Una comprometida situación
En una clara mañana del principio de agosto,
la desesperación aborda al que aguarda,
cuajándolo y adormeciéndolo.
El desesperado deseo es atracado por la emoción
de ver la imagen esperada,
que brilla en lo opaco de la multitud.
Tú obsesión, me vez y pasas de largo,
Dejándome con el aire pasmado
esperando una acción.
Tomo la decisión y cruzo el puente,
flotando disimulando por el camino
que conduce a tu olor, a tu aroma,
a tu esencia.
Llegué a tu balcón pensando
en dormir en tu atención
pensamientos y deseos no realizados.
En vez de un día brillante,
me obsequias un día oscuro
y luego, con varas de sarcasmo
te burlas de mi paciencia
abandonándome mientras me dejas
caer al vacío.
***