No de nuevo
Angelic
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Leo. Leo Haider estaba frente a mi vivo Lara me había dicho la verdad y yo dude de su palabra. El alfa de cabello castaño me veía con una sonrisa que solo me hacían querer partirle la cara de un golpe. Se acercó hasta donde estaba mostrando sus garras acercándose a mi cara. Apretó mi mentón lastimándome un poco con sus garras y acerco su rostro al mío. En el momento de distracción libero mi mano derecha y apretando el puño golpeo el rostro del alfa alejándolo de mí.
– te arrepentirás de haber hecho eso cazadora – rió con voz ronca en alfa. Con mi mano libre me saque la mordaza viendo de forma amenázate al lobo que se puso de pie volviendo a acercase hacia mí, pero esta vez lo escupo en su cara.
– ya no soy la misma chica que años atrás secuestraste – le grite viendo cómo se limpiaba el escupitajo de su cara buscando escapar de este sitio desato mi mano izquierda. No me rendiré tan fácil ahora que sé que puedo ganarle aun sin tener con que defenderme.
– lo sé por eso tengo juguetes nuevos – chasqueando sus dedos hizo que dos hombres entraran en la habitación desatando la cuerda en mis tobillos y tomándome de los brazos me jalaron hasta sentarme en una silla. Poniendo mis brazos hacia mi espalda los ataron seguido de mis pies contra la patas del asiento y amordazado mi boca de nuevo. Delante de mí con soberbia estaba Leo cruzado de brazos con una sonrisa que parecía llegarle hasta las orejas.
¡Maldito loco!
– la cosa es simple cazadora tu eres la carnada como la vez anterior pero esta vez no quiero al hijo del alfa sino... – camino rodeándome hasta que deje de verle la cara, su aliento con olor a carne podrida choco contra mi oreja – ...quiero a tu mami – gire la cabeza para ver al loco de Haider sonriendo como psicópata, moviéndome en la silla intente insultarle y tenía unas ganas inmensas de golpearlo. La cazadora dentro de mi despertó reclamando la cabeza de Leo Haider para el consejo de las Red Hood.
– tío tenemos un problema – Haider se giró dejándome ver a Liz apoyada en el marco de la puerta con una daga en sus manos. La pelirroja se adentró en la habitación siendo seguida por ese chico que la ayudo a capturarme.
– ¿Qué paso Liz? – la nombrada se paró recta cruzada de brazos dejo un silencio en donde supongo estaba pensando en cómo decirle las cosas al alfa. Un grito fuera hizo que todos en la habitación se quedaran congelados más gritos y sonidos extraños se escucharon afuera.
– la manada de Moon Black nos encontró – con su pulgar señalo por encima de su hombro donde gruñidos se confundían con gritos y el llanto de niños. Leo se giró viéndome con despreció rasco su nuca para luego dar un paso hacia mi abofetearme con mucha fuerza.
– esto es algo que debo arreglar yo con mi hijo ustedes dos vigílenla – volteo a ver como la pelirroja rueda los ojos y el chico que la acompaña se sienta en la cama sin decir una sola palabra. Liz murando palabras que no logro entender se sienta alado del chico viendo como todos se van dejándome sola con ellos dos.
– vengo de una familia de locos – mire como Liz con los brazos cruzados menciono supongo que al chico. Pero si me hubiera hablado a mi le daría toda la razón.
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Paciencia Angelic solo debes tener mucha... paciencia. Temblando de frió abrazo mis rodillas viendo la puerta esperando que nadie que no sea Liz entre por esta. Estaba solo con mi ropa interior con las muñecas y los tobillos lastimados por las ataduras de las cuerdas. Mi cuerpo temblaba por el frió que además se sentía peor luego de que Leo me arrojara un balde de agua fría con hielos. Este es mi castigo por morderle la mano a uno de los secuaces del loco de Haider solo por intentar defenderme de que me violasen.
Después de esto querían que las cazadoras no queríamos matarlos, están chiflados.
La puerta se abrió nuevamente haciendo que me estremezca como un gatito asustado pegándome más a la pared en un intento inútil de que no me vean. Los traqueteos de unos tacones hacen que mire a la pelirroja venir en mi dirección con una manta y un plato humeante de comida. Me arrojo la manta encima dejando el plato en el suelo para girarse con todas las intenciones de marcharse.
– gracias – murmure mientras mis dientes castañeaban por el cruel frió de la habitación. Liz freno su andar para verme por encima de su hombro.
– ni lo menciones vendré por las cosas antes de que todos despierten – contoneando sus caderas salió de la habitación. Con las manos temblando me envolví con la manta para luego tomar el plato de estofado calentito ante mis manos y con bastante carne verduras y diversas cosas. Mis extremidades estaban duras del frió, pero aun así logre poner una primera cucharada calentita a mi boca gimiendo del placer de sentir algo caliente al fin luego de tanto frió. Al terminar el plato de comida lo deje a un lado sintiéndome un poco mejor y estando aun sentada con la manta logre dormir.
Justo como prometió Liz vino por la manta y el plato llevándoselo no sin antes dejarme un pequeño pan con mermelada de frambuesa. Lo comí antes de que Haider viniera a verme esperando que estuviera muerta o algo por el estilo. Solo había pasado una noche bajo las garras de este loco y sentía que estaba en el mismo infierno.
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Editado: 23.08.2019