Secuestro
Carter
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Cerré la puerta sintiendo la mirada de mi ángel en mi espalda, girando para verla mejor noto como en sus mejillas lagrimas empiezan a correr. Quiero acercarme limpiar esa tristeza, pero en su mirada podía ver que no quería que me acercara. Sus ojos varían mi cuerpo y se detenían en mis heridas viéndolas durante mucho tiempo. Buscando algo que decir no pude más que señalar que me acompañara caminamos directo a la sala donde la estufa a leña mantenía el lugar con calor.
– ¿qué te paso? – dejándome caer en el sillón junto a la chimenea observo a Angelic parada en el umbral de la puerta.
– fui atacado por un alfa ayer mientras cazábamos con Brook en el bosque – silencio fue la respuesta que recibí de su parte. Hasta que aclaro su garganta para argumentar algo, pero note que estaba realmente tensa.
– ¿cómo esta Brook? – se acercó hasta el sillón que quedaba frente a mí, cruzada de brazos se sentó viendo el fuego de la chimenea.
– bien no le paso nada estábamos con unos vampiros ellos se la llevaron a tiempo – no apartaba la mirada de mi ángel se notaba que algo estaba pasando por su mente. – ¿qué pasa Angelic? – pregunté sin aguantarme la curiosidad, pero me arrepentí al instante que ella cubrió su rostro con sus manos comenzando a llorar.
– vine... a hablar sobre nosotros – sacándose las manos del rostro secaba sin cuidado las lágrimas que descendían por sus mejillas.
– si es por la unión de sangre no lo hacemos y listo con saber que estarás casada conmigo me basta – argumente pensando que se trataba de lo que había leído en el libro. Pero al ver su rostro note que no íbamos por el mismo camino.
– el problema es que no puedo casarme contigo Carter... – agacho la mirada viendo sus manos mientras jugaba con sus dedos. Yo no supe que contestar ni siquiera sabía que decirle ella me estaba dejando. Y algo dentro de mí ya sabía las razones de por qué o mejor dicho por quién me deja. – las Red Hood tenemos sangre licántropo por lo que también buscamos a nuestro compañero y la luna puede guiarnos hasta él. Durante el festival de la luna roja encontré a mi mate y por más que te amé Carter la luna siempre me reunirá con mi mate porque es nuestro destino estar juntos – pase una mano por mi rostro intentando contener las lágrimas que amenazaban con salir. La estaba perdiendo sin siquiera tener oportunidad de luchar por ella.
– te amo Angelic en verdad te amo demasiado y me encantaría poder pasar la eternidad a tu lado, pero... – aparte la mano de mi rostro conteniendo las fuertes ganas de derrumbarme que tenía. – también porque te amo es que te dejo ir ser feliz, aunque no sea conmigo porque de hacer feliz a la otra persona se trata el amor – la castaña se acerca hacia mi agachándose para verme colocando sus manos en mis rodillas dejando expuesto el anillo de compromiso.
– quiero que me escuches – hizo que la mirara a los ojos, esos mismos ojos que desde el primer día me cautivaron hasta que mi alma extrañaba el no verla todos los días. – siempre tendrás un lugar en mi corazón por esa misma razón no quiero lastimarte. Solo te pediré un favor y es que no cierres tu corazón busca esa chica que te merece, una que de verdad haga lo que yo no pude... hacerte feliz – tomando su rostro con una mano acaricie su suave mejilla acercando mi rostro al suyo nos dimos un último beso. Un beso que supo tanto a dolor como a amor una mezcla agridulce que no quería volver a probar. Nos separamos con lágrimas empapando nuestros rostros y observando a Angelic veo como se quita el anillo dejándolo en la palma de mi mano. – lo merece alguien mejor que yo – quise decirle que nadie sería mejor que ella, pero eso sería empeorar el dolor del adiós. Se puso de pie caminado despacio hacia la salida y justo antes de que se fuera de la sala le conteste.
– dile a Demian que te haga muy feliz sino yo mismo le enseñaré a base de golpes – sus pasos cesaron lo que confirmo mis sospechas y mi corazón finalmente fue destrozado.
– adiós darling – sus pasos se reanudaron al ver que no le conteste. Al momento de oír la puerta abrirse hable en tono bajo, pero sé que ella podía oírme.
– adiós mi ángel nunca te olvidaré – finalmente la puerta se cerró el silencio volvía a reinar en la casa.
Ahora un enojo que se mezclaba con la tristeza emergió, comencé a caminar de un lado a otro en la casa. Tirando todo lo que se encontrará a mi paso hasta que tome una botella de whisky y un bate de béisbol. Camine hacia el fondo de la casa donde tenemos una máquina para lanzar pelotas para practicar con el bate. Tomando un poco de whisky puse a funcionar la máquina y caminé unos metros con la botella en una mano y el bate de la otra. Solté la botella en el suelo agarrando bien el bate entre las manos esperando a la bola que venía hacia mí. Golpeo con toda la furia acumulada haciendo sonar el bate de metal y la bola salió disparada fuera de mi campo de visión. Volví a tomar un trago del whisky volviéndolo a dejar en el suelo esperando la segunda bola. Con más fuerza que la vez anterior dejo escapar un fuerte gruñido, vuelvo a tomar otro trago de alcohol y repito de nuevo la acción con la bola. Repito y vuelvo a hacerlo una y otra vez hasta que el whisky surca efecto. Mis lanzamientos son con menos fuerza y torpes por mi estado de ebriedad, por lo que apago la máquina y continúo bebiendo de lo poco que queda del whisky mientras canto canciones. Esas mismas canciones donde a personas le rompen el jodido corazón, pero aun así continúan amando a su ex.
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Editado: 23.08.2019