Meditando en los cielos de un parque negro
sufro del insomnio en largas noches de julio
y el sudor que emana de mis poros
me ahoga en delirios mortales.
La fiebre arde en mi cuerpo
como el fuego de la hoguera
donde son quemadas las brujas.
La isla está apagada por toda la noche.
Cansado, debilitado y abatido
espero día tras día
el llamado que me traerá paz.
No espero por la muerte, espero por ti.
Pero tú, loca idea en mi cabeza
en estos días solo tienes espacio para alguien más.
Me dejas atrás y los impulsos
me hunden en supuesta ira
que hieren mi alma nacida bajo un sol naciente.
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