Reflet

0.23

Si tú lo haces, yo también

Tonta, tonta, tonta, ¿qué no oíste que esa curiosidad terminará matándote?

Mi desilusión creció, conmigo misma, con el mundo, con todo, hasta con el gato de la vecina que ya no usaba el arenero.

Todo dentro de mí pareció desmoronarse, cada parte de mí, se apagó. Quise terminar con todo lo que me rodeaba pero al tiempo, sentía que no tenía las fuerzas necesarias como para atreverme. Y, aunque el abundante agotamiento se había apoderado de cada parte de mí; tanto dentro como afuera, no fui capaz de sentir absolutamente nada negativo que, me permitiese, derrumbarme por completo. Porque Aník había consumido de mí el dolor, tristeza y furia por perder a mí madre.

—Se supone que tú no consumes esos sentimientos—le dije, con las lágrimas brotando de mis ojos y la presión en mi pecho—. Cuando lo haces…

—Me descontrolo un poco, lo sé, Eila—dejando que las tinieblas blancas surgiesen, cerró los ojos—. Pero tú no sobrevivirías sí sientes ésta perdida, no lo soportarías. Yo estoy aprendiendo a manejarlo… haces que algo en mí despierte pero debo aprender a convivir con ello. En cambio, tú necesitas tiempo y esto no te ayudará, no sí no consumo de ti.

Cuando él abrió los ojos y noté el cambio en su color, viendo una parte de luz como estrellas fugaces revoloteando en él, supe que había terminado con mi miserable momento de dolor. El peso en mi cuerpo se esfumó y respiré profundamente, sintiendo un vacío dentro de mí que, no me dejó del todo tranquila.

Y una parte de mí deseaba perder el control por segundos, porque la había visto morir. Mi madre se había perdido entre esa oscuridad y yo parecía un robot, sin sentimiento alguno brotando por ese recuerdo.

El caos había llegado a Danville y la muerte con ella. Fuertes vientos sucumbían los bosques que nos rodeaban, las ventanas chocaban entre sí y el viento se adentraba en los pequeños huecos que había para dejar un escalofrío gracias al silbido que hacia éste. Y yo permanecí con mi frente pegada al vidrio de la ventana de mi habitación, pérdida, confusa y demasiado pensativa.

“¿Qué podía hacer yo frente unos seres sobrenaturales que parecían llevarse todo a su paso? ¿Cómo revivir a alguien, cuando se había esfumado frente a mí? ¿Quién era yo?”

¡Nadie! ¡Era la nada! ¿Y qué era la nada? Bueno..., eso tampoco lo sabía.

Los reflejos habían aparecido en mi vida… no sabía la razón específica, pero mi mente giraba en la idea de que había una razón, un propósito.

No obstante, el resultado era el mismo: en blanco. Nada venía a mi mente, y nadie me aclaraba las dudas que llegaban a formularse una y otra vez.

—Deberías dormir.

No me giré, sabía quién era.

—Debería, pero no quiero dormir, Lila—murmuré, aún con la vista fija en la ventana—. No puedo. Las imágenes se repiten en mi mente—sofoqué un grito con mi almohada—: ¡Y aun así, viéndolo todo de nuevo, no puedo sentirlo! ¡No puedo aceptar que esos bichos brillantes se la llevaron!

Todo estaba oscuro.

» ¿Cómo le diré a Kayne? ¿Cómo podré verle a la cara y explicarle que una especie de seres sobrenaturales, mataron a mamá?

Ella agachó la cabeza.

Aník y Diuk nos habían dejado en casa, sin siquiera decir algo, sin explicar o si quiera quejarse, es que jodidamente no decían nada, no hacían nada, no se quejaban por nada y mucho menos replicaban. ¡Estaban peor que la población femenina! Y fíjate que esa es bien difícil de entender.

— Es extraño, porque yo también la vi, sentí el dolor, pero no me estoy sintiendo como tú, pese a que consumieron de ambas. Eres diferente, tal y como ellos lo han repetido una y otra vez—admitió, resoplando y caminando por la habitación—. ¿Sabes? Nunca nos imaginé en una situación como esta.

Preferí no dejar a través del cristal, apreciando la calma entre la brisa que viajaba de rama en rama. Era la única imagen que necesitaba en ese instante.

— ¿Que por nuestra culpa estén muriendo personas?—pregunté, sintiendo su cuerpo cerca del mío en cuanto tomó asiento a mi lado—. Porque fíjate, yo tampoco lo imaginé.

—No—negó enseguida, la tristeza en su tono de voz era evidente—. Me refiero a que ellos hubieran aparecido. Son seres sobrenaturales, Eila. Tú lo ves normal y siento que para ti, a pesar de cada golpe que has recibido, sientes que entiendes todo.

—Bueno, no todo...

Ella soltó una leve risa, sentándose a mi lado.

—Yo estoy aterrada, Eila—admitió—. Mientras que tú buscas cómo acercarte más y meterte en sus cosas, yo solo quiero saber cómo huir o evitar que nos matemos en el intento. Quizá alejarnos sería lo mejor, ¿no crees?

Permanecí unos segundos pensativa por sus palabras. Ella tenía razón, ¿Por qué mierda tenía la necesidad de meterme tanto con ellos? ¿Por qué era tan curiosa sobre todo lo que a reflejos refería?

Estoy segura que sí unos vampiros hubieran aparecido les hubiera dado nada más un mapa del hospital para que fueran al banco de sangre y me dejaran en paz, pero solo eso.

Entonces, ¿Por qué razón quería saber tanto sobre ellos? ¿Por qué deseaba saber más sobre él? ¿Por qué sentía que aquella conexión con Aník era más profunda que cualquier otra cosa que hubiese sentido en toda mi existencia?




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