Niños
―Mamá quiedo uno de chocolate. ―Chris le sonrió a su mamá mientras entraban a la heladería.
―Por supuesto que si amor. ―se giro para ver a Alaine. ―Halia, ¿Tú de qué sabor quieres?
―De algodon de azúcar.
Summer sonrió y alzó en brazos a Chris para que pudiera ver como la señora de los helados preparaba los conos para ellos.
Alaine la sostenía de la otra mano.
Summer pidió los tres helados y esperó mientras la señora los preparaba, Chris jugaba con un dinosaurio en su mano y Alaine decía los colores en inglés que miraba en las paredes y el mostrador.
Cuando tuvieron sus helados sentó a sus hijos a una mesa y comenzaron a comer.
―Chris no comas así el helado. ―lo regaño y tomo unas servilletas para comenzar a limpiar su rostro.
―Monstuo de helado. ―decía Chris riendo.
―Estas sucio Chris. ―Alaine se reía de ver a su hermano.
Summer amaba esos momentos con ellos, sonrió mientras terminaba de limpiar a Chris y le daba su helado listo para que comiera sin mancharse más.
Ella estaba comiendo su helado mientras le decía a sus hijos.
―Antes de volver a casa vamos a ir a la tienda, tengo que hacer algunas compras y pasaremos también a la tienda de arte.
―¿Compraras más pintura, mami? ―Alaine pregunto emocionada.
―Sí, tengo que hacer un trabajo.
―Pintas muy bonito mami.
―Gracias, amor. ―beso la cabeza rubia.
―Mami. ―Chris junto los labios para darle un beso también.
Summer termino llena de helado de chocolate con los besos de Chris, que cantaba canciones que aprendía en la guardería y Alaine sonreía divertida.
Tomo a Chris en brazos y Alaine de la mano mientras salían de la tienda dándole gracias a la señora de los helados.
Avanzaron por las calles hasta la tienda, subió a ambos niños al carro de compras y comenzó a dar vueltas con ellos por los pasillos llenando el carrito.
―Macarrones con queso. ―pidió Alaine mientras los señalaba. Su hija amaba las cosas que llevaba queso.
―Toma dos y ponerlas en el carro. ―le indicó.
Reviso su lista mientras caminaba por la tienda, tenia todo solo le faltaban el cereal.
―¿Con chocolate o con Masmelown? ―preguntó a sus hijos.
―Con Masmelown ―Gritó Alaina y Chris solo señaló con su dedo la caja elegida.
Summer metió el cereal al carrito y siguió hasta el pasillo donde pago sus compras.
A dos calles se encontraba la tienda de Arte donde compró lo que necesitaba y le pidió ayuda a un chico que atendía para subir todo en un taxi.
El amablemente la ayudo mientras subían todas las cosas, le agradeció y subió al auto con sus dos hijos.
Veinte minutos despues estaban frente a su edificio, bajo todos las cosas y abrió la puerta para que sus hijos subieran, mientras ella luchaba con las compras.
Subieron a su piso y abrió, debía hacer la cena y meter a sus hijos a la cama antes de ponerse a trabajar.
Así que mientras se quitaba el blazer y lo lanzaba a la silla se puso a sacar las comprar.
Chris comenzó a jugar en la sala, Alaina se puso a hacer su tarea.
―¿Cómo vas cariño? ―preguntó mientras se sentaba al lado de su hija para ver su tarea, Alaine era una niña muy inteligente.
Durante los años que Summer estuvo en la universidad, la niña se sentaba con ella y le pedía ir a la escuela, pero aún era muy pequeña, así que cuando Summer la llevó por primera vez la niña estaba tan emocionada que saltaba de un lado a otro, mientras Chris lloraba por qué no quería dejar ir a su nane.
Summer salió antes de su trabajo para estar a tiempo y ver a su hija salir, de niña ella siempre esperaba ver a su madre esperando por ella para abrazarla y decirle como estuvo su día, nunca tuvo eso, pero si tenia a su abuela.
Y desde ese día Summer nunca faltaba a recoger a su hijos.
Su esposo y ella fueron los padrinos de Alaine, su esposo quería tanto a la niña incluso antes de que naciera y la navidad que su amiga estaba en espera de Alaine, él le regaló un traje de bailarina muy hermoso y unas zapatillas.
Así que cuando Alaine llegó un día y le dijo a Summer si podía estudiar Ballet, ella sonrió y le dijo que buscarían una escuela al día siguiente.
Alaine asistía tres veces a la semana a clases de Ballet, en pocos días ella tendría una presentación, Summer ya tenia todo listo para asistir.
Su hija era una cosita adorable y Summer a veces no podía evitar tomarla y abrazarla con fuerza y besarla.
Chris se subió sobre el sillón para tomar la galletas y su madre se puso de pie para evitar que llegara a ellas.
―Chris la cena ya va estar, no puedes comer galletas antes de la cena. ―lo regaño mientras lo tomaba en brazos y lo bajaba del sillón.
El niño se puso a llorar y corrió a donde estaba Alaine y la abrazó.
Chris era un niño muy sano, inquieto y lleno de vida, desde que vino al mundo lo hizo gritando con fuerza y para ella fue un milagro poder tenerlo en sus brazos.
Sus hijos eran muy curiosos y como todos niños hacían travesuras, jugaban, gritaban, lloraban y cansaban a su madre.
Chris olvidó que estaba haciendo y por qué lloraba cuando Alaine le prestó unos crayones y una hoja, el niño se puso a pintar.
Desde el primer momento que tuvo a su hijo en brazos supo que era igual a su padre, era una versión pequeña y adorable de Teo.
―¿Quieren dormir conmigo hoy? ―les pregunto.
―¡Sí, mami! ―Chris gritó.
―Sí. ―Alaine sonrió.
Termino de ayudar a Alaine, Chris como todo niño de tres años jugaba con cuarenta cosas en un rato.
Así que cuando la cena estuvo lista, una deliciosa lasaña con mucho queso para Alaine y mucha salsa para Chris.
Los envió a lavarse las manos mientras servía la comida, los tres platos, uno rosa, otro con autos y el suyo.
Después de comer, se llevó a sus hijos a ponerles pijama, lavar sus dientes y luego a la cama.