LA OSCURIDAD DEL ALMA
En Yunmeng, Jiang Cheng se encontró en medio de una tormenta emocional. Los recuerdos dolorosos de su pasado se apoderaron de él, y las decisiones que había tomado, llenas de arrepentimiento y culpa, pesaban sobre su corazón. Se encerró en su habitación, incapaz de escapar de la espiral de pensamientos oscuros que lo atormentaban.
Lágrimas amargas recorrían su rostro mientras maldiciones hacia sí mismo salían de sus labios. Se culpaba por no haber estado presente cuando su familia lo necesitaba, por haber dejado que las tensiones lo separaran de sus seres queridos y por no haber sido capaz de protegerlos. Se reprochaba por no haber mostrado su amor y aprecio cuando aún podía hacerlo.
El peso de sus errores lo hacía sentirse insignificante e inadecuado, como si no mereciera ser amado o perdonado. La tristeza y el dolor lo sumieron en la oscuridad, y cada vez se sentía más atrapado en su propio remordimiento.
En uno de los momentos más intensos de su aflicción, Jiang Cheng recordó las palabras del hombre misterioso: enfrentar los recuerdos dolorosos y permitir que las emociones fluyeran libremente. Recordó que la curación requería de valentía para confrontar el pasado y aprender de él.
Decidió entonces abrirse a sus emociones y permitirse sentir el dolor en toda su intensidad. Dejó que las lágrimas fluyeran sin contenerlas, y en ese acto liberador, comenzó a notar cómo la carga se aligeraba gradualmente. Comprendió que el proceso de sanación no sucedería de la noche a la mañana, pero que el primer paso era permitirse sentir y aceptar su dolor.
Con el tiempo, Jiang Cheng comenzó a encontrar consuelo en la idea de que honraría la memoria de su familia siendo mejor persona. Aceptó que no podía cambiar el pasado, pero sí podía aprender de él y utilizar sus experiencias para crecer y convertirse en alguien más fuerte y compasivo.
Días después de su regreso a Yunmeng, Jiang Cheng se sintió impulsado a volver al bosque en busca del extraño, ya que no podía sacar de su mente al hombre misterioso del bosque. La necesidad de respuestas y la sensación de que su camino estaba conectado de alguna manera con el hombre de la túnica oscura lo llevaron de vuelta al lugar donde había encontrado una nueva esperanza.
Jiang Cheng volvió a aquel bosque para encontrar al hombre misterioso, como si adivinara el hombre le estaba esperando, Jiang Cheng fingió que solo era casualidad, ambos platicaron hasta el atardecer, antes de despedirse Jiang Cheng le pregunta —¿cuál es tu nombre?
—puedes llamarme Huan— dijo con una sonrisa en su rostro.
—Huan — susurro para si mismo.
Se despidieron con una sonrisa, pero Jiang Cheng no pudo evitar hacer una última pregunta antes de que Huan desapareciera por completo. —Huan, ¿por qué decidiste ayudarme? ¿Por qué tomaste interés en mí y mi dolor?—
Huan, se detuvo por un momento y miró a Jiang Cheng con seriedad. —Todos tenemos nuestro propósito en este mundo, Jiang Cheng. El mío es encontrar a aquellos que necesitan luz en la oscuridad y guiarlos hacia un camino de sanación y redención. Tu corazón roto y tu alma en dolor resonaron conmigo, y supe que podía ayudarte a encontrar tu camino nuevamente—.
Jiang Cheng asintió, comprendiendo que su encuentro con Huan no había sido una simple casualidad, sino parte de una conexión más profunda entre ellos.
—Gracias, Huan—, dijo Jiang Cheng con sinceridad. —Has sido un guía invaluable en mi camino hacia la curación y la esperanza—.
Huan asintió con una cálida sonrisa. —Ha sido un honor ser parte de tu viaje, Jiang Cheng. Recuerda siempre que el poder de la sanación está dentro de ti, y nunca olvides las lecciones que has aprendido—.
Con esas palabras, Huan se despidió definitivamente y desapareció en la penumbra del bosque. Jiang Cheng se quedó allí, sintiendo una mezcla de emociones, pero con el corazón lleno de gratitud por haber conocido a alguien tan sabio y compasivo como Huan.
Jiang Cheng observó cómo Huan se alejaba, desvaneciéndose entre los árboles del bosque una vez más. Habían pasado muchos días desde su último encuentro, y aunque se había preparado para este momento, no pudo evitar sentir una mezcla de gratitud y melancolía.
Jiang Cheng volvió al bosque para encontrar a Huan, pero ya no estaba ahí, y volvió otro día tampoco estaba, habían pasado días, después los días se convirtieron en semanas, y ya era casi tres meses que no lo volvió a encontrar de nuevo
Jiang Cheng se encontraba en una encrucijada emocional. El bosque que solía ser un refugio y un lugar de sanación para él ahora estaba vacío, sin rastro de Huan que una vez lo ayudó a curar su corazón roto. La desesperación se apoderó de él mientras luchaba con sus propios demonios internos.
A pesar de haber buscado incansablemente, Jiang Cheng no logró encontrar rastro alguno de Huan en el bosque. Cada día que pasaba sin su presencia, la esperanza en su corazón comenzaba a flaquear, y una sensación de pérdida lo invadió.
Se preguntaba si aquel encuentro con Huan había sido solo un sueño o una ilusión de su mente. Pero los recuerdos de Huan eran demasiado vívidos para ignorarlos. Sabía en su corazón que su encuentro con Huan había sido real, y lo que había aprendido de él lo había cambiado para siempre.
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Editado: 03.08.2023