No te burles ni te alegres del mal ajeno, no te burles de una persona que tenga alguna enfermedad, ni que le hayan echado de su trabajo, ni que este pasando necesidades económicamente, ni por su aspecto físico, ni porque vive en una casa humilde, ni porque no tenga hijos, ni tan poco, porque no consiga mujer o marido, ni porque vista humilde.
No te alegres de tu enemigo que tanto mal te ha hecho. Cuando veas con tus ojos que le ha llegado castigo, no te alegres.