Negocios
El aroma de la cuidad la recibió, el clima frío se sentía extraño después de pasar mucho tiempo en un lugar soleado.
Sebastián la esperaba con sus maletas al salir.
Nick estaba a su lado, llevaba gafas y un abrigo negro de lana.
Ambos caminaron fuera del lugar y subieron al auto que los esperaba.
―Sebastián, ¿Qué tal ha salido todo? ―preguntó Nick.
―Sin ningún problema señor. ―encendió el motor, los demás autos lo imitaron, todos iban cuidando de ellos.
―Me alegra escuchar eso. ―sonrió. ―Al lugar de siempre. ―tocó la barbilla de Azul. ―Mi sobrina luce cansada, necesita dormir un poco después de ese viaje.
Sebastián asintió y un auto salió antes que ellos y luego lo siguieron mientras salían a la cuidad.
Azul recordaba este lugar muy bien, ya antes había venido, le parecía un lugar lleno de vida y mucho color, le gustaba.
―¿Le has avisado a nuestro querido señor Poeck sobre nuestra llegada? ―le preguntó Nick sacándola de sus pensamientos.
―No. ―negó con la cabeza. ―Pensé que no te gustaría que le informara sobre nuestro viaje.
―Chica lista. ―felicito.
―Lo llamaré cuando estemos en el hotel.
―Invitalo a almorzar mañana con nosotros. ―Nick le pidio ella asintió, sabía que ese comentario no tenía espacio a ningún tipo de negativa.
―Lo haré tío.
Nick le dio una sonrisa de labios curvados y se fijo en la vista de las calles que iban recorriendo.
Azul hace lo mismo, las cosas con Nick siempre han sido de ese modo, si él dice que deben viajar, ella debe tomar sus cosas y subir al avión sin hacer preguntas.
Hacer cualquier tipo de preguntas es solo una perdida de tiempo, él nunca responde a nada.
Hasta donde sabia estarían unos días aquí, Nick tenia negocios que resolver, por lo que su visita para ver a Thiago se adelantó.
No le preocupada su carrera, Nick era uno de los beneficiarios de la institución y Azul tenia algunos privilegios, de los cuales no estaba orgullosa, pero con Nick nunca estaba segura de cuando se la llevaría de viaje, así que en algunas ocasiones tomaba las clases en línea o a su regreso los profesores la ponían al día, después de todo era una buena alumna, cosa que rara vez había sido en su vida pasada.
Su mejor amiga siempre la ayudaba en la escuela, Summer si es una buena estudiante desde niña.
Azul había pasado estos años esforzándose por esto, por esta carrera, a pesar de que en varias ocasiones sus compañeros murmuraban que tenia buenas notas solo por que su tío era un millonarios benefactor de la universidad.
Azul había cerrado la boca de todos demostrándole que ella no estaba comprando ningún título, cada materia la pasaba con su propio esfuerzo.
Por eso en algunos viajes trata de convencer a Nick de quedarse, para no tener que recurrir a esos favores con sus maestros para mantenerse al día. Esta vez lo haría por que ella realmente quería ver Thiago.
Los estudios, su trabajo y Thiago eran las únicas cosas a las que Azul se aferraba para seguir despertando cada día.
Las dos primeras cosas la ayudaban a tener su mente ocupada, lejos de los pensamientos que sabia no le hacían ningún bien y Thiago, ese amigo suyo era un faro de esperanza de que un día volvería a ver a las dos personas que más quería en este mundo, pero sobre todo ella esperaba que si él las encontraba ellas estarían a salvo.
El hotel donde se quedarían era un lugar lujoso, era de esos edificios que te quedabas viendo por horas encantado por su belleza arquitectónica y su interior que dejaba la palabra elegancia muy en alto.
Era caro, lujoso, como todo lo que Nick tenia a su disposición, autos, casas, aviones, todo siempre demostraba el poder que Nick había ido adquiriendo durante los últimos años.
Para todos Nick era un empresaria, un inversionista en la bolsa, con mucha suerte por que cualquier negocio en donde invertía veía después de un tiempo el doble o triple de su inversión.
Azul sabia que nada de eso era verdad, sabia los negocios en los que se movía, sabia lo que hacia y siempre sentía náuseas y unas inmensas ganas de correr lejos de él cuando pensaba en ello, pero no podía, la cadena que la unía a Nick era pesada, sabia que si la rompía y huía, no iría muy lejos, Nick la encontraría de nuevo y Azul nunca vería a su hija de nuevo o incluso peor huir pondría en peligro a su hija y no podría ser ella quien pusiera en riesgo la vida de Alaine.
Tenían reservado el penthouses, que era casi una casa.
Cuatro habitaciones, tres baños, una cocina, sala, comedor, un estudio, un balcón con vista a la cuidad y un desayunador dentro de un jardín techado.
Azul conocía el hotel, siempre que venían se quedaban en este lugar, incluso cuando ella por cuestiones de negocios venía a la ciudad se quedaba aquí, en una habitación más sencilla claro.
Una suite por qué siempre que viajaba sola llevaba una cantidad de vigilancia alta, Nick nunca se arriesgaría a perderla de vista y siempre la tenia vigilada.
Sebastián y otro de los guardias se encargan de las maletas, mientras Nick va al minibar para beber una copa de coñac, ella se deja caer en uno de los elegantes sofás negros que está cerca de una chimenea.
Los guardias además de dejar las maletas están colocando micrófonos y cámaras en su habitación, así como en su habitación en la casa, siempre hacen eso en las habitaciones donde Azul se queda.
Ellos nunca se arriesgarían a que Azul hable con alguien de servicio mientras le hace la cama para decirle que la ayude.
A veces esa idea hace temblar a Azul, suponer que ellos hacen eso por qué saben que ella recuerda todo, pero conoce a Nick y sabe que si ese fuera el caso hace mucho que la hubiera usado para llegar a su amiga, dejaría de fingir con ella.
Los micrófonos solo una precaución por si una mañana se despierta y recuerda todo y trata de irse.