Red: Ella

Capítulo 23.

Estaba justo enfrente de ti

—Me gustas Allena, me gustas muchísimo…siempre lo has hecho ¿acaso no era obvio? —Se sonrió jocoso.

Arrugué mi frente sonriéndole, mientras él tomaba mi mano para después robarme un beso más apasionado que el primero que nos dimos.

Si tan solo así hubiese terminado todo, pero la verdad es que eso nunca pasó y era probable que ya jamás pasará, porque eso es todo lo que pudimos ser y que al final no seremos.

—Me besaste —dijo inexpresivo.

—Si…creo que eso hice —miré al piso de reojo—, y…fue un error, lo siento.

— ¿Qué? No, no lo sientas porque no lo sentí así… ¿tú si? —Hablaba pausado— Por eso te fuiste de prisa ¿no?

Quería decir muchas cosas, pero ninguna salía de mis labios, por el miedo de no ser las correctas o por no ser correspondidas, no iba a permitir que me lastimaran otra vez.

— ¿Por qué no dices nada? —Me miró afligido.

La lluvia volvió a caer y ambos volteamos a verla mientras el aire revolvía nuestros cabellos.

— ¿Sabes por qué te llamé señorita americana? —Preguntó y pude sentir su mirada en mí.

—No ¿por qué?

Vi una sonrisa jocosa en su rostro pecoso y…hoyuelos, Eliam tenía hoyuelos.

—Ellas son…alegres, espontaneas, divertidas y extrovertidas, son coloridas —contó y suspiró—, tú no…

¿Acaso debo tomarlo como un cumplido? Porque en palabras simples creo que acaba de insultarme.

—Y me gustas por eso —añadió para terminar.

Había llevado mis ojos a la lluvia mientras enumeraba todo lo que no soy, pero al oírlo terminar de hablar volteé rápido, lo vi fijo entreabriendo mi boca queriendo respirar por ella.

— ¿Podrías decir que yo también te gusto? Así acabamos con esto que me está matando de ansiedad —pidió en broma—, y no te atrevas a decir que no es así porque si no es por eso que me besaste entonces no sé qué pudo haber sido.

— ¿Por qué? —Fue lo único que pude decir sin titubear.

—Descúbrelo tú misma —dijo ansioso.

Caminó más hacia mi con rapidez y me tomó de las mejillas con sus manos para besarme profundamente. Al finalizar ese largo beso separó sus labios lentamente de los mío y me miró a los ojos, pero lo único que podía pensar era en lo rápido que me latía el corazón.

—Las entradas del concierto… ¿Por qué se las diste a Emily?

—Quería ir contigo —confesó en mis labios—, pero no podía hacerlo si aún sentías algo por este collar…

¿Se refería al collar que me dio Ian? No entiendo que tiene que ver en esto.

— ¿El collar? —Fruncí breve mi ceño.

—Ian O’Donnell…es su nombre ¿no? —Empezó a bajar sus manos de mi rostro— ¿Aún sientes algo por él? ¿Aunque sea lo más mínimo?

En ese momento me di cuenta de que nunca había besado a Ian ni a nadie, y había una razón de eso…jamás me sentí segura de mis sentimientos, no quería exponerlos y aun así mi primer beso había sido para Eliam.

—No —dije entre dientes a la vez que negaba con la cabeza.

Vi una expresión de alivio en él, pero se desvaneció pronto.

— ¿Y por mí, Allena?

Quería responder, pero no sabía qué exactamente y tenía miedo de arruinarlo yo esta vez.

—No digas nada —ordenó enseguida—, hagamos algo…tengamos esa cita, hoy.

Lo vi emocionado y su emoción me contagió que sin querer sonreí como él.

— ¿Podemos ir al cine si te parece? ¿O a cenar? ¿La feria de verano?

—Aún no llega la feria… —me reí.

—Entonces ya sé que haremos cuando llegué —habló pícaro.

En la tarde como sugirió Eliam fuimos al cine, y después iríamos a cenar, pero algo pasó y la cena nunca llegó. La pelicula que vimos había sido de suspenso y estaba subtitulada, al salir debatimos sobre sus acentos ingleses mientras caminábamos hacia alguno de los restaurantes en la plaza.

— ¿Comida china? ¿Pizza? ¿O prefieres tacos? —Extendió sus brazos expandiendo mis opciones.

—Sorpréndeme chico de Londres —arqueé mi ceja y me sonreí picara.

Se rio y luego yo entré a los baños.

Estaba nerviosa, durante la pelicula no teníamos que hablar ni hacer contacto visual pero ahora era diferente…iba a tenerlo de frente viéndome así que debía verme lo mejor presentable posible. Me arreglé un poco el cabello y recordé algunas palabras de mi madre que me decía poco después de que papá se fue.

“ ¿Por qué ya no te recoges el cabello? Siempre lo traes tapando tu cara, no debes hacerlo porque eres preciosa.”

Siempre odiaba que las frases de mamá vinieran a mi mente en momentos inoportunos, pero creo que esta vez no estaba mal…

Caminé fuera de los baños por el pasillo hacia la plaza con las manos nerviosas y entonces lo vi. Una chica rubia de cabello largo ondulado estaba hablando con Eliam como si conocieran, quizás era una amiga.

¿Entonces por qué parecía que le estaba coqueteando?

No me gustaba como me estaba sintiendo, era frustrante, además no podía decir nada…porque en realidad no éramos nada.

Ella si estaba coqueteando, conocía esa actitud, pero él…¿Por qué no la evitaba?

Porque un chico atractivo que está rodeado de chicas no iba a quedarse solo con una, tonta.

—Claro que no —susurré para mi al verlo intercambiar sus números.

Quité el broche de mi media cola que recogía los mechones de enfrente y cuando pasó un grupo de personas frente a mi no dudé para caminar con ellas en sentido contrario de Eliam, cuando ya estaba a una cierta distancia lo vi aún sentada en una mesa de la plaza esperando a que saliera del baño…estaba tan ocupado con la rubia que ni notó que ya me había ido.

Respiré hondo, miré a los lados y hacia arriba evitando poner mis ojos llorosos, apreté mis dientes, me llevé un mechón de cabello atrás de mi oreja y me fui de la plaza.

No volví a hablar con Eliam después de aquel día.

 




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