Mi teléfono sonaba con un tono muy molesto, aún no se porque no le había cambiado el timbre, sería algo que tendría que hacer porque de verdad era desesperante y más si estás dormida y este te despierta.
Estire mi mano para tratar de alcanzarlo del pequeño mueble al lado de mi cama, cuando estuvo entre mis dedos mire la pantalla apareció un numero desconocido. Fruncí el ceño, ¿Quién me llamaría a esta hora que no tuviera registrado? Mi familia, Holden, Caleb y Raydan tenían mi número telefónico. Nadie más.
Habían más de seis llamadas perdidas.
No es que fuera paranoica pero no voy a darle mi teléfono a cualquier persona, es peligroso ¿o será que tal vez ya vi demasiadas películas? Como sea, colgué.
Dirán ¿qué tal que era una emergencia y yo no he contestado? Pues volverán a marcar de ser así pero ya lo dije nadie de mi circulo de conocidos —los cuales son muy pocos —no tenían mi celular.
Lo volví a dejar en su lugar y trate de pensar en una buena razón para levantarme de mi hermosa cama. Sip, como creía, no había ninguna.
Eran las 8:00 a.m. y todo estaba en absoluto silencio, seguramente Holden seguía durmiendo como era de costumbre. Si me preguntan si seguía molesta con ella la respuesta era que si. ¿Por qué? Puede que tenga razón respecto a lo de Elliot pero Holden me dejo más que claro que no me creía y llendo más que si yo estaba volviendome loca yo siempre la he apoyado y lo mínimo que esperaba de vuelta era que ella lo hiciera conmigo.
¿Y si...?
No.
Definitivamente no. Holden no me haría eso, podré estar molesta con ella pero la conozco lo suficiente para no creer que tal vez Elliot regreso y ella no me lo dijo.
Eso es algo muy loco.
Despertar muy temprano y con hambre hacían que mi cerebro se estupidizara.
Y estaba casi segura que esa palabra no existía. ¿Ven de lo que hablo?
Hambre. Esa era una razón válida para levantarse, haciendo pucheros como si fuera una cría de cinco años salí fuera de la cama arrastrando los pies solo para ser dramática, a veces ser un "adulto responsable" era muy cansado.
Apenas di un paso fuera de la habitación, un estruendo horrible lleno todo el lugar y por el brusco de sonido pegue un pequeño salto. Sólo era el odioso/ruidoso/grosero/antisocial vecino.
Antisocial, ¡ja!
No es que sea una persona que crítica
pero tenía un gusto peculiar de música, tal vez si fuera algo más de mi agrado no me quejaría tanto de su escándalo.
Estando dentro de la cocina mire por la ventana sobre el fregadero, el día parecía estar de acuerdo con mi ánimo. Nublado y gris.
Era preocupante el tan notable cambio de clima, ayer estaba soleado y el día anterior a ese era un completo horno.
Tonta contaminación.
La puerta de Holden rebotó contra la pared cuando ella salió volando —lo juro, parecía que sus pies no tocaban el suelo — hacía la puerta de entrada, la abrió bruscamente y se fue afuera sin importarle en lo más mínimo que la vieran con su chistosa pijama de patitos amarillos.
Aporreo la puerta del vecino unas cuantas veces. —¡Algunas personas necesitan dormir y tu jodida música esta matando mis oídos! —estaba muy molesta y como no podía escuchar claramente me acerque solo un poco.
—...pararte más temprano ¿sabes? —Su voz sonaba muy seca y tosca, yo que él no me metía con una Holden con sueño.
—Es domingo.
—Gracias por recordarmelo. —
—Además nadie te pidió tu opinión de mierda.
—Ni a ti la tuya. —Vaya que el chico si quería morir muy temprano.
—Créeme, yo y el resto de los vecinos piensan igual que yo.
—Pues que estúpidos son todos.
—¡Tú eres un gran..! ¡oye! ¡qué me cierres la puerta no me va a detener!
Holden regresó hecha una completa furia dando pisotadas y sus manos en puños.
—¡Agh¡ ¡que le den a él y a su estúpida música emo! —y con eso cerro la puerta con una patada.
Se volteo y es cuando se dio cuenta que yo acababa de ver todo su espectáculo desde el marco de la entrada de la cocina.
—Hola. —Todo rastro de la actitud anterior desapareció y solo quedo la Holden tímida, si aunque nadie podía imaginarse que ella fuera así, lo era. Conmigo ella era diferente yo conocía a la verdadera Holden esa a la que le daba miedo la soledad, la que lloraba con las películas de amor aunque lo negara y la que daría lo que fuera por los que ama.
Ahí estaba parada frente a mi.
—Hola.
Las dos no sabíamos como empezar solo estábamos en silencio.
—Hola.
—Creo que eso ya lo dijiste. —Dije y me separe de la pared.
Silencio.
Okey esto ya era ridículo, incluso hasta para mi.
—Yo solo quería decirte que lo siento mucho, por lo de ayer, se que debí creerte en lugar de no hacerlo. Pero pense que el hecho de que yo te dijera que Elliot regresaría te había afectado y ¡Zoey! ¡Casi te atropellan por eso! ¿Puedes ver que solo me preocupaba por ti? —Ella realmente lo sentía podía verlo en sus ojos. Me acerque a ella para abrazarla porque sabía lo difícil que se le hacia expresarse y siendo sincera imagine que tardaría más. No podía pasar mucho tiempo molesta con ella.
—Esta bien, lo entiendo. —Me abrazo igual y me separe un poco para hablarle. —Y puede que haya estado alucinando o no haya visto a Elliot en realidad.
Ya lo he dicho, mujeres y dramatismo juntas por la eternidad.
Holden solo sonrió y camino conmigo a la cocina mientras hablábamos de cosas tontas y de chismes de la universidad como si fuéramos unas señoras.
—¿Te enteraste del rollo que hubo entre la profesora loca y el maestro de química? Fue algo muy raro ya que no se parecen en nada, ¿quién se lo esperaría?
Ho pasaba mucho tiempo en la biblioteca que en nuestra universidad era el lugar en donde se dispersaban los rumores.
Pasamos más tiempo ahí entre desayunando y platicando, era un buen domingo incluso el vecino había quitado su música y con el desapareció el mal humor de las mañanas de Holden.
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Editado: 17.10.2019