamelo yo le daré su biberón. — musita observándome. 

 

— ¿por qué?, no, entrégamelo yo le daré su biberón, puede marearse por el movimiento del avión — nuevamente extiendo mis brazos pero él lo vuelve alejar de ellos, mientras eso ocurre, nuestro pequeño empieza a reírse por los movimientos. — Thiago — regaño. 

 

— Thiago — eleva una ceja imitando mi voz. 

 

— no estoy jugando, entrégamelo, debo alimentarlo. — vuelvo hablar con seriedad. 

 

— No estoy jugando, entrégamelo, debo alimentarlo — nuevamente vuelve a imitarme, ruedo mis ojos y el suelta una risita. — seguiré así hasta que tenga el biberón en mis manos — ruedo los ojos nuevamente ante sus palabras tan estupidas, el único que logra desesperarme es él y no mi hijo, le entregó el biberón de mala gana y el suelta una sonrisa de oreja a oreja de manera victoriosa, empieza a alimentar a nuestro hijo y como bien acerté él tenía hambre. — te amo ¿sabías eso? — estira sus labios pero a causa de Andrew no puede llegar hasta a mí, lo observó elevando una ceja un poco juguetona y el arruga su frente en el momento en que no siente mis labios contra los suyos. 

 

— ¿qué ocurre? — pregunto fingiendo incredulidad. 

 

— Quiero un beso — farfulle. — ven amor dame un beso — pide con un puchero en sus labios, sonrío sin despegar mis labios e ignoro completamente sus palabras, perfecta venganza como esta no puede existir. 



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En el texto hay: novela romántica, amistad, novelacontemporanea

Editado: 12.09.2020

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