Me observo reflejado en el espejo
solo en la memoria del tiempo engreído,
corro por bares azules y negros
huyendo del monstruo más frío.
No seré el león domado y dormido
que carga en sus hombros el peso
de este cruel mundo como un Atlas,
prefiero ser el lobo solitario
que aúlla en medio de la noche,
depresivo y dispuesto a pelear.
No me importa nada que no sea el todo,
me siento mal por el polvo sin rostro
que ríe sarcásticamente de mí.
No masturbo mi mente pensando
en que un día reinará la paz.
Tengo asco de mi mismo,
soy el reflejo en el espejo
donde se mira la sociedad.