Reencuentro De Almas Gemelas

Capítulo 6 Visita a la Casa Natal del Libertador y extraños sucesos

No tardaron en llegar a la Casa Natal del Libertador Simón Bolívar una imponente y austera vivienda de fachada de bloques rectangulares color terracota cuya alta entrada de dinteles pétreos está rematada por un frontón donde se apreciaba el escudo de la ilustre familia Bolívar. Esta preciosa vivienda colonial en la que se desarrollaron hechos históricos de notable importancia está llena de belleza y elegancia, albergando en su interior valiosas obras de arte, elegantes muebles de madera propios de la época y sobre todo secretos familiares...

Recorrieron la casa apreciando su sentido histórico, arquitectónico de la época y sobre todo artístico gracias a las valiosas pinturas de Tito Salas, empero, al llegar al espacioso patio central iluminado por la luz del día, ambos de pronto se sintieron arrastrados por una corriente venida de otro tiempo que los abrazó intensamente llevándolos a una especie de portal dimensional perteneciente a un tiempo ajeno al siglo XXI, donde de pronto reinó un silencio súbito a la par que desfilaron ante sus ojos las imágenes de seres humanos con atuendos propios de finales del siglo XVIII principios del siglo XIX. Desplegándose ante sus ojos un ambiente sobrenatural absolutamente irreal a sus miradas atónitas.

Elisa impactada tomó la mano de Carlos para darse valor ante aquellas extrañas visiones que se sucedían ante sus ojos y a las cuales no daban crédito y…, al dirigir su mirada hacía él descubrió con asombro un rostro diferente: el de un hombre de tez blanca, ojos cafés y la misma mirada dulce de Carlos, un hombre venido de un tiempo lejanísimo y tan cercano a su corazón a la vez. Un miedo repentino embargo todo su ser dejándola sin palabras y petrificada.

Carlos por otro lado tampoco daba crédito a aquellas extrañas visiones, por un instante pensó: «Hoy seguramente están montando una función teatral de la época, que bien, ¿pero… que extraño a la vez?, ¡hum!, y antes que pudiera expresar su emoción a Elisa, al dirigirle la mirada en señal de asombro se quedó mudo al ver a una preciosa mujer de ojos verdes parecida a ella, pero vistiendo ropajes a la usanza de finales del siglo XVIII principios del siglo XIX.

Elisa y Carlos se redescubrieron impactados bajo otros rostros, rostros venidos de un pasado distante, sus labios estaban sellados ante la impresionante visión de otra vida, otro mundo muy lejano en tiempo al que conocían. Ambos en aquel instante parecían formar parte de aquella Caracas de antaño, situados en aquel patio colonial de sencillez y hermosura sin igual. Al alzar sus ojos ambas fueron testigos de unos pájaros que surcaban el cielo azul de la Caracas de otros tiempos… En silencio se tomaron de la mano con fuerza y una vez más se miraron desconociéndose en apariencia sintiendo sin embargo sus almas más cercanas que nunca como fundidas en un solo ser…, de pronto y como si de un sueño se tratara se vieron nuevamente inmersos en el murmullo del tráfico caraqueño y personas vistiendo jeans y franela hicieron su aparición, al volver a verse eran los mismos de siempre…, o tal vez desde ese día todo cambió para siempre en sus corazones.

Carlos desconcertado tomó la delantera y le susurro a Elisa:

—¿Tú viste y sentiste lo mismo que yo?

—Carlos…, creo que sí, ¿qué extraño no?, Carlos mi corazón palpita con una fuerza inusitada… ¡Dios mío qué…susto!

—Elisa, no puedo explicar realmente lo que nos sucedió, pero es mejor que nos vayamos de aquí lo más pronto posible, esto que ambos vivimos siempre quedará envuelto bajo el manto del misterio.

Los dos salieron de la casa con rapidez no sin antes mirar cada rincón de la magnífica vivienda, sintiendo a lo profundo de sus corazones que en un tiempo muy lejano ellos de algún modo habían estado relacionados con la casa, en una vida anterior de la que no tenían conciencia plena.

Caminaron en silencio por las calles del centro, apenas cruzando una que otra mirada furtiva entre ellos. Luego tomaron el metro que los llevó hasta la Hoyada, y de allí caminaron al estacionamiento donde Carlos tenía aparcado el carro.

Carlos dejó a Elisa por lo tarde que se les había hecho en su casa; o más bien Carlos se llevó a Elisa desde ese momento en su corazón para siempre. Por otro lado esa noche Elisa trabajó hasta tarde en su casa para organizar las facturas de la banda, pero sus emociones variadas la mantenían desconcentrada producto de la impresión por lo vivido, evento que ella tomó como un signo inequívoco de que algo trascendental había ocurrido o que quizá sucedería próximamente en su vida pero que en ese momento justamente no lograba comprender… Lo que sí comprendía muy bien es que comenzaba a sentirse irremediablemente arrebatada de amor por Carlos.

Por otro lado, Carlos esa tarde llegó a su departamento y al mirar la hora en su móvil enseguida pensó en Elisa, sintiendo a lo profundo de su ser que desde ese día el tiempo jamás transcurriría igual a como había transcurrido el tiempo del que una vez había sido aquel Carlos sin Elisa, aquella bella joven que por mucho tiempo había permanecido en el punto ciego de su vida.




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