Tan triste como un fuerte color gris
en una fresca mañana de silencio
mi llanto no quiere estar sobrio.
Lágrimas doradas semejantes al sol,
lluvias de dolor, intenso fuego.
Que ardan las mejillas con esmero
Lágrimas cristalinas desterradas
de la tranquilidad de dos párpados
apagados por el brillo de una estrella.
Ojos bien serrados en la paciencia
de una noche sola y desenfrenada,
develada de insomnio hasta amanecer.
Lágrimas falsas impresas con hambre
de unas víctimas tristes y solas,
lágrimas invisibles que al final
tendrán que morir en una sonrisa.
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