Reglas

El inicio

¿Quién pensaría que mi primer día de clases lo iba a pasar enferma?

Que extraño karma, no voy al lugar que mas odio pero a cambio debo sentirme como la mismísima mierda.

Debo de admitir que estos últimos  años fueron un completo martirio para mí, déjenme les explico.

Hace tres años, cuando tenía catorce, vivía felizmente en Miami, era perfecto, el clima caluroso, la playa, el olor del mar, me encantaba. Lamentablemente siempre hay un pero, y el mío se debe a que mi padre había sido ascendido en su puesto, y eso implicaba mudarnos a Canadá, no nos opusimos, porque comprendíamos lo que significaba esto para mi padre.

Al principio todo marchaba con total normalidad, pero, cuando comenzaron las clases, se volvió un suplico. A mi hermano, Alexander, al principio lo molestaban por su color de piel, bronceada por el sol de Miami, él le restaba importancia y se centraba en su grupo de amigos. Pero para mí no era tan fácil, me molestaban por ser aplicada en la escuela, así es soy el cliché de la nerd. Pero a diferencia de mi hermano, lo mío iba más allá de palabras. Me insultaban, gritaban, empujaban, pateaban, golpeaba, de todo. Gracias a esto, mi mejor amiga se volvió el maquillaje.

Por eso estoy aliviada de no ir a la escuela, pero, este año me propuse que no iba a dejar pisotearme por nadie.

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- Cariño, despierta, te traje un poco de té para que se te pase un poco el dolor de garganta. - Dijo mi padre mientras me zarandeaba delicadamente.

- Gracias. - Musite enderezándome para luego beber el té.

- Oye, quiero decirte algo, así que presta atención. - Dijo serio. - Debo ir tres días a otra ciudad, volveré el miércoles a la noche. Es por un proyecto, debo presentar en una junta varios diseños de estructuras. Y quiero pedirte que los cuides a tus hermanos, sé que estas enferma, te deje pastillas en la alacena, pero tú eres responsable y ellos... no, quiero pedirte que te encargues de que hagan su tarea, lleguen temprano a la escuela, se duerman a horario y que les hagas la cena, ellos te ayudaran a limpiar todo, tú por otro lado puedes faltar hasta que te mejores.

Ya le dije todo a tus hermanos y no tuvieron problema, pero si pasa algo llámame, yo ya me voy, deje suficiente dinero para la comida debajo de la caja de cereal. - Dijo mientras me acariciaba la cabeza. - Bien, te amo, nos veremos el miércoles.

- De acuerdo papá, mucha suerte, yo también te amo. - Luego deposito un beso en mi freten y se fue.

Son las 19:24, así que decido levantarme, tomar una pastilla, y hacer la cena de mis hermanos.

Una vez que tome mi pastilla me pongo a preparar una pasta.

- Madison, ¿Me ayudas con mi tarea de matemáticas? - Dijo Connor mirándome con ojitos de perro.

- ¿Enserio? Tienes trece años, podrías hacerla solo. - Cuando dije esto, el miro el suelo apenado. - Esta bien, te ayudaré. Ven y muéstrame que es lo que tienes. - Él se acercó y empecé a explicarle ecuaciones.

Dos horas después, nos encontrábamos cenando entre risas, hablando de nuestro día.

- Oye Madi, tengo que hablar contigo después, tú ve a acostar a Connor y yo lavo los platos. - Dijo Alex.

- Claro.

Media hora después estaba bajando para hablar con mi hermano.

- Necesito salir, y no puedes decirle a papá.

- ¿Vas a ver a Liv?

- Sí, también. - Dijo rodando los ojos.

- ¿A dónde vas? Es peligroso.

- Iremos al cine, por favor.

- Tres horas, ni más ni menos, a las 01:13 te quiero aquí. Es mi trabajo cuidarlos, lo siento.

- Bien.

Estaba loco si él creía que lo dejaría ir así, sin más.

En lo que él se preparaba, me puse ropa para salir y pasar desapercibida. Unos pantalones de mezclilla y una blusa de manga larga con mis vans.

Llame a mi única amiga para pedir un favor.

- Leah, necesito tu moto.

Luego de contarle mi plan, accedió. Ella vivía a una calle de distancia, por lo tanto, no tarde mucho en ir a buscarla.

Se que deben estar sorprendidos, mi forma de hablar y actuar, no es como la que quizá mostré en un principio, pero así es como soy, simplemente me gusta guardar las apariencias para mi conveniencia. La única que me conoce es Leah, mi amiga.

Escucho pasos, es mi hermano.

Espere a que estuviera al final de la calle para seguirlo de una forma no sospechosa.

Primer parada, casa de su "novia" Liv. Bien, continuamos, pero, parece que él dijo la verdad. Debería de dejar de ser tan desconfiada con todos, pero no puedo, es inevitable, siento que todos tiene secretos muy graves. O quizá solo soy curiosa, si, eso es.

Todo va normal... ¡Alto ahí! Acaba de pasar el cine, mentiroso.

¿Qué tramas Alexander?

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Luego de un viaje medio largo, llegamos a un lugar lúgubre, aparqué la moto detrás de un arbusto, y los seguí. Ellos se adentraron mientras yo los seguía cuidadosamente.
La música resonaba, había mucha gente, era una fiesta.

Continué siguiéndolos durante una hora, hasta que mi hermano se acercó a la barra. Y el chico, muy guapo a decir verdad, arrastro su mano hasta el, y cuando la levanto había una bolsa pequeña con pastillas y dos cigarros de supongo marihuana.

Alex tomo las  pastillas y las guardo en el bolsillo de su chaqueta.

Genial, este idiota se droga.

Creo que mejor me iré a casa y lo esperare, así cuando se saque la chaqueta, me llevare las drogas.

Luego veré que hacer con estas. Pero, cuando estaba por irme, sentí unos brazos rodearme, me voltee y era un chico que no conocía, obviamente, sus ojos eran azules y su cabello azabache, se acercó peligrosamente y me susurro.

- ¿Quieres ir detrás de un árbol? - Cuando dijo eso pude oler su aliento, apesta a alcohol.

- No. -Apenas dije aquello apoye mis manos sobre su pecho y trate de separarlo de mi, pero su fuerza era mayor que la mía.




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