Me desperté cuando alguien suavemente tocó mi mejilla. Aun adormilada me pareciò que fue un gato, aunque me sorprendì un poco que se respirara demasiado pesado y ruidosamente. ¿Quizás debería llevar a mi animalito al veterinario para que lo trate? Luego vino la idea de que yo en realidad no tengo un gato. Casi al mismo tiempo, sentí que la palma de un hombre apretó suavemente a mi hombro derecho.
Los reflejos se despertaron antes de que pudiera abrir los ojos. Una ola de aire poderosa que escapó de mi palma arrojó al invasor a un lado, golpeándolo con fuerza contra la pared.
- ¡Ay! ¿Por qué? - escuché desde el suelo en un tono ofendido, lo que me hizo despertar finalmente.
Estaba en mi dormitorio, en mi cama. Todo fue como de costumbre a excepción de un hombre desnudo, gimiendo levantándose del suelo.
- Lo siento. - murmuré con voz ronca y somnolienta, sin sentir ni menor arrepentimiento.
- Eres mala. Generalmente todos son felices por la mañana cuando trato de complacerlos, y tú ... - mi amante, con quien pasé una buena noche, siguió mascullando.
- Entonces no me complaciste bien. Lo siento de nuevo, simplemente no habías que tocarme sin permiso, - yo arrugué, alcanzando mi bata, casualmente arrojada en una silla cerca de la cama. ¿Qué puedo hacer? Nunca he sido ordenada.
- Si. Ingenuamente pensé que por la noche había recibido mi permiso. - el hombre no se calmaba, vistiéndose lentamente.
- Andy, ¿siempre eres tan desagradable por las mañanas? - No pude resistir un bostezo en mi puño.
- No, solo si me arrojan contra la pared, - se burló, poniéndose la camisa por encima.
- Bueno, ya me disculpé, - dije conciliando, tratando de recordar dónde puse la ropa limpia después del lavado. Por alguna razón, este importante momento no quiso ser recordado.
- Aha. Oye, Adriana, deberías obtener un esclavo. Tendrías el orden, y tu deseo de controlar completamente el proceso se cumpliría hasta el más mínimo detalle, - Andy resopló de repente en un tono más tranquilo, mirando alrededor de la habitación a la luz del día. Por la noche, cuando entramos aquí, ni siquiera encendemos la luz. Ahora el desorden era visible en todo su esplendor.
- ¿Y por dònde me consigo tanto dinero para un esclavo? Y tampoco necesito un hombre extraño que deambule constantemente por la casa. Por cierto, ¿no te dije por la noche que te fueras a casa cuando termináramos? - Fruncí el entrecejo, rascándome la nariz.
El problema de la limpieza de las habitaciones no me molestó en absoluto. Pasé casi todo mi tiempo en el trabajo y en casa, en general, solo dormía. Y cuando había pocos días libres, no quería gastarlos en limpieza. Por supuesto deliberadamente no hice un lío, pero el caos querido por mi corazón me está definiendo a mi.
- No, te quedaste dormida casi de inmediato. ¿Entonces me querías echar afuera por la noche? - se indignó sin abrochar los botones de la camisa, y dió un paso hacia mí.
Recorrí con la mirada su pecho desnudo sin un solo pelo, sobre los perfectos abdominales, sobre los huesos de la pelvis ligeramente salientes. Me detuve en la tela de sus pantalones, que escondía el detalle principal de la imagen, pensé en algunos momentos de la noche.
- Pues, considera que mereciste dormir en mi cama hoy, - sonreí involuntariamente.
Andy interpretó correctamente mi mirada y se pasó lentamente la mano por su torso desnudo. Luego se inclinó hacia mí y me dio un beso largo, del que volvió a despertar el deseo.
- ¿Quizás merezco algo más? - susurró en voz baja directamente en mis labios.
Miré el reloj de la mesilla de noche e hice una mueca de molestia.
- Hoy no. Es hora de trabajar, - contesté con pesar, levantándome de la cama.
- Ese es siempre el caso. Tan pronto como se sintonice con un pasatiempo agradable, le espera un fastidio. Bueno, date prisa para ayudar a los que sufren, eres servidor formidable de la ley y el orden. Hoy estoy libre como a las diez de la noche, ¿nos vemos? - preguntó, con mala gana dando un paso atrás y ya abrochándose por completo todos los botones de su camisa.
Honestamente pensé. Fue bastante bueno con él por la noche, pero no es suficiente para querer repetirlo en los próximos días. Y ahora no puedes sacarlo por la puerta como a los demás, lo que no me convenía en absoluto.
- No puedo hoy, hagámoslo la próxima vez, - dije suavemente, sonriendo.
- ¿Cuando?
- Déjame contactarte más tarde, ¿vale? Sé dónde trabajas, - Por eso prefiero separarme con los chicos justo después de los placeres de la cama.
Después de todo, conocí a este camarero ayer. Quizás algún día repetiremos nuestra reunión, pero seguro que esto no pasará en las próximas semanas.
- ¿Me echaste? Me parecía que todo estaba bien, - Un resentimiento casi infantil brilló en la voz del hombre.
- Andy, somos adultos y ambos entendimos que nuestra cita era única. Quizás lo repetiremos más tarde, pero ahora lo siento - es hora de que me prepare para trabajar. No te ofendas, - dije lo más gentilmente posible, tratando de no ofender al hombre.
Anoche pensé que era mucho mayor. La mala suerte de encontrarme con un hada mestiza. Miran su edad real durante el día y un par de años mayor durante la noche.
En lugar de responder, Andy volvió a acercarse a mí y me dio un beso apasionado. Сasi estuve de acuerdo en quedarme en casa hoy con desgana, pero las manos del tipo se deslizaron sobre mi culo y apretó fuertemente los hemisferios. Inmediatamente me alejé de él, apenas conteniendo el flujo de magia que salió de mí en respuesta a tal insolencia.
- ¡Hey, sin manos! Estuvimos de acuerdo, - me enojé.
- Lo siento, no pude resistir. Espero que en la próxima reunión me digas de dónde tienes esos problemas, - Sonrió desarmado, me guiñó y salió de mi casa.
Y habiendo echado una mirada más al reloj, insultando me precipite a la ducha para ponerme en orden. Ya estaba llegando irremediablemente tarde al trabajo.