Lluvia de nuevo, las gotas habían retomado su tarea de bajar desde el cielo a limpiar el mundo de tristeza, no era amante de la lluvia, aunque hoy había aprendido a odiarla, a veces me molestaba cuando llovía y más ahora en este estado, me había acostumbrado a andar con las muletas, aún se me complicaba, pero por lo menos no me había caído de bruces al suelo, había empezado a llover cuando salí de la casa de Drew, no era gran cosa, solo pequeñas gotas frías pero ahora había arreciado más, lentamente camino por la acera tratando de evitar los charcos que se formaban, hasta encontrarme frente al arco del parque Thurville, llamado así por ser el parque central de la ciudad, o en el momento en que fundaron Thurville lo era, en estos tiempos modernos la ciudad se había expandido tanto que ahora el parque está a un costado. Saco el móvil de mi amiga y releo el mensaje de temprano.
"A las ocho en el parque donde me viste por primera vez, busca el árbol de madera negra, allí te estaré esperando"
Genial, la pantalla se había mojado un poco, también es culpa mía por no haber traído un paraguas, pero ya no quería cargar con más cosas, ya me bastaba con las muletas. Aprovecho a revisar la hora y también resulta que vengo diez minutos tarde, andar con las muletas por la ciudad era complicado.
Vuelvo a dejar el móvil en el bolsillo de mi suéter y reanudo la marcha un tanto vacilante, no estaba segura que estaba haciendo aquí, estaba lloviendo, oscuro y me venía a encontrar con un chico desconocido, todo pintaba ser una mala idea pero ya no me podía hechar para atrás, no podía ver mucho pero sabía que me encontraba en el centro del parque, ahora solo quedaba buscar el árbol de madera negra.
La lluvia caía cada vez con más fuerza, las ramas de los árboles al rededor se agitaban y no me dejaban ver con claridad, el frío estaba empeorando y ya estaba empapada, avance un poco más hasta que un trueno ensordecedor me hizo dar un brinco y como consecuencia haciendo que afincara el pie lastimado, di un quejido y seguí caminando, di una vuelta en redondo y aún ni encontraba el dichoso árbol, suelto un bufido, ya me quería largar a casa de Drew. Vuelvo a pasear la mirada y me encuentro con un gran árbol a lo lejos, no estoy segura de que sea ese pero decido acercarme.
El suelo bajo mis pies está resbaloso por la lluvia, las gotas impactan contra mi cara y se escurren hasta caer en mis pestañas, dejándome ciega momentáneamente hasta que las retiro con la manga mojada del suéter, noto que ya me falta menos para llegar, esquivo un par de rocas en el camino y por fin llego a mi destino, por la escasa luz no puedo cerciorarme si este es el árbol, pero como aquí no cae tanto la lluvia dejo mis muletas a un lado y me recuesto del tronco cerrando los ojos, me deslizó poco a poco hasta quedar sentada.
- Pensé que no vendrías - dice una voz en algún lado, no me lo esperaba y me hace saltar del susto, gracias a la posición en la que estaba pierdo el equilibrio – además mi tobillo no ayuda – y termino tendida boca a bajo en el suelo.
Pongo las manos en el césped mojado y con un pequeño impulso termino arrodillada lo cual hace que mi tobillo duela, doy un leve respiro tratando de tomar fuerza para el dolor que se que vendrá cuando me levante, cuento hasta tres mentalmente y me levanto. El dolor nunca llegó. Siento unas manos sujetándome por las costillas y ayudándome a ponerme de pie. Escucho sus pasos alejándose hasta que el sonido se detiene.
- Gracias, - digo al sujetar las muletas que el chico me pasa - aunque fue tu culpa que me cayera, ¿no sabes que no debes sorprender a las personas? - digo con algo de molestia.
Me doy la vuelta al ver que el chico no responde y sorpresa, ¡No está! ¿A dónde se había ido?
- ¿Sigues aquí?
- Si, aquí estoy - responde desde algún lugar, no logro verlo - estoy detrás de el árbol -
Intento rodear el árbol, al llegar a dónde se supone que está, solo había vacío, con la lluvia no oía sus pisadas, así que no sabía dónde podía estar.
- ¿Podrías dejar de moverte? - pregunté algo irritada - está lloviendo, me duele el tobillo, hace frío y que te estés moviendo de un lado a otro no me ayuda, además eres un desconocido, entre más rápido terminemos esto, más rápido me iré a casa donde me sentiré segura.
— De acuerdo, me quedaré quieto, pero con una condición
>>Esto va de mal en peor, ahora quiere ponerme condiciones, sabía que esto era una trampa para robar mis órganos<<
— ¿C-cuál? – tartamudee al preguntar.
El río ante mi nerviosismo, se notó.
— No tengas miedo, no es nada malo – empezó diciendo, de vez en cuando se escuchaba el sonido de las gotas de agua caer contra las hojas en el suelo al soplar el viento – solo te pediré que te quedes de tu lado, allí donde estas.
— ¿Que? ¿Porque? – indague intrigada y aún más nerviosa si se podía estarlo.
— Solo hazlo – soltó apresurado – por favor – lo último lo dijo casi en un susurro.
No dije nada, no accedí verbalmente, pero creo que el entendió que lo haría, escuché un peso caer sobre el suelo del otro lado del tronco, supuse que se sentó, así que hice lo mismo, cruce mis piernas que morían de frío y las escondí bajo la falda del uniforme que aún llevaba puesta.
A partir de ahí se hizo un silencio entre ambos, no se que estará haciendo el, yo solo estoy observando una que otra gota que cae frente a mi, empieza deslizándose por el cuerpo de una hoja hasta caer por la punta y terminar sobre una florecilla que gracias a la lluvia terminó moribunda.
— ¿Cómo te hiciste con mi móvil? – rompí el silencio tomando valor.
— No lo robé si es lo que piensas, lo encontré tirado en el suelo de este parque, un poco más allá de donde nos conocimos. – aún seguía con la vista en la gota mientras el hablaba cuando sentí una leve presión en mi brazo, al voltear observé su mano saliendo de detrás del árbol y en ella sostenía mi móvil. – por cierto, deberías ponerle clave, cualquiera se lo hubiese quedado o peor.