La lluvia golpeaba su cara, su vista en el cielo oscuro iluminado por un ocasional rayo. Sentía frío y sus ojos cada vez más pesados, podía jurar que un río de sangre se estab formando bajo su cuerpo.
Las calles estaban desiertas y sólo iluminadas por el letrero de la esquina que anuncia aquel bar de mala muerte.
Entre el replicar de las gotas podía escuchar el ruido de la música.
Cerró sus ojos, listo para dejar de existir, la vida fue una mierda para él, nunca perdonó a su padre, por matar a su madre y arruinar su vida, se juro que él, sería mejor que ese hombre que le dio la vida.
Pero ahora casi podía escuchar a la vida reírse en su cara, ahora él se encontraba por el mismo camino que su padre, quizás lo mejor que podía pasar era morir.
El dolor, la sangre y el frío en su cuerpo anunciaba su muerte como un final a su vida de destrucción.
Con los ojos cerrados espero a que aquella dama de negro llegará por el y acaba al fin con todo.
***
"El cielo se esta cayendo" pensó mientras daba un paso fuera de aquel bar, sus zapatos de diseñador resonaron al caminar en dirección a su auto.
El auto negro la esperaba fuera de aquel lugar, abrió su paraguas, se acomodo su gabardina, un fuerte rayo iluminó el lugar, ella se detuvo y en ese segundo pudo distinguir en el suelo la figura de un hombre en el callejón de aquel bar.
Ignorando a la persona que la esperaba en el auto, camino directo al cuerpo tendido, no sabía que podría encontrar pero el riesgo quizás lo valía.
Un hombre estaba tendido sobre mucha sangre, no podría estar segura de si se trataba de sólo el agua que caía mezclada con el líquido rojo, o si aquella herida en el costado de aquel hombre había ya hecho su trabajó.
Se arrodilló, con mucho cuidó se acercó al pecho de aquel hombre para poder comprobar el estado de este.
"Aún vive" pensó mientras toma su teléfono y llamaba a emergencias.
No sabía mucho de heridas, pero podía jurar que aquella era grave y debía ser tratada en seguida.
Gritó a su acompañante quien rodeo
el auto para ayudarle.
***
Por sus ojos se colaba un poco de luz blanca.
Él no merecía el cielo, nunca pensó en que eso fuera para él. Un ruido que no paraba lo estaba comenzando a molestarle.
Su cuerpo dolía podía sentir su costado doler. Recordaba la pelea en la que se vi envuelto, donde salió perdiendo cuando uno de los pandilleros sacó su cuchillo y lo clavo en su cuerpo. Tirandolo en el suelo donde posteriormente lo dejaron abandonado a su suerte.
Sus ojos pesaban pero consiguió abrirlos muy lentamente, mientras iba recobrado la conciencia.
Estaba en lo que parecía el cuarto de un hospital. Descansaba sobre una cama, tenía varios aparatos a su alrededor y otros en su cuerpo.
Hecho otro vistazo al lugar y entonces la vio, una mujer con un vestido verde estaba dormida en un sillón no muy alejado de la camilla. Se abrazaba a si misma, imagino que debía tener frío.
La puerta se abrió y una enfermera entró. Provocando que el ruido de la puerta despertará a la mujer.
-Veo que ha despertado. -la enfermera hablo, él no estaba seguro de si hablaba con él o con la chica en el sillo.
Los ojos de la chica se posaron sobre él, entonces entendió que hablan con él.
-No entiendo... -murmuró muy bajo y luego trató de aclarar su garganta. -¿Qué estoy haciendo aquí? -quizo saber.
-Te encontré en el suelo el día de la tormenta, estabas muy mal, pensé que quizás estabas muerto. -la chica comenzó a explicarle.
-Ella le trajo aqui, esta vivo gracias a que lo encontró a tiempo. -la enfermera hablo.
La enfermera estaba revisando los aparatos y la habitación se quedó en silencio, ninguno decía nada.
Él no sabía que hacer o decir a ninguna de las dos mujeres en aquel lugar.
Cuando la enfermera término con su trabajo rompió él silencio.
-Llamaré al doctor. -De nuevo no estaba seguro si se lo dijo a la chica o a él.
Cuando se marchó, los dejó solos y el silencio se instaló en la habitación de nuevo.
La incomodidad lo invadió debido al silencio, pero no estaba seguro de como iniciar una conversación en este caso, para su suerte ella hablo primero.
-Tú estado era muy delicado. Los doctores hicieron todo lo posible y luego sólo quedaba esperar a que reacionaras. -Al ver que él no decía nada ella continuo. -Estuviste tres días dormido.
-¿Tú has estado todo ese tiempo aquí? -preguntó él.
La voz de él sonó muy baja pero firme y ella se sorprendió de ello, no estaba segura de nada con este chico, era la primera vez que lo escuchaba dirigirse a ella.
-Sí, yo... bueno he ido y venido, las sillas de este lugar no son muy cómodas para descansar.
-¿Por qué?
-Son algo duras en mi opinión y... -él no la dejó seguir.
-No preguntaba sobre eso, quiero entender ¿por que sé ha quedado aquí, estos días? ¿por que si quiera me ayudó? Usted no me conoce.
-Nunca me hubiera perdonado verlo tirando en él suelo sabiendo que usted podría necesitar mi ayuda y no haber hecho algo por usted.
-Pero no me conoce, pudo tratarse de una trampa, usted pudo resultar herida.
-A veces es importante tomar riesgos, además no crea que estaba sola.
-Imagino que considera que su novio la pudo defender de un ataque en un lugar como ese.
-No es mi...
-Además a todo esto... -él la miro de pies a cabeza. -¿Qué hacia una mujer tan elegante en un lugar como aquel?
-Buscaba a alguien.
-¿Qué sus amigas y usted salen a cenar en aquel lugar? ¿Les gustan las hamburguesa o las papas que sirve Fred?
Ella iba a contestarle pero decidío que debía calmarse. Quizas irse, él sujeto estaba despierto y a juzgar por su mordaz lenguaje contra ella ya tenía una buena pinta.
-Creo que debería irme ya. -murmuro. -Usted esta bien y yo debo hacer muchas cosas ahora, he faltado al trabajo estos días.