Red de Mentiras

Capitulo 13

Clara descendió por la escalera con desgano. Su odio hacia Leonardo crecía. Si el papel fuera pequeño, sería más tolerable, pero… ¡esto! El lo sabía. Velda Maxwell era el personaje principal. Todos los demás giraban a su alrededor. El éxito de la película recaía en ella. La naturaleza malévola de Leo nunca fue más obvia. Quería destruir mucho más que la película. Deseaba arruinar la reputación de Pablo.

No podía entender por qué Pablo, quien se sentía tan atraído por la historia, se dejaba manejar así. No tenía sentido.

La señora Fara, el ama de llaves de la casa, los alcanzó en el vestíbulo.

—El señor Ferreti tuvo que salir, señorita. Se excusó y espera regresar para la cena. Los demás llegaron hace un rato y están tomando café en el desayunador. Edward llevó el equipaje a sus habitaciones como lo ordenó. ¿Eso es todo? —a pesar de que no había nada malo en lo que dijo, el tono de su voz era cortés.

Clara asintió. Al principio ella trató de llevarse bien con ella, pero se dio por vencida.

—Si, gracias, señora Fara —Clara no pensó que su tono de voz la delataría y menos delante de Pablo Roque. Ella volteó a verlo y lo encontró riendo.

—No le agradas. Me pregunto por qué será —dijo con tono burlón.

—Tú lo sabes igual que yo, no le simpatizo. —¿Crees que tu posición en esta casa es respetable? ¿Has pensado que recibes poca consideración porque te valoras en muy poco? ¿Qué mujer que se estima escogería estar con un hombre sólo por el placer de su cuerpo? Es degradante. ¿Acaso no puedes darte cuenta de que la codicia te ha cegado?.

Clara quedó confundida, triste y enojada. No, no estaba ciega y él no podía imaginarse cuan degradada se sentía.

—Señor Roque, usted se puede ir al infierno con sus halagos. Por mi parte, me iré al infierno por cualquier motivo que yo escoja. Usted no es el guardián de mi moralidad.

—No, gracias a Dios, pero tus padres lo fueron. Parece que no realizaron un buen trabajo.

El mencionar a sus padres, la aguijoneó de nuevo.

—¡Deja a mis padres fuera de esto!

—¿Aprobarían lo que estás haciendo, Clara?

—No voy a discutirlo.

—¿Qué imaginan ellos que su ovejita está haciendo? ¿Obras de caridad? —preguntó Pablo con sarcasmo.

—Muy interesante. Debo recordarlo sin duda —contestó la joven.

—¿Acaso nada de lo que digo te hace sentir avergonzada? —preguntó.

—¿Es lo que tratas de hacer? —se le revolvía el estómago al defender hipócritamente una situación que la asqueaba—. No pensé que fueras tan tonto como para creer que me afectaría.

—El conocerte ha sido una verdadera enseñanza. Será mejor que nos reunamos con los demás antes que piensen que los hemos abandonado. La puerta del desayunador estaba semicerrada; mientras ellos se acercaron, las voces destacaban.

—De todos modos —decía una mujer joven—, creo que fue amable al dejarnos usar la casa.

—Jenny, linda ¿dónde has estado toda tu vida? Dije que es su "papacito", no su padre. En recompensa por un poco de baile, esta rubia tonta puede entorpecer nuestra película.

Las palabras hicieron que Clara se detuviera afuera de la puerta. Atrás de ella, Pablo la abrió, al mismo tiempo que su voz baja la molestó.

—¿Y qué esperabas? ¿Qué te dieran la bienvenida con los brazos abiertas? La esposa de Dick iba a actuar el papel que tú tienes. Yo no buscaría ningún aliado en esa habitación.

Reinó un silencio mientras ellos entraban. Viendo cada uno de los cuatro rostros frente a ella, Clara supo que no encontraría ningún amigo. ¿Cómo podía culparlos? Las cosas no mejorarían, así que era necesario mantener la calma...



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En el texto hay: familia, romance, engaños.

Editado: 24.12.2025

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