Regalos de Navidad

Capítulo 13

El sol ya se ha ocultado y la suave brisa de la noche me arropa como abrigo en invierno. La carretera cada vez se hace mas larga aumentando mi ansiedad y los nervios que siento por encontrarme con mi familia. El agotamiento que sentía tan solo hace unas hora se ha extinguido completamente dejando una emoción creciente que compite contra los nervios.

Mi mente durante todo este trayecto, ha estado buscando incansablemente las palabras adecuadas para disculparme con mi familia_ especialmente mi tía_pero ninguna es adecuada o lo suficientemente buena. Todas esas ideas que vienen y van, me han hecho pensar profundamente en el grave error en el que estaba, es increíble como un hecho nos ciega hasta el punto de transformarnos completamente en otra persona muy distinta a la que eras, y nos impulsa a tomar malas decisiones que encaminan nuestra vida a algo que no queremos, aunque en el momento no seamos conscientes de esto y no queramos aceptarlo.

En este punto, ya no me interesa saber que fue lo que pasó en el pueblo, ni como paso. Lo único que me importa es saber que aun estoy a tiempo de cambiar y encaminar mi vida, ya que siempre es tiempo de empezar, aunque el reloj marque otra hora.

A los lejos comienzo a vislumbrar una señal con el nombre de la capital. Mientras conduzco por las abarrotadas calles observo el mismo patrón que en otros lados, muchas personas caminando, comiendo, comprando o disfrutando de esta bonita noche, las casas perfectamente decoradas con guirnaldas, arboles, esferas de colores y luces que representando muy bien el espíritu festivo de esta época. Viendo todos estos elementos en conjunto, el sentimiento que tengo es diferentes y por una parte me alegra el cambio.

Tras atravesar algunas calles por fin llego a mi destino. Frente a mí, una casa de dos plantas de color crema, con una chimenea de piedra y frente al pequeño jardín una reja de madera que divide la cera de la propiedad y esta última se encuentra iluminada por dos faroles pequeños rodeados de luces que se extienden por toda la reja.

Despacio camino hasta esta notando que se encuentra abierta, ante esto me sorprendo al darme cuenta de que realmente mi tía esperaba que viniera, por lo menos esta vez no la defraude, pienso. Frente a la puerta toco el timbre y espero unos minutos hasta que de pronto esta es abierta.

_Jasper

_Hola, Maximiliano

_Vaya, eres tú_ dice este sorprendido para después abrazarme efusivamente, por lo cual sonrío un poco_ Lo siento, sé que no te gustan los abrazos, pero es que ha pasado tanto tiempo; pasa no te quedes ahí_ dice al ver que sigo parado en la puerta mientras habla deprisa, ante esto solo me queda asentir y sonreír en respuesta_MAMÁ JASPER ESTÁ AQUÍ.

Al entrar noto que la casa sigue igual que siempre, la sala de estar amplia con paredes azul claro, techo blanco y un suelo de madera cálida. Frente a la chimenea de piedra, dos sofas de cuero marrón, algunas plantas con flores, el árbol de navidad y las decoraciones. Todo esto se encuentra ubicado de manera armónica creando un ambiente acogedor y familiar.

_Jasper_ escucho la voz de mi tía por lo que me giro en su dirección, esta se encuentra observandome sorprendida y sin emitir ninguna otra palabra.

_Jasper, ¿eres tú?_ dice mi tío entrando_ que bueno que al fin decidiste venir _ continua mientras acorta la distancia que nos separa y me da un abrazo, el cual correspondo con una sonrísa.

_No quería que pasara más tiempo_ digo mientras me separo de él un poco avergonzado, mientras esto pasa, observo a su esposa que sigue ahí observando sin decir nada con los ojos aguados.

Al ver esta escena, siento una punzada de culpa que me atraviesa al ser consciente del daño que les he causado. Mi tío, al ver a su esposa, se acerca a ella y la abraza por la espalda. Maximiliano, notando el tenso silencio que se ha formado de pronto, intenta romper el hielo y comienza a hablar.

Yo, por mi parte, trato de encontrar las palabras que tanto ensayé en el camino, pero nada me sale. Realmente no sé qué decir o cómo justificar mis acciones. Disculparme se me hace más difícil que resistirme a comer chocolate, y eso es decir mucho. Sumido en mis pensamientos, me doy cuenta de que todos me miran en silencio, por lo que intuyo que me han preguntado algo. Aprovechando esto, reúno todo el valor necesario y comienzo con la disculpa.

_La principal razón por la que vine aquí es para disculparme por mi actitud distante y los malos ratos que les hice pasar por mi comportamiento. Durante este viaje me dí cuenta de que solo culpaba a otros por mis desgracias para así sentirme un poco mejor, pero lo que hacia era alejarme de los que me amaban y ser alguien que en el fondo no quería ser. Aunque sé que no me perdonaran de inmediato, quiero que sepan que…_inicio mi discurso de manera sencilla y dejando que fluyan las palabras, sin embargo este es interrumpido por mi tía, la cual se tira en mis brazos y me estrecha con los suyos, transmitiendome la calidez que no sabía que necesitaba, hasta ahora, la calidez de una madre que esta dispuesta a perdonar, porque sí, ella se ha ganado el título de madre.

Aunque mis padres no esten ellos me dejaron con una gran familia, que ha sabido cuidarme y amarme, una familia que por más ingrato que sea, siempre está ahí para mí. Siendo conciente de este hecho, derramó algunas lágrimas, pero estas son de felicidad, al haber descubierto mi regalo de navidad sin tener que buscarlo.

_No necesitas disculparte, nosotros siempre seremos tu familia_ dice mi tía entre lágrimas, mientras extiendes sus brazos a su esposo e hijo, para que se sumen a nuestro abrazo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.