11 de julio del 2000.
El poeta ha muerto, casi ignorada su acción
pasó desapercibido por las calles de su aldea,
sus huellas no serán devoradas por el viento
y las lágrimas que derramaron sus amigos
pagarán el precio.
Para mí, un desconocido que tambaleante
corre por cielos importados
y sus palabras, signos de orgullo,
brillarán en la noche junto a los grandes.
Un solitario que agobiado por sus pulmones
en el catre de un asilo de enfermos,
sonríe nervioso
y se despide tímidamente de la vida,
sin pronunciar palabras.
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