—No lo haré.
Leonardo enarcó una ceja.
—Deseo que cambies de opinión, querida —le indicó con suavidad.
Ese tono era una amenaza, ella se estremeció y lo ignoró.
—Nunca. No seré partícipe de algo semejante.
—Viniendo de ti, querida Clara, los escrúpulos morales, se ven un poco., .hipócritas — Leonardo suspiró con pesadez y se levantó. Clara miró ansiosa que él descolgaba el teléfono. Despacio, empezó a marcar. La joven se levantó apresurada.
—¿Qué estás haciendo?
El se detuvo.
—Estoy llamando a mi abogado para que efectúe los trámites legales por desfalco en contra de una tal Clara Moreira. El escándalo resultante no lo podrás evitar.
Clara corrió hacia Leonardo y le detuvo la mano.
—¡No! —exclamó.
—¿No? Pero si acabas de decirme…
—Cambié de idea —respondió agitada.
Leonardo colgó el auricular.
—Una de las prerrogativas más admirables de las mujeres. Ahora, regresemos a nuestro señor Roque. Tomarás parte en esa película y harás hasta lo imposible para que fracase. ¿Entendiste?
Clara asintió.
—Si, entiendo. ¿Por qué haces esto, Leo?
—Eso, querida, es mi problema. Lo único que debes recordar es que al hacer esto por mí, quedarás en libertad. Ahora, los planes. Pablo y sus actores se quedarán con nosotros. Llegarán el domingo y el equipo de filmación el lunes, supongo. Todos los arreglos necesarios los dejaré en tus manos. Es tarde, buenas noches querida, duerme bien.
Lo siguió con la mirada mientras cruzaba la puerta que unía a las dos habitaciones. Cuando ésta quedó cerrada, Clara se dejó caer en el borde de la cama, levantando las manos para cubrirse la cara: Lo que él deseaba era repugnante, horrible…inevitable. ¡Maldito! La tenía entre la espada y la pared. Era necesario que lo hiciera, había mucho más que su libertad en juego.
Necesitaba controlar la histeria, puesto que existía algo más en esa pesadilla, que ni siquiera Leonardo sospechaba. Ella mintió al decir que no era actriz, pues lo llevaba en la sangre. Su madre fue la rutilante estrella Adison Moller. Ese era el secreto que debía guardar y una de las horribles causas que la acercaron a Leonardo.
Adison se casó con el sobrio y atractivo joven Gerald Moreira por amor cuando ella apenas empezaba su carrera, y más tarde él tuvo que dejarla ir por la misma razón. La mujer nunca debió casarse ni tener una hija, ya que, para ella, la vida de ama de casa era como guardar un cristal en la oscuridad para acallar su brillo.
Gerald se dio cuenta y la dejó ir. Aunque conocía el amor de su padre hacia su madre, Clara no fue capaz de perdonar el abandono. Así que el actuar era inherente a Clara, pero era un talento que prefería esconder, a menos que se viera forzada, como le sucedió en la escuela. Ella no deseaba tener nada que ver con esa actividad, pues lo único que percibía era que destruía vidas y lastimaba a la gente.
Cuando Clara era adolescente, Adison regresó. Era una mujer diferente a la que ella recordaba. Adison adquirió una enfermedad que la debilitaba y que acabaría con su vida. Observando el coraje de su madre mientras la enfermedad la invadía, Clara finalmente llegó a la conclusión de que el amor de sus padres era real. Algo que separaba tiempo y distancia y que era inconquistable.
Durante unos años fueron una familia, pero el deterioro físico de su madre hizo que su padre decidiera llevarla a un lugar donde recibiera mejor atención, además de poder permanecer a su lado. Clara estaba satisfecha de que al público de su madre se le hiciera creer que había muerto tiempo atrás, puesto que este dolor era privado. , El hospital era costoso. La salud de su madre se desvanecía así como los ahorros del padre. Clara ayudó todo lo que pudo trabajando hasta que finalmente el dinero se terminó. En ese momento a Clara se le ocurrió algo. Ella trabajaba para la Corporación Ferreti en Londres. Pensó que si se acercaba a Leonardo Ferreti personalmente, podría^xistir la posibilidad de un préstamo personal, el cual podía pagar ya que a los veinticinco años ella recibiría una herencia de su abuela paterna.
Cuando conoció a Leo le disgustó, pero su necesidad era más grande que sus sentimientos personales, así que ella hizo la petición sin decir más de lo estrictamente necesario.
Para su asombro él ni siquiera lo pensó. Autorizó el préstamo y ella pudo tomar el dinero sin demora, lo cual fue fácil ya que la joven trabajaba en el departamento de préstamos. Clara firmaría después los papeles.
¿Cómo podía saber cómo era Leonardo en realidad? Pronto lo supo. Mandó el dinero a su padre y esperó los papeles; cuando llegaron los firmó y los envió para la firma de Max. Su copia nunca llegó. En la auditoría trimestral no había rastro de algún préstamo pero sí de que tomó el dinero sin autorización. Desfalco bajo cualquier circunstancia...