Red Hood

Capítulo 24

Siempre feliz
Liz
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El silencio en la casa me indicaba que tanto mi mamá como Scott no estaban. No despegaba la mirada de la ventana de mi habitación dónde estaba la escalera, solo tenía que subir tomar mis navajas y volver a bajar sin que se me suba la falda o se me rompa la media de red. Tomando con ambas manos los costados de la escalera de metal fría subí un escalón tomando impulso para continuar el ascenso. Esto me trae tantos dolorosos y alegres recuerdos.

– Lizy baja te caerás y mamá nos castigará – susurró Lara con un timbre de miedo en su voz desde mi ventana.

– acompáñame Ricitos si me caigo tu estarás a mi lado hermanita – susurre en voz alta mirando los ojos verdes de mi gemela. Somos iguales físicamente genéticamente idénticas, pero tan distintas en personalidad como el día y la noche. – podrás espiar a Alec – hablé en forma cantarina saltando cayendo al suelo.

– dejen dormir escandalosas – desde el suelo observo la ventana de la habitación de Scott. Mi hermano mayor el cual se la pasa encerrado en la casa desde que Abigail Flores lo dejó. Esta noche esa maldita pagara por romperle el corazón a mi hermano, nadie se mete con los Parker.

Rouge porque la ventana estuviera abierta mi mamá siempre abre las ventanas para que el aire circule por la casa y que las energías positivas entren mientras que las negativas se vallan. Con mis manos empujó la ventana, pero esta se atasca como siempre, vuelvo a empujar la ventana hasta que logró abrirla, pero el impulso hace que la escalera se mueva amenazando con caer. Me aferró al marco de la ventana cerrando mis ojos con fuerza y todo se deja de mover. Sin abrir mis ojos olfateo el ambiente sorprendiéndome que no lo haya detectado antes, el aroma de Cold llena mis sentidos. Abriendo mis ojos mire el final de las escaleras encontrándome al castaño mirando hacia arriba saludando con una mano. Rodé los ojos conteniendo una sonrisa que se me borro al momento de recordar que llevo falda.

– Cold deja de mirarme llevo falda.... pervertido – gritó entrando sin cuidado a mi habitación para que el chico al final de las escaleras no viera mis bragas.

Dentro de mi habitación todo estaba tal cual lo había dejado la última vez que estuve aquí como un chiquero. Jamás fui la más ordenada cuando se trata de guardar mi ropa o con los papeles de estudios. Gateando por el suelo mientras mi cara comenzaba a arder como si me estuviera quemando.

Sin dudas Cold es un pervertido.

Busqué debajo de mi cama la caja negra que en nuestro cumpleaños número dieciséis Lara me regalo. Ese día mi regalo para mi gemela fue un collar de plata con una piedra de rubí con forma de corazón. Soltando un suspiro abrí la caja negra sacando una de las dagas la favorita de Lara. Prometí jamás usarla a menos que sea estrictamente necesario y creo que ahora llegó el momento. Guarde la caja de nuevo bajo la cama y fui hacia la ventana, ya no quiero que esto me siga doliendo.

Arrojó primero la navaja lejos de Cold y en un punto dónde pueda ver la cuando baje. Sentándome en el marco de la puerta miro hacia abajo dónde el castaño de ojos color chocolate me observa nervioso.

– Cold atrápame – gritó gesticulando con mis manos que se posicione debajo de la ventana. Me arrojó al vacío dónde soy atrapada por el castaño pervertido que nunca deja de sonreír.

🏹🏹🏹

Los ojos de Cold se movían de un lado a otro curioseando por el pueblo mientras seguíamos a la parejita que me causó tanto dolor. Ellos se pierden en una esquina de regreso al auto de Demian. Quiero seguirlos, pero me detengo cuando recuerdo que no vengo sola, tomando la mano de Cold hago que corra a la par de mí. Frenó en cuanto veo que el auto ya se alejó demasiado, sacando mi celular envió un mensaje a mi tío para avisarle que la cazadora y el lobo se movieron. No recibí respuesta alguna por lo que guardé el celular y giré viendo a mí acompañante con su ya tan habitual sonrisa que ya comienza a desesperarme.

– ¿por qué estás tan feliz? los perdimos ahora mi tío estará de malas – hable cursándome de brazos y la capucha que cubría mi rostro bajó más impidiéndome ver el rostro de Cold. Rodando los ojos me quite la capucha dejando a la vista mi cabello pelirrojo y mis intensos ojos verdes al sol. Cosa que no duró mucho porque una libreta que ya me resultaba muy familiar apareció delante de mis ojos.

Mis padres no me dejaban salir mucho de casa por mi discapacidad tenían miedo de que los demás supieran de mi condición y se burlaran de mí. Estoy feliz de que al menos tú no te avergüenza estar conmigo en público.

– jamás me avergonzaría de estar contigo Cold yo sé que se siente que todos te vean como un bicho raro – tomándolo de su muñeca comencé a caminar en busca de un lugar tranquilo pero agradable. – ¿Cold te gustan los batidos con temáticas de cine? – pregunté viendo un local de batidos dónde siempre veníamos con Lara por los estupendos batidos que preparaba el lugar con temáticas de cine, literatura y arte.




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