Aún en llanto y sintiéndose aún más culpable por la muerte de André, después de lo que le dijo su amiga Luci, a Bonnie no le queda más remedio que investigar sola. Regresa a casa decida a investigar cómo terminar de una vez por todas con la maldición que tiene aquel espejo. Se acerca a él, revisa el marco, "Alguna inscripción debe haber por aquí" se dice, mientras revisa meticulosamente el macabro espejo, cuando de pronto al reverso logra ver unas iniciales y una fecha: "L&L 30-10-1990" logra ver. Al instante sale de su casa hacia la biblioteca de su universidad y empieza a buscar toda la información referente a esa fecha.
Sumergida entre libros y revistas, no presta atención a Luci, quien la había buscado para disculparse. "Por favor perdóname Bonnie" fueron las palabras que la hicieron volver a la realidad. "Luci estás aquí" pronuncia sin evitar empañar sus ojos de lágrimas, "Soy una tonta y reaccione muy mal, tú no tienes la culpa Bonnie, discúlpame". Ambas se abrazan fuerte y lloran por todo lo sucedido, "No estás sola'" le recuerda Luci a Bonnie, confortándola con aquellas palabras que no sabía que tenía la necesidad de escuchar.
Ambas continuaron con la búsqueda de alguna pista que diera con el origen de aquel espejo, encontrando entre tantas revistas y documentos de aquella época, una noticia trágica sobre el asesinato de Lorent, un hombre que por vengar la muerte de su familia se convirtió en un asesino. Este sorprendente caso llamó la atención de ambas, por lo que continuaron buscando más información sobre Lorent y su familia, descubriendo que su esposa se llamaba Laureth y que ambos se habían casado el 30-10-1981, lo que encajaba perfectamente con las iniciales y la fecha, que claramente fue el día de su aniversario de bodas.
Tras los hallazgos encontrados, Bonnie determinada a que esa pesadilla se termine, decide ir al día siguiente a visitar a la única sobreviviente de aquella familia marcada por la tragedia. Ella cansada ya de aquella macabra tortura y con un semblante poco favorable, toma un suspiro de valentía para tocar la puerta, con la esperanza de entender que le está pasando y sobre todo de encontrar una forma de pararlo. "Sí, a quien busca" logra escuchar tras haber tocado a la puerta, "Soy Bonnie Anderson, quisiera conversar con la hija de Lorent" responde ella, a lo que le responden rápidamente "Vete de aquí, ella está muerta". Al escuchar aquella respuesta las esperanzas de Bonnie parecen desvanecerse, sin embargo algo en ella le decía que insista, que no se rinda, así que con lágrimas en los ojos y con la voz entrecortada le ruega la atienda, hasta que acceden.
Ya dentro de aquella casa, logra entender por qué Molly Brown, la hija de Lorent había negado su existencia, pues desde aquella tragedia, era señalada como la hija de un monstruo. Molly empieza a contarle todo lo que sucedió.
Narra Molly
31-10-1990, día de la tragedia
Aquel día mis padres, hermana de 6 años y yo de 8 años, nos encontrábamos felices preparándonos para el día de Halloween, mi hermana disfrazada de una adorable brujita estaba emocionada esperando que mamá termine de alistarse para que podamos salir a pedir dulces. Papá se quedó en casa ese día, nos iba a dar el encuentro en unas horas, debido a que se encontraba reparando el espejo que le regaló a mamá un día antes por su aniversario número 9, un espejo que mamá había deseado mucho tener, pues a ella le fascinaban las antigüedades.
Caminamos mucho ese día, reíamos, "dulce o travesura" decíamos sonriendo en cada una de las casas a las que tocábamos para pedir dulces, hasta que vimos lo que no deberíamos haber visto, en aquella última casa cuando estábamos a punto de tocar, sin querer mi hermana empuja la puerta, abriéndose lo suficiente como para ver como 4 jóvenes estaban intentando abusar de una chica, quien gritaba, pataleaba e incluso los mordía. Al ver esa escena, mamá nos tapó inmediatamente los ojos y nos jaló de ahi para regresar a casa lo más rápido posible. Sin embargo, aquellos jóvenes ya nos habían visto, por lo que nos siguieron hasta casa porque al parecer mamá los había reconocido. Cuando llegamos a casa, mamá estaba tan nerviosa que tiró las llaves, así que comenzamos a tocar, a gritarle a papá que nos abra la puerta porque aquellos jóvenes ya estaban a punto de alcanzarnos. Aunque éramos unas niñas y no entendíamos la magnitud del asunto, nos encontrábamos muy asustadas, mi hermanita no dejaba de llorar. Al abrir la puerta, papá asustado por la desesperación de nuestro llamado, nos ve en completo llanto y a unos tipos detrás de nosotras.
*Un relato especial por Halloween, espero lo disfruten*