Malditas las lluvias y charcos de sangre,
derramadas las burlas de la guerra.
Mis noches no son campos de batalla
contra el vigoroso enemigo del insomnio.
Jarras llenas de cervezas y ron
tomados por bajos y fétidos seres
en bares de huelgas y muertes,
se decide como tildar y como etiquetar.
Cuando a las mujeres les arde la frente
por la “A” escarlata.
Adultera, bruja social
que rompe el límite de la moral
y viaja como una zorra hambrienta,
sin consuelo, difamada como perra.
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