Ballet
―No quise decir nada delante de tus hijos, por qué no se si querías que escucharan, pero él me preguntó sobre si estabas casada. ―Summer la miro incrédula. ―Él argumento que quería saberlo solo para evitar problemas con tu marido, pero esa ni él se la cree.
Summer no sabia que decir.
―Yo le dije que enviudaste hace unos años. ―Summer se estremeció un poco.
―Carmen...
―Entiendo. ―ella la miró un segundo antes de volver su vista al frente. ―Pero no puedo mentirle, es mi jefe. Además por lo que escuché de la secretaria del abogado Luna parte de la pelea fue por ti y él le dijo que tu eras viuda que podría intentar conquistarte si lo deseaba, supongo que el señor Poeck solo quería confirmarlo.
Summer se pasó la mano por el cabello nerviosa.
―Es la primera vez que lo veo irse a los golpes, me sorprendió mucho de hecho.
―Tu misma dijiste en una ocasión que ellos no se soportaban.
―Cierto, de hecho en la oficina todos tenían una apuesta sobre quien se iría contra quien primero. ―Carmen habla muy tranquila. ―Me arrepentí de no apostar por mi jefe.
Summer la vio y ella se encogió de hombros quitándole importancia.
―Mi punto es que él preguntó por ti.
―Lo hizo por que esperaba que levante una orden de restricción contra el abogado Luna, solo es parte de su trabajo.
―Bueno si necesitas una puedes confiar en él sobre eso, el señor Poeck es un caballero y se preocupa mucho por ayudar a las mujeres, trata de que reciban un trato justo.
―Tiene un complejo por ser el caballero que rescata a las damiselas. ―murmuró ella, pero Carmen la escucho y frunció los labios. ―Hace mucho que yo deje de esperar que me rescaten.
―No es ningún complejo, el señor Poeck siempre se preocupa por ayudar a las personas es una muy buena persona.
Summer pensó en él y de nuevo no podía evitar escuchar las palabras que le dijo a Mason.
Desvío su vista de Carmen y bebió de su café.
―Sé que tu lo ayudaste con los golpes. ―Carmen siguio hablando sobre él. ―Él es muy especial y no deja que las personas se acercan con facilidad, tu lo hiciste.
―Solo lo hice por cortesía, él me ayudó. ―Estaban por llegar así que se sintió agradecida por eso. ―Nada de lo sucedido ayer con él cambia las cosas.
Carmen frunció los labios pero no hizo ninguna réplica y solo se estaciono para dejar que Summer bajara.
―¿Te veré en el recital de Halia? ―preguntó mientras tomaba sus cosas.
―Por supuesto, adoro a tus hijos y no me perdería de verla.
Eso la hizo sonreír y después de despedirse se bajó del auto y entró a su edificio.
Agradeció no ver flores esperando por ella, suficiente problema había tenido el día anterior gracias a eso.
―¿Me dirás quien de esos dos bombones que vinieron la semana pasada te envió las flores de ayer? ―Laura la miró batiendo las pestañas esperando una respuesta.
Después de que ambos hombres vinieron a la oficina su amiga no deja de preguntar por ellos, Summer le quita importancia y respondía con cualquier evasiva pero lo de ayer, Laura no lo dejaria pasar tan fácil.
―Eso no importa.
―Ailen, querida. ―habló como si lo que fuera a decir era lo más obvio del mundo. ―Los hombres solo envían flores cuando están interesados y ese ramo era muy hermoso, es claro que quien lo envió está interesando.
―Pero yo no estoy ni una pizca de interesada, así que se puede olvidar de eso. ―Laura iba a hablar, pero no la dejó. ―Sé lo he dejado muy claro.
―¿Realmente no te interesa? Mujer pero esos dos hombres están para comérselos.
―No quiero una relación, no me interesa.
―Bueno y quien habló de una relación. ―Summer la vio y Laura estaba sonriendo. ―Yo que tú me echaría un buen polvo con ambos. ―Laura sonrio. ―Bueno no al mismo tiempo, al menos que tú quieras, pero ellos podrían no hacerlo, es obvio que el de cabello negro es la clase de hombre sexy y posesivo, él no te compartiría.
Summer al escuchar eso no pudo evitar que su mente vagara al día anterior con el señor Poeck cerca de ella mientras la dejaba tocarlo y limpiar con suavidad heridas, en como esas pestañas negras y largas enmarcaban esos ojos que...
―Laura. ―habló sacudiendo la cabeza para alejar sus pensamientos. ―no estoy interesada en ninguno de los dos, así que si realmente te interesan puedes ir por ellos, yo no pienso detenerte, es más hasta te diré donde trabajan.
Su amiga la miró y abrió la boca para decir algo, pero no llegó a hablar cuando el jefe anunció el inicio de las labores de ese día.
Su día pasó sin novedades y realmente agradeció no tener que liderar con Mason.
Ella no podía permitir que él se acercara más, eso pondría en peligro muchas cosas, si los agentes que llevaban su caso sabían que Mason la conocía podrían decidir reubicarlos y ella no quería eso.
Sabía que cada cambio era difícil para sus hijos y no quería que pasaran por eso de nuevo, al menos no tan rápido.
Cuando al fin llegó la hora de irse se sintió aliviada, debía hacer muchas antes antes de ir por sus hijos y llevarlos a la presentación de Alaine.
Hizo todo y pasó por Chris primero, camino con él hasta la escuela de Alaine.
Su niña corrió a abrazarla cuando la vio, amaba tanto esos comento cuando ellos la miraban y sus rostros se iluminaba, esos niños eran su vida.
Chris cantaba mientras jugaba con sus dedos en el brazo de Summer de camino al lugar donde sería la presentación.
Cuando llegaron, la maestra ya las esperaba junto a las otras niñas, algunas un no llegaban, estaban justo a tiempo para arreglar a las niñas.
Summer llevaba el traje que usaría Alaine y mientras dejaba a Chris jugando con otros niños, se dispuso a cambiar a su hija y luego peinarla como el resto con un moño de bailarina, debía poner unas flores de plástico y un poco de brillo.
Alaine amaba el brillo, así que supo que algo estaba mal cuando la niña no sonreía mientras lo colocaba en su cuerpo y su cabello.