MIGUEL (MIKE)
—¿Te puedo cambiar de lugar?— cuestioné a mi compañera de a lado, Jeni en cuanto la primer clase terminó.
Creí que esta escuela era una de esas en las que el estudiante cambia de salón pero no aquí el que cambia de salón es el profesor y para mi mala suerte estaría en todas las clases junto a "Las Reinas" y peor aún sentado a lado de su abeja reina, Mina.
Ella se asomó por encima de mi hombro para ver el porqué de mi petición.
En su rostro se formó una pequeña pero mal disimulada sonrisa.
—¿Por qué?— preguntó con un tono de falsa inocencia, se que quería burlarse de mi pero no dije nada.
—No quiero estar cerca de ella— La miré de reojo y estaba hablando con su amiga castaña, Sarah quien se veía triste pero luego de que Mina le dijera algo al oído ambas sonrieron, se notó que el estado de animo de Sarah mejoró bastante. Al menos parece ser buena amiga pero eso no le quita lo grosera y mal educada — No me cae bien — finalicé.
—Pero ni siquiera la conoces, ¿Por qué te cae mal?— preguntó en voz baja, tal vez tenía miedo de que ella escuchara.
—Pero si tú misma me dijiste que me alejara de ellas.
—No, yo te dije que no te metieras con ellas porque no te convenía tenerlas de enemigas.
Bueno en eso tenía razón.
—Dime más sobre ellas— Mi curiosidad habló por mi — Lo que sea, por favor.
—Hay mucho que decir— se quedó pensando unos segundos — Mejor tú pregunta algo y yo respondo.
—¿Las conoces? No me refiero a lo que todos saben sino a algo más allá de simples chismes.
—Podría decirse que sí, hace mucho tiempo Mina y yo... Eramos... Amigas — Titubeó un poco.
¡Oh por Dios! Esto no lo veía venir, no entendía como una chica tan linda como Jeni pudo ser amiga de alguien tan mala como Mina.
—No te creo, tu eres buena y ella es... ¿Como decirlo? Amm... Mala— mi reacción la sorprendió pero en lugar de molestarse, sonrió.
—Hay veces en las que la primera impresión que te causa una persona no siempre es la correcta— me quedé sin palabras. ¿Será posible?
—¿Entonces se pelearon?
—No quiero hablar de eso, por favor— Su mirada triste me lo dijo todo.
Enseguida entró el profesor y ya no seguimos hablando, intenté prestar atención pero me resultaba difícil, la duda de saber que paso entre Jeni y Mina rondaba en mi cabeza.
•••
Llegó el receso y Jeni se mantuvo a mi lado, entonces me di cuenta de que ella no tenia amigas, la duda creció, tal vez Mina tenía que ver con eso, me parece demasiado raro que nadie hable con Jeni y que antes de que yo llegara ella estuviera sentada sola.
Nos dirigiamos a la cafetería y durante el transcurso me contó que le gustan los unicornios, el sushi, las películas de acción en especial las de Rápido y Furioso, ama el color rosa, la música electrónica, y más cosas y me di cuenta de que no compartíamos los mismos gustos en lo absoluto.
Entramos y luego de haber comprado nuestros almuerzos nos dirigiamos a una mesa mientras que Jeni seguía hablando sin parar, eso me gustaba de ella ya que por lo menos no había esos molestos silencios incómodos, ella iba atrás de mi mientras yo intentaba encontrar un espacio para nosotros, estaba por voltear hacia ella para decirle que ya había visto un lugar pero antes de eso un fuerte grito femenino llamó la atención de todos.
—¡Estúpida!— la voz de Mina se escuchó en toda la cafetería.
Me giré lentamente para ver quien era su nueva víctima y mis manos temblaron del coraje, era Jeni.
—Perd... Perdón, fue un accidente, yo venía distraída y alguien me empujó.
Mina tenia fideos por toda la cabeza, como un pequeño castigo por lo que hizo ella en la mañana, me hubiera reído si no fuera Jeni la que estaba en esa situación.
Miré alrededor y todos tenia ganas de reírse pero imagino que no lo habían hecho por miedo, miré a sus amigas, Sarah tenía una expresión de clara molestia mientras que Mindy ¿Reprimió una carcajada? Esa chica no me da buena espina.
—¡Alguien! ¿Quien?— Mina levantó la cabeza buscando a alguien y todos le bajaron la mirada— Esto lo hiciste a propósito.
Ella estaba por darle una bofetada pero no lo permití, rápidamente detuve su mano. En ese momento nos miramos con claro sentimiento de furia, ella por su perfecto cabello arruinado y yo por lo que estaba por hacerle a Jeni.
—¡Sueltame estúpido!— jaló su mano pero no la solté, su mirada se intensificó a tal grado que sus ojos parecían echar destellos, admito que jamás en mi vida me habían mirado de ese modo pero no tenía miedo.
—Te está diciendo que no tuvo la culpa y aun así te pidió perdón— dije entre dientes, molesto — Así que dejala en paz— solté bruscamente su mano.