Redención

Capítulo 33

A Salvo
 


El sonido era molesto y el olor era fuerte mientras abría los ojos y el color azul la recibió. Parpadeo un par de veces y supo dónde estaba.

―Me alegra ver que has despertado. ―escucho y giro la cabeza al lugar de donde provenía la voz.

Thiago.

―Hola, Azul. ―saludó. Ella lo miró, esto no podía ser posible, al menos que...

―¿Estoy muerta? ―preguntó.

Thiago frunció las cejas.

―No, no lo estás. ―respondió. ―Y antes de que lo preguntes, yo tampoco lo estoy.

―Pero yo te vi caer, Nick te disparó, caíste al suelo, muerto. ―su cabeza era un lío mientras las imágenes se presentaban en su cabeza a una velocidad que asustaba.

―Entiendo que pensaras eso, pero lo mejor es que te revise un médico. ―ella comenzó a negar pero él se estiró y tomó su mano. ―Tranquila, ya no existe ningún riesgo, Nick está detenido y te explicare todo, lo prometo.

Muy a su pesar asintió.

Thiago se puso de pie y salió de la habitación, pasaron unos minutos, cerró sus ojos y los abrió de nuevo para darse cuenta que estaba ahí, aquello era real.

Un doctor entró junto con una enfermera, el doctor le sonrió, le hizo preguntas básicas, su nombre, su edad, si sabía donde estaba y ella respondió todo.

―Bueno parece que estas muy bien. ―habló cuando finalizó.

―¿Qué me paso?

―Te has desmayado, he escuchado tu caso y al parecer estuviste sometida a mucho estrés durante estos días, eso debió provocar una baja en tu presión lo que llevó al desmayo. ―explicó. ―Y has estado varias horas dormida, imagino que tu cuerpo necesitaba ese descanso.

Azul entendía, pero debía hacer otra pregunta.

―¿Hay más personas heridas? ―dudo, no sabia como preguntar aquello. ―¿Más pesronas que vinieran del mismo lugar?

El doctor miró a la enfermera antes de responder. ―Es mejor que hable con las personas indicadas.

Azul estaba un poco cansada de no tener respuestas a sus preguntas, había tantas cosas que necesitaba saber y ni Thiago, ni el médico parecían querer decirle nada.

―Me siento bien. ―dijo con voz firme. ―Así que me gustaría recibir alguna respuesta ahora.

El doctor vio a la enferme antes de tomar unos papeles que ella le entregó, los revisó.

―Al parecer todo está bien con sus exámenes. ―afirmo. ―Pero me gustaría que se quedara un poco más descansado. ―Azul iba a protestar pero él no la dejó hablar. ―Entiendo que se sienta bien, pero no quiera que se arriesgue a sufrir otro desmayo por debilidad.

El doctor le ordenó a la enferma que subieran algo de comer y algún tipo de medicina y suero que debían darle.

La enfermera asintió pero antes de que esta se retirara, le dijo que avisara que ya podían recibir a sus visitas.

Azul agradeció en silencio aquello antes de que el doctor la viera para dirigirse a ella al hablar.

―Trate de mantenerse acostada y cuando venga la comida como algo, tome su medicamento, yo vendré luego para ver como sigue y poder darle el alta.

Azul asintió y le agradeció  por aquello.

Pasaron unos minutos en los que se quedó acostada, mirando a la puerta esperando por qué se abriera, cuando al fin lo hizo vio a Thiago entrar.

Él estaba bien, aún le parecía mentira aquello pero verlo de nuevo se sintió real. Detrás de él vendían dos personas, una mujer con una melena abundante roja y un hombre alto y delgado con el gesto serio.

―El doctor dice que estás bien. ―fue lo primero que dijo Thiago al entrar.

―Lo estoy, solo ha sido el estrés.

Thiago asintió, lucia muy bien para alguien que había recibido un disparo, uno que debió matarlo o al menos dejarlo en cama por muchos días.

―Sé que tienes preguntas, por eso estamos aquí. ―habló él antes que ella pudiera hacerlo. ―Me gustaría presentarte a los Agentes Albert y Raiza.

Agentes, pensó Azul.

―Sé que estas muy confundida y te contaremos todo lo que debes saber. ―siguió Thiago. ―Así que te diremos lo que sucedió desde que fuiste secuestrada.

―Thiago solo quiero saber... ―ella lucho contra el nudo en su garganta y las lágrimas en sus ojos. ―Mi hija, ella...

―Esta a salvo. ―anunció Thiago y por primera vez en muchos años sintió que algo se soltaba en su pecho, algo que no la dejaba tranquila. ―Al igual que Summer.

Eso la hizo sentir mareado, ella vio como Nick la golpeaba y caí al suelo.

―¿Esta ella aquí? ¿ESTA HERIDA? ―su voz subió en la última pregunta. ―Necesito verla. ―comenzó a moverse, tratando de sacar las piernas de la manta para ponerse de pie, Thiago se movió y la detuvo.

―Azul, ella no está aquí.

―¿Dónde esta? Debo verla a ella y a mi hija.

Thiago soltó un suspiro.

―Lo harás, pero por ahora no es un poco complicado.

―¿Por qué? Dices que están bien. Me has dicho que detuvieron a Nick, ya no hay peligro. ―miedo invadia su corazón, que tal si Thiago le había mentido sobre eso último. ―Thiago. ―suplicó. ―Quiero verlas. ―Lágrimas salieron por sus ojos sin poder evitarlo.

―Y lo harás, te lo prometo. ―Thiago la abrazó. ―Te dije que te ayudaría a que las vieras de nuevo y cumpliré con esa promesa, pero por ahora no puedes verlas, por qué ninguna de ellas está en el país.

―Pero ella estaba aquí, iba a casarse...

―Esa mujer no era Summer. ―Thiago respondió y se alejó un poco para verla. ―Debes dejar que te explique todo.

Sabía que debía ser así, después de todo no lograba entender nada, pero había una ultima pregunta que debía hacer.

―¿Sebastián?

Thiago miró a los otros, a los agentes, los tres parecieron intercambiar una mirada antes de que Thiago respondiera.

―Recibió un balazo, cuando Nick iba ser capturado, ustedes estaban juntos, al parecer Nick disparó para matarte, pero Sebastián se interpuso. ―Azul apretó la sábana en su mano. ―La bala dio a unos centímetros de su corazón, por lo que tuvo una operación para extraer la bala.



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En el texto hay: romantico, drama, amisad

Editado: 08.07.2023

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