Noches
Había sido una semana larga. Demasiadas cosas pasando en tan poco tiempo y sabia que esto aún no terminaba y aunque él estaba alargando este momento, al principio diciéndose a sí mismo que solo quería darle su espacio, pero él sabía muy bien que no era por eso, era por que no quería que llegara aquel momento, no deseaba hacerlo.
No quería despedirse de ella, pero era algo que no podía seguir alargando.
El juicio de Nick Graham había concluido y ahora que él hombre que tanto daño causo causo estaba al fin donde debía, pagando todas sus culpa. Y ellos al fin podían volver a casa sin preocupaciones, así que las cosas debían aclararse.
El día anterior evitó verla, así como estuvo haciendo los últimos días y como lo hizo esta mañana mientras salían del hotel y se dirigían al edificio de justicia.
No podría creer que aquello estuviera pasando, él no era el tipo de persona que hacia cosas como esas, siempre iba de frente y sin rodeos. Entonces ¿por qué le costaba tanto aquello?
Al volver del juicio ambas chicas subieron con sus hijos y luego Azul le envió un mensaje de su nuevo teléfono para preguntarle si quería ir a cenar con ellas fuera del hotel, después de todo hoy era su último día aquí.
Se negó, justo como lo hizo las otras veces que Azul lo invitaba a las actividades con ellas, decía sentirse cansado y su amiga no insistió, lo cual agradeció.
Aún sentía una pequeña molesta por el impacto que recibió, eso era cierto pero no era ningún impedimento para salir con ellas, solo era que no quería llegar a lo sabia que debía hacer desde hace días.
Así que se quedó en su habitación, su hermana le había escrito preguntando por el juicio y se limitó a decirle cuál fue la condena, no quería entrar en detalles sobre los muchos crímenes de Nick Graham.
Se dio una ducha y pidió algo de comer a su habitación. Paso un rato hasta que las escucho por el pasillo.
Sus habitaciones están una al lado de la otra, los agentes la pidieron de ese modo por cualquier percance que se pudiera presentarse.
Abrió la puerta y ahí estaban en el pasillo, esta vez no iba a evitarlo, así que se permitió esperar. Vio como Azul, su amiga, la chica que lo salvo de la muerte, ahora sostenía en sus brazos a su hija.
Alaine se encontraba dormida en los brazos de su madre que la acunaba con amor mientras caminaba. El cabello de ambas se mezclaba y era tan parecido que podía perderse con facilidad, aunque si te detenías a verlo con atención podías notar destellos dorados en el cabello de la madre, debido al sol.
Y luego estaba ella. La señora Franco, Summer Stomen, que sostenía la mano de su hijo, ella retiró un mechón de cabello de su cara y lo colocó detrás de su oreja mientras miraba a su hijo que venía hablando.
Al verlo el niño sonrió y lo saludó con su mano, Thiago no pudo hacer más que devolverle el gesto con una pequeña sonrisa.
Él había estado evitando a la madre, más no al niño, este de algún modo logró localizarlo en la casa de los Luna y vino a pedirle que jugaran y Thiago lo hizo, jugo con el hijo de su mejor amigo.
La mirada de ella se posó en él mientras el niño lo saludaba y por un instante ambos se sostuvieron la mirada, hasta que Thiago rompió el contacto y miró a otro lado.
Azul llegó a él, su amiga había pasado gran parte de los últimos días dándole las gracias por ayudarla a volver con su hija y ahora que la miraba sabía que haría aquello de nuevo, las veces que fueran necesarias, todo por verla así, sonriendo feliz por tener con ella a su hija.
―Mañana volvemos a casa. ―anunció Azul mientras le sonreia.
―Sí. ¿Has pensando donde vivirás ahora? ―le preguntó. Estaban solo ellos dos frente a su puerta, Summer estaba a unos pasos en el corredor hablando con los agentes mientras Chris corría a su alrededor.
―Me quedaré con Summer y mi hija. ―respondió ella sin pensarlo. ―Vamos a buscar un lugar más grande por supuesto, donde podamos estar todos.
Thiago asintió y recordó algo.
―Pensé que ibas a mudarte con Luna y jugar a la casita. ―ella le dio una rápido mirada y Thiago sonrió ampliamente. ―¿En serio tuviste una hija con él?
Azul puso los ojos en blanco.
―Sé que es un idiota. ―ella miró a su hija. ―Pero me ha dado lo mejor que tengo en mi vida y no cambiaría eso nunca.
Thiago lo sabía, lo podía ver en el amor que ella profesaba a su hija, por qué él era un testigo de los años de sufrimiento que vivió lejos de esta.
―Lo se. ―Thiago dijo. ―pero ¿En serio? ¿tenias que hacerlo con él? No pudiste escoger alguien más. ―él estaba sonriendo.
Azul librero apenas una mano y le dio un golpe a Thiago en el hombro a forma de juego antes de volver a sostener a su hija con ambas manos, la niña ni se inmutó ante aquello.
―¡Tonto! ―dijo y él sonrió. ―Además, en aquel entonces estaba muy enamorada de él, así que no estaba pensando en lo que pasaría. ―ella sonrió antes de agregar. ―Y él sabía muy bien lo que hacia y no pude resistirme a repetir un par de veces con él.
Ante aquello Thiago hizo una mueca de asco que hizo soltar una carcajada a su amiga.
Él iba a decirle algo pero se detuvo al ver que los agentes y Summer comenzaban a venir a ellos.
Azul lo noto también y se acercó a él para que solo él pudiera escuchar cuando dijo:
―Deberías hablar con ella, sé que lo necesitas.
No respondió nada, pero Azul lo seguía mirando.
―Vamos no seas tonto y dile lo que sientes. ―murmuró ella. ―Habla con ella.
Thiago no respondió y Azul soltó un suspiro y se giró para hablar.
―Chris, cariño. ¿quieres venir a ayudarme a acostar a nane? ―pidió Azul al niño.
Él niño dejó de dar vueltas y vino corriendon a donde estaba Azul quien se las arregló para abrir la puerta.
El niño entró primero y Azul antes de entrar le guiñó un ojo y desapareció dentro enseguida.