Red: Ella

Capítulo 5.

Apasionado como el pecado

Ha sido un fin de semana agotado, además no sabía lo dificil que sería quitar una mancha de chocolate del uniforme.

¡Idiota! Eso era el tipo con el que choqué, además de no ver por dónde va tampoco tenía modales, ni siquiera una disculpa me dio…solo espero no topármelo en la escuela, no usaba uniforme así que imagino que no asiste, quizás sea hijo de algún maestro o algo así.

—Buenos días linda —me saludó mi mamá con un pedazo de pan tostado en su boca.

— ¿Por qué estás tan apurada? —Además de arreglada, seguro debe ser por un trabajo.

—Tengo una entrevista de trabajo a las 8.

Bingo.

—Buena suerte —espero que en verdad lo logre, ha estado buscando empleo desde hace un mes.

Me dio un beso en la frente y se fue rápido para alcanzar el autobús, mientras que yo me quedé un rato más ya que hoy entraba a las 7:50 y aún faltaban treinta minutos, así que podía ir con calma.

Ian había estado enviando mensajes para explicar lo que pasó, pero después de diez mensajes se volvió irritante así que lo bloqueé, quizás al rato lo desbloqueé, aunque no pienso oír sus explicaciones baratas, sé lo que vi.

Llegué a la escuela justo a tiempo, aún faltaban cinco minutos para que sonara el timbre para la segunda hora, o la primera para mi grupo. Estaba en el salón charlando con otros, o más bien dicho, oyendo lo que ellos decían.

Estaba un poco recargada sobre la orilla del escritorio escuchando tonterías de algunos de mi salón hasta que mi vista se fue a la puerta…él, el idiota del batido, no pude evitar fruncir el ceño y fue claro que él se dio cuenta de lo mucho que me desagradaba verlo aquí.

En su apiñonada cara se veía que disfrutaba arruinarme mi día, pero aun así no dijo nada y entró relajado con el viento moviendo los mechones de su cabello dorado.

Que curioso, cuando me chocó no había notado que era rubio y de ojos pardos.

—Hey ¿Qué tal? —Lo saludó Dorian con su buena actitud de siempre— Eres nuevo ¿Cierto?

Yo me quedé alejada del grupo que lo rodeó, era como una especie de carnada y estos tontos los depredadores que han pasado días sin comer, era probable que las chicas estarían más tarde hablando sobre él.

¡Gracias al cielo! No había estado tan feliz de oír el timbre, excepto cuando marca que terminó la última hora.

—Hola —dijo una voz atrás de mi—, siento mucho lo del otro día.

Ah ya, el idiota del batido.

—Solo fíjate de no tirarle el batido a otro, y si lo haces que no sea a mi —entrecerré un poco los ojos mostrándome amenazante.

—Claro… —se sonrió jocoso.

¿Qué pretendía con esa sonrisa? Seguro es un psicópata.

—No oí tu nombre —volvió a hablar con esa sonrisa.

—No te lo dije —respondí a la defensiva.

—Soy Eliam —estiró su mano esperando que la estrechara.

¿Debería hacerlo? Supongo que sí, es decir, no soy una maleducada.

—Allena —estreché su mano y él apretó.

Por alguna razón, sentí un extraño choque…¿Eléctrico? Algo hizo erizar mi piel llevando un cosquilleó por todo mi cuerpo, y eso no me gustó así que solté su mano enseguida.

—Mantente alejado de mi si traes un batido ¿Quieres? —Más que decirlo en broma fue como una orden.

— ¿Significa que si no lo traigo podré acercarme a ti? —Pude oír el tono de burla salir de su boca así que solo reviré los ojos y caminé a mi asiento.

El único asiento disponible en el aula se encontraba en la otra esquina de esta, que fortuna la mía.

Por la ventana pude ver a Ian con algunos amigos, verlo me ponía triste, pero recordar lo que hizo solo me hacía traer el enojo de vuelta.

¡Carajo! Me vio, seguro creerá que lo estaba espiando…cosa que en realidad si estaba haciendo, pero no a propósito.

—Señorita Ramsey —oí mi apellido, pero no logré ubicar de dónde venía.

Un golpe en la espalda me trajo a mi realidad.

—Señorita Ramsey… —La maestra de literatura era quien hablaba— Salga por favor.

— ¿Qué? Pero…

—Sin peros —estaba molesta, ¿y cómo no? Si siempre ignoro sus clases—, la quiero afuera del salón, si tanto quiere salir…adelante.

—Lo siento, señorita Torres.

Me lleva el demonio, Ian sigue afuera…además ese chico rubio estaba irritándome con su sola presencia.

Durante el almuerzo me quedé en el salón sin muchos ánimos de bajar a la cafetería.

— ¿Siempre tienes problemas con los maestros? —Esa voz irritante irrumpiendo mis pensamientos.

— ¿Siempre tienes que ser tan irritante? —Alegué de mala gana.

El chico empezó a reírse ¿Acaso era de mí?

—Que linda eres —expresó con sarcasmo—, ya veo porque pasas el almuerzo con nadie.

Apreté los dientes porque si me causó cierto sentimiento eso último.

— ¿Se te perdió algo o por qué estás aquí?

—Linda…pero ruda —soltó con una mirada jocosa—, me agrada —oí que susurró cuando desvié mi mirada.

Eliam… ¿Qué clase de nombre es ese? Oh ya sé, el nombre del chico más irritante que haya conocido jamás.

 

 

 

IG: @srita._desconocida




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