Redención

Capítulo 22

¿SALIMOS?



Ailen Franco lo tenía cautivado y no podía estar mas interesando en una mujer como lo estaba ahí, viéndola hablar de arte.

La mujer era inteligente, brillante y talentosa, un deleite para su mente y era hermosa con esa piel blanca que asomaba por el vestido, un gozo para su vista, olía bien y su voz era suave y cálida, ella era un placer para cada sentido y Thiago sabia que estaba cayendo lento por ella.

Ailen lo miro.

―¿A dónde vamos Thiago? ―preguntó.

Thiago sonrió, le gustaba como sonaba su nombre en sus labios.

―Me gustaría llevarla a uno de mis lugares favoritos de la cuidad.

―Eso suena interesante.

―Lo es, estoy seguro que le gustará. ―ella asintio y fijó su mirada en las calles que pasan mientras el conducía. ―¿Cómo están sus niños? ―preguntó. ―¿Los ha dejado con una niñera?

Ailen se movió un poco en su asiento.

―Sí. ―hizo una pausa. ―Si le soy sincera no suelo salir mucho, esta sería mi primera salida en mucho tiempo.

―¿No sale a bailar o beber con sus amigas?

―No. Mis hijos siempre han sido lo más importante para mí y no me siento cómoda dejandolos al cuidado de alguien más.

―Es usted una gran madre.

Eso la hizo sonreír. ―Gracias.

Él sonrió de nuevo.

―El autito que le envió a Chris se volvió su juguete favorito.

La comisura de sus labios se alzó al oír eso.

―Me alegra saber eso.

Thiago llegó al restaurante y el ballet se acercó para tomar las llaves, Thiago se movió para ir a abrirle la puerta a Ailen y la ayudo a bajar y la escolto hasta la entrada del restaurante.

Era un lugar elegante y él siempre venía, no necesitaba reservación pues el dueño era un conocido suyo. Les dieron una mesa y les ofrecieron algo para beber, el pidió vino para ambos.

―Este lugar debe ser muy costoso, yo creo que...

―No se preocupe por nada yo pagaré, puede pedir lo que desee.

Los ojos de ella lo miraron con sorpresa y luego bajo la mirada tímidamente a la mesa.

Le gustaba eso de ella, no, le encantaba ella. El mesero les llevó el vino y sirvió las copas y luego se retiró.

―He pedido un vino muy suave y dulce, pensé que le gustaría esa elección si no está acostumbrada a beber.

Ella asintió. ―Gracias, es muy considerado. ―bebió un poco y Thiago la observó, esperando. ―Esto sabe muy bien.

Él le regaló una sonrisa mientras miraba la carta y pensaba que pedir, ella admitió que no sabia que pedir y Thiago le sugirió algunas cosas.

Ambos ordenaron y mientras esperaban la comida, comenzó a preguntarle de su vida.

Ella estudió una carrera de arte y tenía una diplomado en artes gráficas, ella se destacaba en su trabajo aunque la pintura siempre había sido su pasión y por su carrera principal estaba enfocada en ello y todo fue posible gracias a una beca.

Thiago estaba encantado de oírla hablar de todo, incluso de los niños, él le hacía comentarios sobre su niñez con Daniella, cuando aún era niño y no entendía lo que sucedía.

La cena fue una oportunidad para conocerla más y para que ella lo conociera a él, cosa que rara vez hacia.

Cuando terminaron ella estaba un poco mareada por qué había tomado más de dos copas de vino, así pago la cuenta y se la llevó un poco recargada contra él hasta la salida.

Era bonita y encantadora en ese estado, se reía y tenía las mejillas sonrojada y él reía con ella.

La subió al auto y bajó las ventanas para que el aire la refrescará.

―¿Podemos poner música? ―preguntó.

Thiago encendió el radio estaba en la estación de noticias.

―¿Eso escuchas siempre? ―ella estaba sonriendo y comenzó a tocar botones hasta que encontró una canción muy movida. ―Halia ama esa canción. ―comentó y comenzó a cantarla para él.

Thiago no podía dejar de verla, de sonreír, era una chica hermosa y tenia un espíritu cautivador y que no llevara la chaqueta no ayudaba mucho a sus pensamientos, pero aún así se las arregló para llevarla a su casa.

La ayudo a bajar y decidió que la ayudaría a subir hasta su piso, ella se miraba un poco mareada.

No podía creer que alguien pudiera ponerse algo ebrio con solo unas copas de vino suave, pero ella lo había hecho.

Subieron y ella le indicó cuál era su piso y su puerta.

Ailen busco sus llaves y abrió para ser recibida por dos niños que casi la hacen caer, Thiago su rápido para tomarla de la cintura y evitar que todos cayeran.

―¿Por qué no están dormidos? ―ella acaricio el cabello de los dos niños.

―No han querido ir a la cama hasta que vinieras. ―explicó una mujer de cabello rojo intenso saliendo a la puerta.

Los niños se giraron y entonces lo vieron.

―Thiago. ―ambos niños se colgaron de su pierna mientras lo abrazaban, aquello lo sorprendió y más cuando Chris estiró sus manos para pedirle que lo alzara y Halia tiraba de él para que entrara.

―¿Quien es él? ―preguntó un hombre alto salieron del departamento.

Thiago lo vio sin entender, pero se obligó a decir. ―Thiago Poeck.

―Él es un abogado, le hice un cuadro hace un tiempo a él y a su hermana. ―explicó Ailen.

―¿Bebiste? ―preguntó el chico viendo a Ailen y luego a Thiago. ―¿La has embriagado? ―lo causo.

―Albert, no estoy ebria.

―Solo ha sido vino. ―explicó él y sin prestar atención alzó a Chris que seguía saltando para pedirle que lo alzara.

―Estoy bien.

―¿Dijiste que saldrías con Laura? ―el tal Albert habló de nuevo. ―Él no parece una Laura.

Ailen puso los ojos en blanco.

―Es Thiago. ―Dijo Halia que sostenía la mano de él y la de su madre mientras sonreía. La niña siempre tenía ese aire de que la conocía de antes.

―Raina Garcia. ―la mujer pelirroja que era muy guapa extendió su mano y la estrecho mientras se presentaba.

―Albert Winston. ―dijo el hombre.

―Son mis tíos. ―Halia sonrió. ―Vamos Thiago pasa, quiero que veas mis muñecas. ―la niña tiró de su mano mientras avanzaba, pero Ailen la detuvo.



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En el texto hay: romantico, drama, amisad

Editado: 08.07.2023

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