La Feria del Libro, el libro de la ex y un stand que arde (literalmente)

Asunción. Primavera.
La ciudad hervía entre calor, flores, humedad y drama literario.

La Feria del Libro se celebraba en el Centro de Convenciones.
Tres pisos de stands, autores firmando, filas eternas para libros con tapas brillantes y editoriales lanzando todo lo que tenían.

Sofía llegó con Tomás.
Ella con vestido fresco y expresión de “yo no vine a pelear, pero tengo lista la artillería”.
Él con remera que decía: "Soy el final feliz que nadie vio venir."

Entraron.
Cámaras. Fans. Fotos.
Una señora le dio una empanada como ofrenda.
Un niño le pidió firmar su cuaderno de matemáticas.

Todo iba bien…

Hasta que Sofía vio el cartel.

Gigante.
Con luces.
Con humo artificial.

> “CLARA DEL SOL presenta:
MI VERSIÓN, LA VERDADERA HISTORIA”

Tomás:
—No. No puede ser.
Sofía:
—Esto no es un libro. Es terrorismo emocional.

El stand de Clara era tan enorme que parecía una escenografía de Broadway.
Pantallas LED pasaban frases como:

“Yo también sufrí.”

“No soy la villana de nadie.”

“A veces, la otra solo estaba primero.”

Sofía sintió que la presión subía como guiso en olla tapada.
Se acercó.
Y ahí estaba Clara.
Perfectamente peinada, firmando libros con una sonrisa que podía matar plantas.

—¡Sofía! Qué alegría verte.

—¿Alegría? El último sobre anónimo tenía tu letra y olor a tu perfume de eucalipto vengativo.

—No hay pruebas.

—Tenés mi número. Podías llamarme.

—Esto es literatura, Sofía. No terapia de pareja.

Tomás se metió.

—¿Y necesitabas poner la portada con tu cara sobre el fondo de fuego y la frase "Ella mintió"?

Clara sonrió.

—Marketing. El público quiere conflicto.

—El público también quiere dignidad. Pero no todos la ofrecen —disparó Sofía.

Una pequeña multitud se reunió a su alrededor.
Gente filmando.
Gente chusmeando.

Clara se puso seria.

—Yo no escribí esto para dañarte.

—No. Solo para reescribir los hechos y vender drama a costa mía.

—Tu libro fue tu versión. Esta es la mía.

Sofía respiró hondo.
Levantó la voz, mirando a la gente.

—Está bien. Leamos todas las versiones. Pero no olviden que las palabras no siempre dicen la verdad.
A veces, solo la que grita más fuerte es la que nadie quiso escuchar antes.

Un aplauso estalló.
Clara apretó los dientes.

Y como si eso fuera poco…
¡BOOM!

Un panel del stand de Clara se cayó.

¡CRASH!

Una de las luces LED hizo cortocircuito.

🔥 ¡FUEGO!

¡FUEGO REAL!
Chispas. Humo. Gritos.
El stand se prendía fuego (leve, pero dramáticamente útil para el guion de la vida).

Sofía y Tomás salieron corriendo.
Teté, que estaba llegando, gritó:

—¡Yo no fui! ¡Pero si me graban, actúo!

Los bomberos entraron.
Clara gritaba:
—¡Mis libros! ¡MIS LIBROS!

Una voz del público:

—¡El karma también escribe capítulos!

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Horas más tarde, en la cafetería de la feria, ya calmados, Sofía miró a Tomás.

—Estoy harta. De los ex, de las ex del ex, de los dramas reciclados como chorizo al día siguiente.

Tomás:
—Entonces hagamos algo nuevo.

—¿Qué?

—Un nuevo comienzo.

Sofía se rió.
—¿Otra vez?

—Esta vez… sin basarlo en heridas. Sin tener que defendernos. Solo escribir desde lo que somos.

Sofía lo miró.

—¿Y qué somos?

Tomás se acercó.

—Dos personas que sobrevivieron a una ex que sabe usar Canva, a un musical donde salgo disfrazado de empanada, y a una Feria del Libro incendiada.
Eso… ya es amor.

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Esa noche, Sofía comenzó a escribir.
No un libro. No aún.

Una carta.

> “A vos, que alguna vez pensaste que tu historia no valía la pena.
A vos, que te sentiste secundaria.
A vos, que fuiste Clara, Sofía, o ambas.
El amor no siempre salva.
Pero el humor… sí que ayuda a sobrevivir.”

Cerró la laptop.

Teté mandó un mensaje:

—Acaban de hacerme un meme en TikTok. Ya soy trending. Quiero regalías.

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Pero justo antes de dormirse, Sofía recibió un mail.

> “Sofía, leí tu libro.
Soy editora de Penguin Random House.
Nos gustaría hablar con vos.
Sobre publicar internacionalmente…
y sobre adaptar tu historia a serie de TV.”