Red: Él

Capítulo 9.

Que nunca te enteraras

— ¿Qué es lo que ocurre con esa chica Allena? —Me miró serio—. ¿No estarás…?

¿Insinuaba que engañaba a Melanie?

— ¡Carajo, no! ¿Me crees tan patán? Cielos, Marcus.

El chico se carcajeó y cubrió su frente para calmar su risa, luego resopló y me vio serio de nuevo. Se inclinó hacia mí en la mesa de cafetería y bajó la voz.

—Jude está metiéndole ideas a Melanie, esa chica no es buena, amigo —advirtió inquieto y le dio un mordisco a su sándwich—. ¿Recuerdas a Lizzy? Estoy algo así como saliendo con ella y me preguntó sobre ti porque se lleva con Jude y Melanie.

Sabía que Jude podía ser… problemática, pero eso era cruzar límites.

—No sé qué le dice exactamente, pero pienso que sería bueno que le dijeras toda la verdad sobre lo que ocurrió con esa chica y así no se hará más ideas locas con ayuda de Jude.

Mi charla con Marcus no dejaba de rondarme por la mente, no puse atención a la clase siguiente del almuerzo por pensar en ella y en como mis dilemas solo se incrementaban conforme más quería evitar tener.

La señorita Sweeney entró con una carpeta verde y podría jurar que era la de solicitudes que vi en su cubículo en la mañana, por lo que solo significaría una cosa.

—Allena, me alegra mucho que hayas decidido inscribirte al concurso —mencionó a toda la clase.

Me hice pequeño en mi asiento que bendito el universo, estaba lejos del de Allena, quien tenía a Emily preguntándole con insistencia sin que ella supiera como responderle. No la culpaba, no tenía nada que responder para una situación que ella no originó y que seguro… ¡Me vio!

Esa mirada, Dios, esa mirada.

Me descubrió y me va a matar, será mi fin… ¿será mi fin? ¡Todavía soy virgen!

—Chicos, ¿ya votaron por el género de la obra de teatro?

Evadí los ojos asesinos de Allena y traté de mantener la calma.

Sweeney anotó los géneros propuestos que se repetían entre los grupos a los que les daba clase, luego nos hizo votar por los géneros finales, de ese modo la obra sería un drama trágico de romance y misterio de época. ¿Raro? Era probable.

—Trabajaremos en conjunto con los demás grupos para que sea una obra digna de ovaciones —dijo muy firme, pero con mucha ilusión—. ¿Voluntarios para escribir la obra?

Algunos cuantos se acercaron con ella y luego anotó sus nombres en una lista que seguro tendría otros datos más, escribió algo en la parte superior y separó la hoja del resto.

—Necesitaré equipo para el vestuario y maquillaje, para la utilería, para la escenografía, para iluminación, efecto y sonido, y por supuesto actores —vaciló entre uno y otro en lo que hacía memoria y anotaba en distintas hojas—. El equipo de guionistas trabajará primero y tras tener el guion oficial, podrán unirse al equipo que quieran.

Sweeney de verdad quería que este proyecto fuera un gran éxito, pues si no era así no solo haría perder dinero a la escuela sino que también perdería su credibilidad.

—Reúnanse en equipos para continuar con el trabajo de la clase pasada.

Mientras todos nos acomodábamos para la actividad, Allena fue al escritorio de la señorita Sweeney y por sus gestos parecía tratar de convencerla de que debía haber un error respecto al concurso, pero luego vio la solicitud con su nombre y datos, la vi leer con el ceño arrugado y seguro maldecía en su mente.

— ¿Y esa cara? Pareces constipado —me dijo Dorian un tanto serio, él no solía tener el humor de Zack y Maurice—. Ah, ¿mirando a Allena? Creí que lo de ustedes no…

— ¿Qué? No, no es eso, nada de eso, entre Allena y yo no pasa nada de eso.

—Hey, calma, no quise insinuar nada.

Por los nervios fui algo rudo, pero ya no me echaría para atrás habiendo dicho eso.

—Me sorprendió que Allena entrara al concurso, no es muy participativa y es muy poco entusiasta con algunas cosas —comentó ladeando su cabeza constantemente—, pero este semestre actúa distinto, creo que lo está intentando.

— ¿El qué? —Fruncí me frente y volteé a verlo a los ojos.

—El volver a ser la de antes, a recuperar esa versión de ella que dejó perder.

Ya antes había oído algunos comentarios como esos sobre Allena, nunca entendí bien lo que querían decir y tampoco me interesé mucho en hacerlo, pero en ese momento de verdad sentí curiosidad por saber cómo era.

—Ya antes escuché algo similar, ¿era muy diferente a ahora?

— ¿Diferente? ¡Era otra persona! —Dramatizó en broma—. Allena era…

¿De verdad me hablaba de la misma Allena que conocía?

El timbre sonó, no me di cuenta de lo rápido que pasó el tiempo y todo por prestar atención a Dorian que me hablaba y contaba sobre cómo era ser amigo de la ahora misteriosa Allena Ramsey.

Me preguntaba por la razón de su cambio.

El profesor Jenks llegó puntual para su clase de filosofía y como siempre, hacía lo mismo cuando entraba: saludar a la señorita Sweeney «de quien creíamos estaba enamorado secretamente», poner su maletín de cuero marrón en el escritorio y sacar su libro de filosofía para ponerlo junto a un libro ajeno al tema, este siempre cambiaba cada semana o dos si estaba muy grueso.

—Es proyecto final del parcial y saben lo que significa, trabajar en parejas —avisó de golpe mientras escribía con un plumón sin mucha tinta—. No se entusiasmen tanto.

Nadie se emocionaba con sus proyectos, no porque se tuviera que estudiar y trabajar mucho, sino porque él era quien asignaba las parejas y trabajar con alguien con quien no conversas mucho o peor aún nada, hacía las cosas muy incómodas.

Sacó una hoja con nuestros nombres para pasar asistencia y de ese modo iría armando las parejas al azar mientras subrayaba con marcador verde.

— ¿Vasco Alysson? —Preguntó sin alzar la vista, pero nadie habló, aunque era porque no había nadie con ese nombre—. ¿Vasco Alysson está?




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