Red: Él

Capítulo 13.

Olvidarla fue como intentar conocer

Seguramente ya eran como las seis y media cuando empezó a amanecer y la biblioteca comenzaba a iluminarse. Desperté en el piso con mi mochila como almohada «una no muy cómoda, por cierto» y sobre mi pecho estaba una cabellera que resaltaba su color cobrizo por el sol, Allena dormía sobre mi pecho y parecía que yo la tenía abrazada, pero no recordaba como llegamos a eso luego de quedarnos hablando toda la noche.

— ¿Ya amaneció? —Murmuró entre quejidos.

—Buenos días —saludé nervioso esperando que no se apartara tan pronto—. Parece que ambos nos quedamos dormidos.

— ¿Qué hora es?

Se levantó alarmada. La quedé mirando sin poder articular alguna respuesta, me pareció deslumbrante verla desarreglada y su cabello desalineado.

—Eliam, la hora —demandó a secas—. Mi celular está muerto, ¿lo olvidas?

—Ah, sí, lo siento. —Sacudí la cabeza y encendí mi celular—. Van a ser las siete.

—Hay que alistarnos, seguro abrirán pronto.

Se levantó con prisa y se arregló el uniforme, se hizo una coleta alta sin esforzarse tanto y yo solo podía pensar en lo increíblemente perfecta que era. En cuanto volví a la realidad, hice lo mismo y fui detrás suyo.

—Solo para aclarar —insinué jocoso—, ¿yo gané la apuesta?

—Nos dormimos al mismo tiempo, no cuenta.

— ¿Audicionaremos juntos? —Me reí y vi su rostro inexpresivo así que me enserié—. ¿Lo haremos?

— ¿Eliam Montgomery no cumple sus apuestas?

Sonrió de lado y se dio vuelta rumbo a la puerta.

Nos escondimos del bibliotecario y cuando se distrajo salimos corriendo hacia afuera del sitio, después de ese susto no querría volver a pisar una biblioteca jamás, al menos no por voluntad propia.

Ya iba a huir lejos de Allena, quizá mi presencia la había molestado mucho para una sola noche y no quería abrumarla con explicaciones extrañas, pero ella me llamó.

—Quizá la novia de tu papá no sea una mala persona… —mencionó sin verme a los ojos—. Tal vez si te dieras la oportunidad de conocerla, podrías entender por qué tu papá se ve feliz con ella.

—La chica que no confía en nadie me está diciendo que confíe en alguien nuevo, ¿no es raro eso?

—Vaya que sí, pero… —Se encogió de hombros y mordió sus labios en una mueca—. Yo confié en ti y me tiraste un batido, ¿o no?

Solté una risa hueca y ella se sonrió abiertamente, se pasó un mechón caído de su coleta hacia atrás de su oreja y se alejó despacio.

Tal vez Allena tenía razón, la verdad era que no conocía a Blanca y la única vez que entablé una conversación real fue por menos de media hora en su auto y no creí que fuera una bruja. Sin embargo, algo en mí todavía no se sentía listo para eso.

— ¡Hey! —Una voz masculina me hizo voltear—. ¿Dónde estuviste anoche? Tu padre llamó a mi casa, dije que estabas conmigo y no te vi en la entrada, ¿qué ocurrió?

—Hola, Marcus. —Choqué los cinco con él y evité verlo mucho a los ojos—. Tengo un proyecto y quería avanzar con mi compañera.

—Ah… cierto, con “esa” compañera —expresó disgustado—. Te quedaste con ella ayer y no volviste a tu casa… ¿estuviste con ella anoche?

—Perdimos la noción del tiempo y… —Me rasqué la nuca—. ¿Has visto la biblioteca de noche? Es tétrica —intenté bromear.

Marcus me veía serio, casi tieso, por un momento pensé que se hizo estatua hasta que se rascó la punta de la nariz y resopló.

—Eliam, sé honesto… ¿superaste tus sentimientos por Allena Ramsey?

No quería que alguien lo preguntara directamente porque entonces no podría seguir negándolo, pero supuse que era la señal “divina” que necesitaba para darme cuenta de lo que tenía que hacer si quería empezar a cambiar mi vida: tomar con fuerza la cuerda o soltarla definitivamente.

— ¿Quieres una respuesta honesta? Bien, aquí va. —Respiré hondo—. No.

Marcus abrió más sus ojos y su cabeza se fue un poco para atrás.

—Creí que sí, lo juro, pero después de todo este tiempo… La verdad era que me estaba engañando a mí mismo —admití con culpa y remordimiento, sentía vergüenza de que me viera—. Sé lo que piensas ahora, yo también lo pienso.

— ¿Ah sí? —Me miró molesto—. Mira, Eliam, no voy a ser quien te juzgue, ni quien te diga que hacer, pero debiste pensar mejor las cosas antes de iniciar una relación con Melanie o con cualquier otra chica.

— ¡Ya sé! ¿No crees que me siento un patán? Las cosas con Melanie se dieron sin aviso, solo era una chica en una ciudad desconocida y sin amigos, no creí que hacerme su amigo me llevaría tan lejos —alegué fuerte, pero bajando el tono cada tanto—. Merezco que me odie después de lo que haré hoy.

— ¿Va a romper con Melanie solo porque te diste cuenta de que no superaste a alguien con quien apenas tuviste media cita? —Me miró indignado y negó con su cabeza—. ¡Media cita, Eliam! Te das cuenta de que eso suena ridículo y patético, ¿no?

A simple vista, lo era, era realmente absurdo y patético. Melanie era una chica asombrosa que merecía que alguien la amara de verdad y de la misma forma en que ella lo hacía, pero yo no era esa persona y yo amaba a alguien más. ¿Lo hacía?

¿Cómo podría saber si lo que sentía por Allena era amor si no iba por ella?

—No importa como suena, lo haré porque es lo correcto y debí hacerlo hace mucho.

Tampoco importaba si los sentimientos de Allena no me correspondían, yo solo quería que ella supiera que los míos por ella estaban intactos y hasta más fuertes, que mi corazón latía con fuerza solo por ella y que la única chica que me dejaba sin aliento siempre había sido ella.

—No seas tonto, Eliam, Allena Ramsey no es para ti.

Esa mirada. ¿Por qué Marcus tenía de pronto esa mirada? Él no podría saber si Allena era para mí, ¿qué lo haría pensar que sí?

— ¿Y para quién sí? —Enfaticé molesto, su actitud ya estaba resultándome incómoda—. Marcus, ¿está pasando algo que yo no sepa?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.