Espias
No podía evitar sentirse feliz ante la idea de que su mejor amigo estaba teniendo sentimientos por una chica.
Conocía a Thiago hace casi tres años y sabia lo duro que era con sigo mismo y con sus sentimientos, sabia que él guardaba todo eso dentro de una caja en el fondo de su alma y rara vez dejaba que los sentimientos salieran fuera de esta.
Así que, Azul sentía tanta curiosidad por aquella mujer y moría por conocerla, quería saber que la hacia tan especial. Esa mujer debía ser muy fuerte para tener a Thiago Poeck dudando de si mismo, Azul no conocía a nadie capaz de aquello, a veces incluso a ella le costaba descifrarlo, no podía imaginar como una mujer pudo romper esa caja, derribar esos muros que el mismo construyo y entrar en su cabeza y hacerlo sentir de nuevo.
Quería volver a la cuidad para buscarla, hablar con ella y saber quien era.
Y de algún modo advertirle que Thiago había pasado por mucho y que esperaba que él no saliera lastimado.
―Se encuentra muy sonriente este día señorita. ―Sebastián comentó y Azul alzó la vista de sus manos, estaban camino a la mansión.
―Estoy igual que todos los días. ―trató de evitar la mirada de su guardaespaldas.
―No, no lo está. ¿Es por el abogado Poeck? ―preguntó él, Azul podía notar el desdén en su voz al mencionar a Thiago. ―¿Él la hace feliz?
Azul entendía que Sebastián pensara que ellos tenían algo, de hecho eso era parte de su plan.
―Lo hace, aún que... ―miró por la ventana. ―Hace mucho que mi vida dejó de girar entorno a un hombre, estoy más enfocada en otros asuntos de mi vida.
Noto como su guardaespaldas se quedaba callado, ella no quería seguir con aquella conversación así que agradeció eso.
La Universidad estaba siendo más pesada y el trabajo la mantenía ocupada de modo que podría evitar estas charlas con Sebastián tanto como podía.
Saco su teléfono y comenzó a escribirle un mensaje a Thiago, preguntándole de forma claves sobre cómo salió su disculpa.
No podía preguntarlo de forma directa, no tendría sentido que ella le preguntara a quien supuestamente era su pareja sobre como le fue con otra chica.
Después de enviar el mensaje comenzó a revisar sus correos aún les falta para llegar a la mansión, así que podría evitar más preguntar si atendía asuntos de su trabajo.
Tenia varios correos y comenzó a contestarlos, ella tenia programada para dentro de unos días la presentación con la compañía de publicidad que contrató para ver todos los detalles de la campaña de su marca.
El día anterior tuvo una videoconferencia con el director creativo y le explicó varias ideas y todas le parecían muy buenas.
Incluso vio varios diseños que le parecieron encantadores y que de hecho captaban muy bien lo que ella buscába, ella había tenido ya varias reuniones con el director para elegir una modelo para las fotos y varios detalles más y según el tenia a los mejores de su equipo trabajando en esto.
Thiago respondió su mensaje mientras ella seguía trabajando en su teléfono y sonrió al leer lo que él decía.
"Todo ha salido bien, te contaré los detalles luego"
Su amigo incluso mandó una carita sonriendo al final del mensaje lo que la hizo sonreír, él no era de usar ese tipo de cosas, lo que le dijo a Azul lo mucho que esta chica le gustaba a su amigo.
¡Dios! ¡Se moría por conocerla!
Quizás podría aprovechar el viaje que haría para ver lo de su tienda y la publicidad para conocerla.
La pregunta era ¿Cómo hacerlo?
No quería ir y presentarse sin más, Thiago podría darse cuenta y se alejaría de ella por qué así era Thiago. Él ya había hecho mucho hablándole de sus sentimientos y si sabia que ella estaba de chismosa podría cerrarse y alejarse.
Así que necesitaba una excusa para conocerla sin que Thiago pensara que lo estaba espiando o entrometiendose en sus asuntos.
―Ya estamos aquí. ―anunció Sebastián cuando el auto se detuvo.
Azul estaba tan metida en sus pensamientos que no se dio cuenta de que estaban en la mansión.
Sebastián se bajó y rodeó el auto para abrirle la puerta.
―Gracias. ―le agradeció cuando él tomó su mano para ayudarla.
Se baja y noto entonces que había otro auto en el aparcamiento, un auto que ella no había visto antes.
―El señor tiene una visita. ―mencionó Sebastián al notar lo que ella estaba viendo.
Azul lo miró y solo asintió, acomodó el bolso en su hombro y tomó sus libros para entrar a la casa.
Subiría y haría lo que siempre hacia cuando algún socio de Nick venía, se quedaría en su habitación hasta que su presencia fuera requerida.
La mayoría de veces las juntas con sus socios terminaban si que ella fuera requerida, otras se extendía hasta la hora de la comida y Nick le pedía bajar a comer con ellos.
Sabía después de todos estos años con este criminal, que cuando las juntas duraban poco era por dos razones, para recibir reportes de sus negocios o para terminar una sociedad.
Se estremeció un poco antes la idea de lo último, había una razón por la cual la oficina de Nick era una habitación que aislaba el sonido dentro y nadie escuchaba que pasa dentro.
Recordó una vez que sin saber que pasaba, en esos primeros días después de recordar, bajo y se encontró con una de las chicas de la limpieza limpiando sangre del suelo de la oficina.
La mujer nunca la vio y ella regresó hasta su habitación temblando y vomitó todo en el baño antes de llorar ante la idea de lo que podria pasarle si algún día la descubrían, o aún peor lo que él podría hacerle a su hija o a su amiga.
Sebastián se quedó fuera mientras ella caminaba hasta el interior, pasando por el jardín, Sebastián ya no tenia que seguirla aquí, no cuando habian guardias vigilando todo la casa.
Acelero el paso cuando entro, vio a dos hombres en el pasillo a la oficina mientras entraba y aceleró más su pasos buscando subir la escalera para evitar ver algo indebido.