Redimidos [saint Seiya]

Capítulo 4 | A una Distancia Mayor

Delfos

Poco a poco abrí los ojos, aun sintiendo el dolor latente en mi cabeza, mis manos temblaban mientras tomaban las de Arkhes para que me ayudara a reincorporarme del suelo marmoleado del Templo.

—¿Está bien, señorita? —Quiso saber la Pitia, cargando con parte de mi peso a la vez que caminábamos hasta uno de los aposentos.

—Lo estoy, Arkhes—Confirmé—. Supongo que estoy agotada, después de todo, la última consulta fue complicada.

Ella asintió en favor, sus cabellos rubios moviéndose un poco por la acción.

Todavía sentía latente el recuerdo de la mujer pelirroja que llegó al Templo de Delfos hace un par de horas. Estaba segura de que no pasaba los veintidós años, sin embargo, su cosmo era realmente abrumador.

Así como su pregunta inusual.

«En una guerra contra Athena ¿Cuál sería el resultado?» Fue lo que preguntó.

«No puedo responderte eso.»

«Tienes que hacerlo.» Había exclamado. «¿Cuál sería el resultado?»

Recordaba haber soltado un suspiro antes de pedirle que, por favor, hiciera otra pregunta.

Y me sorprendió mucho cuando lo hizo.

«¿Qué sabes de un niño de tres años llamado Lesath?»

Fue allí cuando todo se volvió aún más abrumador, ocasionando que la cabeza me comenzara a doler.

«Aquí en Grecia no hay nadie llamado así y que tenga esa edad.» Le informé.

En su rostro se formó una torcida sonrisa.

«Claro que aquí nadie se llama así.» Me aseguró. «Prueba a una distancia mayor.»

No sé porque siquiera le había hecho caso, pero comencé a hacerlo. Y quizá fue lo peor que hice en mucho tiempo.

Porque todo se volvió oscuridad, densa y atrapante oscuridad. Ni siquiera era consciente de mi propio cuerpo cuando comencé a darle las respuestas que me pedía, mis ojos se perdieron en algún punto y mi mente parecía que divagaba en otra dimensión.

Eso último solo aumentó la punzada de dolor en mi cabeza.

«Él es luz y oscuridad, el equilibrio perfecto que su madre nunca pudo lograr. Y, por ello, deben de protegerlo de cualquier maldad. Si él cae, todos lo harán.»

«¿De quién?» Me preguntó.

Entonces le dije el nombre, pero su rostro, extrañamente, no se tiñó de ninguna emoción al escucharlo.

No sabía quien podría ser esta chica, pero me resultaba tan familiar, que la simple idea de pensar que la conocía me aterraba.

«¿Cuándo será la guerra con Athena?» Pidió saber, su tono había descendido solo un poco. «¿Lo sabes?»

Le respondí que no habría guerra, sin embargo, yo misma me retracté cuando una oleada de imágenes distintas y distorsionadas llegaron a mi mente.

«En una semana.»

Ella no dijo más, simplemente se limitó a marcharse del Templo con el resonar de sus tacones altos de por medio.

—Señorita Delfos—Escuché la voz de alguien desde el umbral de la puerta, que se encontraba ligeramente entreabierta—. Tiene visita.

Miré los ojos ocres de la Pitia, preguntándole, con esta acción, si tenía la más mínima idea de quien se trataba. Pero, si lo sabía, fingió muy bien que no y eso me orilló a salir de mi aposento en compañía de la doncella que me había avisado.

Fue grande mi sorpresa al darme cuenta de que, quien se encontraba allí, no era nada más ni nada menos que la Diosa de la Victoria, escoltada por dos caballeros dorados.

El caballero Afrodita de Piscis junto a Saga de Géminis.

Sin embargo, mayor fue mi sorpresa cuando mi corazón comenzó a bombear mucho más rápido al encontrarse mis ojos con las esmeraldas de este último.

🌠🌠🌠

¡Hola! ¿Cómo están?<3

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Quién creen que sea el nombre del verdadero enemigo?

¿Qué creen que haya sucedido después de aquel día?

¿Por qué nadie recuerda nada?

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