Lago de sangre, fuente de vida
llanuras de odio, marchito amor
en el sueño hermoso de una ley enferma.
Criaturas nocturnas en fiestas
danzan oscuros bailes de guerra
y la sangre; antes cuajada y fría,
ahora hierve por las venas del ciervo.
La música negra de la tierra
retumba victoriosa hasta el reino
y los ángeles lloran por la caída
de la corona del alfa y del omega.
Y el hombre que aceptó su verdadera fuerza
ya olvido el palidecer del cielo,
postrándose ahora en el trono
y reinando el mundo que le pertenece.
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