Red: Él

Capítulo 6.

Y darme cuenta de que

Mi padre llegó tarde del trabajo y me avisó que llevaría algo del restaurante que me gustaba.
—Supe que te perdiste una clase por ir a enfermería —comentó mi padre en la cena.
—Solo fue un poco más de media clase —alegué desinteresado mientras jugaba con la ensalada—. Llevé a una compañera porque se lastimó el tobillo.
—Lo sé, Allena Ramsey, yo firmé su justificante de salida.
El tono en que la mencionó me hizo creer que ella no le agradaba mucho y eso no me agradaba a mí, pero el ambiente ya estaba tenso siempre entre nosotros y no quería hacerlo más pesado así que lo dejé hablar sin interrumpirle más.
—Eliam. —Aclaró su garganta y dejó los cubiertos—. No quisiera que esto se tornara en un problema, pero debo decírtelo, no creo que debas frecuentar a esa chica.
¿Que no la frecuentara? ¿Cómo le explicaba a mi padre, el director, que me puso en el mismo grupo que a ella? En primer lugar, el que la conociera fue su culpa y en segundo, no tenía motivos para pedirme eso.
El rostro de ese hombre estaba rígido, pocas veces lo había visto así, por lo que debía suponer que estaba hablando muy, muy en serio respecto a alejarme de ella.
—Entiendo que sea tu amiga, pero has tenido suficientes problemas debido a ella y no quiero verme en la necesidad de tener que expulsar a alguno de los dos si el problema es grave —explicó sereno sirviéndose agua—. Además, ¿no sales con Melanie? No creo que sea bien visto que estés muy involucrado con otra jovencita si ya tienes una novia.
Aunque no quisiera darle la razón, estaba de acuerdo en eso último. Jude me retó al finalizar las clases, quería ponerme a prueba para fastidiarme y yo… yo no sé qué estaba pensando antes.
¿Arreglar las cosas con Allena? ¿Hacer las paces para qué? Yo no hice nada, fue ella la que me dejó sin explicaciones y yo tuve que avanzar. Melanie estaba ahí y me había apoyado mejor de lo que mi propio padre había hecho, no merecía que empezara a dudar por alguien que no valía la pena.
Allena se las arreglaría por su cuenta, ella siempre lo hacía, ¿no?
—Tienes razón —admití serio luego de discutir conmigo mismo mentalmente—. No volveré a acercarme a Allena Ramsey y evitaré los problemas.
Las cejas de mi padre se arquearon bastante y hasta pude oírlo pasar el agua por su garganta, parecía que quedó sin palabras, seguro no se lo esperó de mí «lógico, nunca espera nada de mí».
—Me alegra que lo hayas tomado bien —replicó desconfiado, seguro creía que iba a atacar—. Allena Ramsey es una chica un tanto… difícil, será mejor que te mantengas al margen con ella y de los problemas que ella pueda atraerte, recuerda el trato, uno más y te irás al internado militar.
Le asentí callado y seguí comiendo en silencio mientras él hablaba de su día en la escuela, pero en un punto dejé de oírlo y volví a pensar en ella como últimamente estaba haciendo.
«— ¿Mi licuado te causa ansiedad?
—No, el licuado no, tú —dije desviando la vista—. Creer que me evitas me hace estar pensando constantemente en la razón por la que lo haces y eso me causa ansiedad.»

Ahora iba a ser yo quien la evitara, que ironía.
— ¿Me escuchaste, Eliam?
— ¿Cómo? —Me olvidé que seguía cenando con mi papá.
Él suspiró cansado y supuse que como siempre, le quité los ánimos.
—La señorita Sweeney sugirió poner más interés en el departamento de artes de la escuela, cree que los jóvenes tienen mucho potencial que podría ser aprovechado si se les diera la oportunidad.
—Genial. —No me vi entusiasmado, no me importaba en realidad—. ¿Lo harás?
—La junta directiva de la escuela no está muy convencida, pero Sweeney es muy insistente cuando quiere y seguro no se rendirá hasta que le demos el sí —expresó con gracia, aunque me sorprendía porque él no solía gustarle ese tipo de actitud—. Quería saber tu opinión respecto a las clases de arte, si se va a invertir que sea en algo que sea productivo.
¿Mi opinión? ¡Pero ¿quién era este hombre?! Mi padre jamás se interesaba por mi opinión y mucho menos para asuntos importantes como inversiones.
Pero ya que lo dijo, las clases que llevábamos de artes hasta ese momento se trataban sobre pintura y no estaban tan mal, claro que yo no llamaría obras de artes a las cosas que entregamos para el proyecto final del parcial…
— ¿Qué se supone que es eso? —Preguntó con repulsión Zack al ver la pintura de Maurice.
— ¿Qué no es obvio? ¡Es arte!
Me contuve de reír, pero Zack se soltó una fuerte carcajada que resonó en todo el taller de artes. El resto se nos quedó viendo y entonces Alya le echó un vistazo a la pintura de Zack.
—El elefante riéndose de orejas sin verse primero las suyas —se burló y enseñó al salón lo que hizo Zack.
— ¿Qué es eso? ¿Un pie con hongos? —Preguntó Emily.
— ¡Es abstracto!

Terminé mi agua del vaso y decidí hablar.
—Quizá la señorita Sweeney tenga razón y haya artistas perdidos.
— ¿Ah, en serio? ¿Cómo quienes? —Se interesó de verdad por algo de lo que opiné.
—Son varias personas, quizá en otros grupos también haya.
No mentí, de verdad creía que había quienes tenían mucho talento y merecían una oportunidad para brillar.
La exposición de las pinturas en la explanada se estaba dando y no había muchos interesados que quisieran darles un vistazo. Me pasé por los cuadros sin mucho interés, buscando alguno que se viera cómico como el de Maurice, pero muchos eran raros y era de esperarse, el arte era abstracto y subjetivo.
— ¿Cuál es el tuyo? —Melanie se apareció atrás mío y me hizo dar un brinco.
—El más horrible —bromeé y ella se rio—. El de allá, junto al del árbol.
— ¡Qué increíble está!
Me sorprendió que le gustara tanto un simple cuadro de una fresa, pero luego me di cuenta que no era el mío al que veía, sino al de una chica de espaldas en un campo de rosas con una tormenta y al parecer un fuerte viento.
—Vaya, es verdad —murmuré absorto en la pintura al verla de cerca—, es increíble.




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