La joven miró a Pablo en silencio mientras saludaba a sus estrellas. Era obvia su vieja amistad. Vio cómo su cara se transformó y su risa era tan bella como la recordaba al principio.
El hizo las presentaciones. Julia Marshall, una morena de la edad de Clara, iba a representar el papel de Ruth Maxwell, la hermana mayor. Jenny Ivers, sería Tania y era una adolescentr. Rolf Anderson, el novio del Ruth, sería representado por una estrella, Mike Warrender. Por último, estaba Dick Favell, esposo de la actriz que iba a representar el papel de Clara, sería el chofer, Jack Lloyd.
Dick buscaba pelea, cuando dijo brusco.
—¿Qué experiencia ha tenido en la actuación, señorita Moreira?
Pablo sorprendió a Clara cuando dijo autoritario.
—Clara admite no ser actriz, Dick, así que confío en ustedes para que le brinden toda la ayuda que les sea posible. Quizá nos sorprenda, eso espero.
Dick Favell se disgustó.
—¡Vamos Pablo! Sabes que no tenemos ninguna esperanza de hacer que esta película valga la pena.
—Supongo que así se sienten todos —Pablo recibió cuatro afirmaciones—. Entonces es tiempo de hablar; yo tampoco me alegro de este acuerdo. De todos modos, la situación está así; no habrá película sin esta casa, y no habrá casa sin Clara.
—¡Demonios!, hay otras locaciones, ¿qué tiene de especial esta casa?
Clara deseaba conocer la respuesta, tambien Pablo parecía estar viendo a Julia, Clara volteó y la miró sonriendo. Así que Julia también sabe algo, se dijo intrigada. ¿De qué se trataba?
—Esta casa es especial, Dick. Es el único lugar que daría algo único a la película —comentó Pablo tajante.
—Lo haces sonar muy misterioso, ¿cuál es el misterio? —Jenny sonrió.
—Si te lo dijera, perdería su sorpresa. Bien, si nadie se opone, empezaremos. No pretendo tardarme más tiempo del necesario. Leonardo ha sido generoso al prestarnos la casa, pero no sin una fecha límite. Así que tomen sus libretos, siéntense y empecemos.
Clara estaba sentada entre Julia y Jenny. La más joven le sonrió.
—Te sientes como de la realeza viviendo aquí, ¿o no?
—Algunas veces.
—Sugiero que empecemos a leer el libreto sin ninguna caracterización, sólo para darle una idea a Clara. Después ensayaremos una o dos escenas en detalle y así sabré lo que ella es capaz de hacer—dijo Pablo.
Clara se dio cuenta que era el centro de atención de todos. Descubrió que Pablo escribió el texto, y ahora lo veía con respeto. Todo el proyecto era muy importante para él. Insistió en usar una locación real a pesar de ser manipulado por Leonardo. Eso hablaba de algo más ¿qué era? ¿Una misión? Recordó que Leo la llamó así.
—Clara…
La joven se sobresaltó al oír su nombre y volteó a mirar a Pablo. El estaba pasando las hojas del libreto, rápido.
—Empieza en la página treinta y seis. Dale a la escena un poco de profundidad. Te ayudará a sentir el personaje de Velda.
Clara debió haber leído antes el manuscrito. En el cuarto renglón su estómago se revolvía y las uñas de sus manos se encajaron en las palmas para no mostrar sus sentimientos. Claro, que le daba una idea de cómo era Velda y Pablo escogió la escena con toda deliberación. La esposa hacía todo lo posible por seducir al novio de su hijastra. La mostraba como una mujer inmoral. Pablo pudo escoger otra escena pero esta señalaba lo que él pensaba de Clara.
Se sintió enferma pero siguió leyendo de manera automática. Pablo era la persona más baja, la criatura más horrible de la tierra. Unos minutos antes pensó no ser tan mala actriz como pudiera. Ahora, ella la vería a él primero en el infierno. —¿Sientes al personaje? —preguntó Pablo con fingida dulzura. Los demás no eran tontos como para no darse cuenta del antagonismo entre ellos y esperaron ansiosos su respuesta.
—Sí, creo que sí. Lo diré como tú: es una escena perfecta para integrar el reparto según son los personajes —eso provocó la risa de todos.
—Bien, eso es lo que pensé. Ahora iremos al principio y pondremos algo de emoción.
Hicieron la escena otra vez. Clara intentó. Se aseguró de que todos se dieran cuenta de que se esforzaba, pero de alguna manera la escena era oscura y sin vida. Era una obra maestra de actuación de la cual ella estaba orgullosa. El silencio de los demás le produjo el deseo de reír.
—Comparando, un pescado muerto sería más elocuente —Pablo ardía de furia—. Esta señora está casada con un hombre cuarenta años mayor que ella, sólo por su dinero. Su vida sexual no existe. Está frustrada. Su mirada se ha detenido en Rolf y ella lo desea. Nada la va a detener para conseguir lo que quiere. ¡Esto es seducción!, no el té de la tarde con una tía solterona.
Clara bajó la cabeza para esconder su expresión de triunfo. —Estoy tratando —ella insistió.
—Lo que estás acabando, Clara, es mi paciencia y puede terminarse. ¿Por qué no tratas de aprovechar tu experiencia personal? Imagina la vida con Leonardo y después imprímele algo de emoción.
—¡Pablo! —gritó Julia al unísono con el jadeo de furia de Clara.
—Si usted desea emoción, señor Roque ¡se la voy a dar! —la joven leyó dándole al personaje un aspecto de enojo. Después de un momento de sorpresa, los demás comenzaron a decir su parlamento o guardaron silencio.
—Eso sí que tenía algo de pasión pero no la adecuada —reconoció Pablo con ira contenida—. Debo insistir en que Leonardo se reúna con nosotros para cada ensayo; él realmente parece que te inspira —terminó insultante, antes de salir a la terraza.
—Bueno, eso sí que es una novedad —Dick afirmó seco—. Nunca he estado en una lectura preliminar como esta. Parece que la película será interesante después de todo. También se levantó y salió.
Una mano gentil y firme en su muñeca hizo brincar a Clara. Vio a Julia abriendo su mano y le depositó un pañuelo para que se limpiara la sangre que sus uñas al clavarse en sus palmas le habían sacado...