Nuevos comienzos
Summer abrió la puerta del lugar que durante los últimos meses había considerado su hogar.
El viaje fue agotador, pero aún así los niños entraron felices y fueron a tomar sus juguetes. La casa estaba en silencio y un poco desordenada, después de todo ella no pensó que atendría que salir del país sin arreglar nada.
Azul entro, dejando las pocas cosas que llevaban con ellos en el suelo y Summer la miro mientras los ojos azules vagan por el lugar.
―¿Y que piensas? ―preguntó Summer después de unos minutos de silencio.
―Sí me hubieran mostrado cincuenta casas y luego esta, para preguntarme después, ¿en donde viviría Summer Stomen? Definitivamente está seria mi primera opción.
Summer sonrió al oír eso.
―Es pequeña.
―Y tú la transformaste en un hogar. ―su amiga miraba cada detalle. ―Me encanta.
Chris vino corriendo y tomó de la mano de su tía Azul y junto con Alaine le mostraron su habitación. La cual Azul amo.
―Mami, dibujo. ―Chris le señalo a Azul el rincón de pinturas que Summer tenía.
―¿Puedo verlas? ―preguntó Azul a Summer.
―Por supuesto.
Saco los lienzos, los grandes, los pequeños, los que durante años le acompañaron y los dispuso para su amiga en la sala.
Azul se llevo las manos al rostro cubriendo su boca.
―¡Oh dios mío! ―jadeó. ―¡Summer!
Cada pintura puesta frente a ella era como un espejo de sus recuerdos, de sus lugares, de su rostro.
Todo ahí mostraba lo mucho que le había extrañado y amado en estos años.
―No quería olvidar lo que vinimos. ―explicó. ―Tampoco tu rostro.
―Me veo hermosa. ―Azul alzó un retrato.
―Eres bonita mami. ―Alaine dijo. ―Y la tía Summer hizo una pintura para mí para que siempre te recordara.
―Mi papi. ―Chris hablo con alegría.
―Sí, Chris. Mamá también pintó a tu papá para ti.
―Son hermosos, Summer. ―Azul abrazo a Alaine mientras seguía viendo las pinturas.
Summer no podría creer, incluso ahora después de estos días que ella estuviera ahí, que Azul estuviera en medio de su sala viendo todo aquello que la ayudo a seguir a flote.
Alguien llamó a puerta.
―Quizás sea los nuevos agentes. ―Azul dijo.
Summer asintió y se puso de pie para ir a abrir la puerta. Los agentes les informaron que el equipó de seguridad que cuidaría de ellas, subíria a presentarse después de asegurarse que todo estuviera en orden.
Pero no eran el equipo se seguridad quien estaba al otro lado al abrir la puerta.
Era Carmen.
―¡Ay mi niña! ―exclamó al ver a Summer y la abrazó con fuerza. ―No tienes idea de lo angustiada que estaba. Te vas un día y luego no tengo noticias tuyas y nadie en el edificio te ve por dias y yo no tengo a nadie a quien preguntar por ti.
"Fui a tu trabajo y nadie sabía donde estabas y pase días angustiada. Tenía cansada a la policía de tanto que iba a preguntar si tenían noticias tuyas.
Summer sonrió mientras sentía que sus ojos se nublaban, no pensaba que Carmen se preocupara tanto por ella, pero podía oír la angustia en su voz.
―Pero estas bien y estas hermosuras también. ―miró a los niños y abrió los brazos, los niños no tardaron en correr a abrazarla. ―Tienes mucho que explicar. ―le dijo Carmen sin dejar de abrazar a los niños y luego pareció darse cuenta de Azul que estaba sentada frente a las pinturas. ―Muchísimo que explicar.
―Lo sé y lo siento tanto por irme y no decirte nada. ―Summer comenzó a decir. ―Pero es una larga historia y quizás quieras tomar algo.
―Sí un café estará bien.
Summer asintió y se acordó de Azul.
―Pero antes déjame presentarte a Azul Howard. ―Azul sonrió y extendió la mano a Carmen. ―Azul, ella es Carmen es una amiga.
―Un gusto. ―saludó Carmen.
―El gusto es mío.
Carmen comenzó a ver a Azul, luego a Alaine y por último las pinturas, miraba a las tres, tratando de entender que estaba pasando.
―Es muy hermosa mi mamá. ¿Verdad, Carmen? ―Alaine dijo y abrazó a Azul sonriendo.
―¿Tu... mamá? ―Carmen las miró confundidas y luego miró a Summer esperando encontrar una respuesta.
―Mucho que explicar. ―Summer le recordó.
―Demasiado. ―Carmen se dejó caer en un pequeño espacio libre de pinturas en un sillón. ―Y quizás deberías ponerle algo un poco más fuerte a ese café que me has ofrecido.
Summer se dirigió a la cocina y preparó ese café y otros dos más mientras Azul y ella le contaban toda la verdad.
Carmen escucho atenta y bastante intrigada y por primera vez aquello fue fácil por que de algún modo ambas sabían que la historia tenia un buen desenlace.
Carmen se quedó un poco más después de escuchar todo, hablando con ambas, hasta que llegó la hora de despedirse para volver a su casa.
Summer se sintió bien de ver que Azul y Carmen se agradaron y que Azul se sentía bien en este lugar.
Hicieron algo de cenar y acostaron a los niños quienes se quedaron dormidos casi de inmediato.
―Bien, puedes tener la cama y yo me quedaré en el sofá. ―Summer le indicó a Azul.
―No, por supuesto que no, la cama no es tan chica, ambas podemos dormir en ella.
―Summer iba a protestar. ―Y antes de que digas algo, no pienso discutirlo.
Summer rondo los ojos pero no insistió.
―Debemos buscar un lugar más grande.
―Mañana después de llevar a los niños puedo comenzar a buscar. ―Summer comento.
―Pero debes ir a tu trabajo y explicar lo sucedido. ―le recordó Azul.
―Bueno tu también debes ir a tu trabajo.
―Sí, pero yo soy la jefa. ―Azul sonrió. ―Además quiero llevar a mi hija a la escuela por primera vez, así que deja que yo los lleve a la escuela y comience a buscar un lugar, puedo pasar a la tienda por la tarde.
Summer lo pensó, ella debía ir a su trabajo y tratar de arreglar el hecho de que había faltado.
―Bien.
Ambas comenzaron a arreglarse para dormir.