Red: Ella

Capítulo 4.

Más rápido que el viento

Nunca nadie dijo que las relaciones eran sencillas, y quien haya dicho lo contrario, no sabe nada.

—Ya casi cumplen un mes, que lindo —comentó Arely.

—Y creer que hace un mes, eras una perra —mencionó Alya con una sonrisita burlona.

No sonreí mucho, no estaba de ánimos, asi que solo fruncí los labios.

Las chicas se fueron solo me quedé con Emily, que se notaba preocupada.

—Te pasa algo lo sé ¿es sobre Ian? No luces feliz por cumplir un mes —frunció el ceño y se rio.

—En realidad no —suspiré—, hay algo extraño pasando —le dije en voz baja.

Había recibido unos mensajes diciendo que debía tener cuidado con Ian, primero pensé que era algo estúpido, pero últimamente no he hablado mucho con él.

—¿Ya lo hablaste con él? —preguntó Emily acercándose más a mí.

—No, ayer no lo vi en el descanso dijo que tenía algo pendiente de biología —fruncí los labios y alcé las cejas.

—Deberías hacerlo, sea lo que sea —sonrió para confortarme y luego se fue.

Me acomodé más en la silla y solo suspiré, nuevamente me perdí en mis pensamientos hasta que algo me interrumpió.

Un nuevo mensaje anónimo llegando a mi celular. Lo abrí.

“¿Enserio crees que tu novio es un encanto? Ve al taller de carpintería —B”

Nadie en su sano juicio, firma un mensaje que se supone es anónimo, en especial si es uno de estos.

La duda me ponía nerviosa así que bajé, pero no al taller sino al baño que se encontraba justo enfrente.

Mientras estuve ahí, recordé que hace tiempo había una chica cuyo nombre empezaba con B, y coqueteaba con Ian, sin embargo…él siempre dijo que no había nada.

Sonó mi celular.

¡Siempre interrumpiendo mis pensamientos!

“No me corresponde a mi decirlo, pero su computadora estaba abierta y bueno… ”

¿Por qué traería su computadora a la escuela? Es absurdo.

Salí del baño cuando vi a Allison con un chico señalándome.

El chico moreno se me acercó.

—¿Allena, cierto? —preguntó él casi seguro.

Asentí.

—Toma —me entregó una laptop azul rey— ¿podrías dársela a su dueño?

Lo miré confundida.

—Me dijeron que tú eres su novia, y que te la diera a ti para entregársela.

No dije nada solo fruncí los labios luego el chico se fue sin decir otra palabra.

Volteé al taller, y no lo vi ahí así que mientras pensaba que hacer terminé caminando hacia la cafetería.

Lo vi, estaba con unos amigos en unas mesas, estaba por voltear asi que caminé rápido hacía unos baños que se encontraban ahí.

Estaban cerrados asi que empujé con fuerza y entre rápido.

Caminé dando vueltas mientras mordía mis labios pensando en que hacer ahora.

Abrí la laptop, estaba abierta su cuenta en Facetagram en una conversacion con una chica, Ariadna.

Tenían conversaciones desde hace mucho tiempo, incluso antes de regresar.

“—Hay que vernos hoy, ¿puedes?”

“—Sí, ¿pero ¿qué dirá tu novia?”

“—Le diré que tengo algo de biología pendiente o algo asi.”

—Esto fue ayer, a él también le gusta —dije en voz alta, no había nadie más que oyera.

Seguí leyendo más arriba en la conversación.

“—En verdad me gustas.”

“—Pero tienes novia Ian:(”

“—Sí, pero tú eres mucho más linda que ella.”

—Oh cielos —mi voz se empezaba a oír rota— ¿Se mandaron fotos? —sabía que sería una mala idea seguir viendo, pero lo hice.

Vi un par de fotos, por supuesto que la chica era muy linda.

Cerré la laptop un poco, quería detenerme, pero para este entonces…unas lágrimas ya corrían por mis mejillas.

Volvi a abrirla y seguí viendo.

—Soy muy estúpida —finalmente cerré la laptop.

Me limpié un poco los ojos, pero era inútil ocultar lo llorosos que estaban.

Mi celular sonó, era Adrien.

“Allena debes venir, ocurrió algo con el proyecto.”

Salí rápido de los baños para ir hacia mi salón.

Escuché unos murmullos.

—Hey, aquí estas —Ian se acercó a mí.

Ya no estaba triste por el contrario estaba muy molesta.

—Toma, esto es tuyo —le empujé su laptop al pecho con fuerza.

Se veía confundido.

—¿te sucede algo? —preguntó inocentemente.

—Leí los mensajes —dije molesta—, fuiste muy cruel —no pude evitar que mi voz se rompiera.

El seguía sin entender asi que solo me di la vuelta y me fui.

—¡Allena! —venia atrás mío y me detuvo.

—¡Aléjate! —Le grité molesta—, te odio —mi voz ya no se oía rota, pero en el fondo lo estaba.

El ya no me siguió y yo no me detuve.

Ojalá fuera viernes al menos no tendría que verlo por el fin de semana, pero para mí desgracia aún era jueves.

Al día siguiente no me sentía con ánimos de ir a la escuela, pero no tenía de otra.

—Allena date prisa, llegarás tarde —dijo mi madre desde la cocina.

Me hice un par de trenzas sin mucho esfuerzo, estaba fresco así que me puse una chamarra de mezclilla que para variar combinaba bien con la camisa y los jeans.

—Me enteré que estás saliendo con un muchacho ¿Cuándo me lo ibas a contar? —estaba muy sonriente.

—Salía —dije a secas.

—¿de qué hablas? —me preguntó confundida.

—¿no recibiste el memo? Terminamos —respondí de mala gana mientras cerré la puerta del refrigerador.

—¿Por qué? —estaba muy sorprendida.

—Era un idiota —dije sin más mientras tomé mi mochila y salí.

Llegué a la escuela, caminé por el pasillo del edifico A, estaba muy lleno del otro lado. Hoy entraba a las 8:30, pero otros grupos tenían clases desde las 7.

A lo lejos vi a Emily, quizás somos muy diferentes en cuanto personalidad, pero por alguna razón nos llevamos bien.




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