Súbita muerte que en el tiempo ruge
furiosamente sin cesar en el pasto.
Sobre la pálida Gólgota,
fue crucificada la estrella de la mañana
y el caballo blanco
fue clonado por papas de roma.
El manto blanco ya no me cubre las entrañas
y mi corazón aborta un feto asqueroso
mientras ultrajan tu corazón,
mientras ultrajan tu alma.
La sed de venganza
de los predicadores de la muerte,
la venganza invisible
de los despreciadores del cuerpo.
A tu cerebro,
a ese niño inocente que aprende a soñar,
lo azotan y lo reprimen sin compasión.
Esta noche me quedare en casa
mirando mis ropas mancharse de sangre.
***