Reglas

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- Bueno alumnos, así es como se hacen las uniones ionicas y covalentes ¿Alguna duda? - Dijo el profesor de físico química.

Toda la clase estaba en silencio, indicando que "habían entendido", pero no.

El día transcurría normal, sin maltratos. Pero admito que estoy ansiosa porque alguien venga a hacerme algo y revelarme.

No se que haré, es decir, si me insultan los insulto, ¿O los golpeo? ¿Y viceversa? 

Estoy ansiosa, por dejar de ser la tonta chica a la que maltratan, aunque... antes lo era, cuando mi madre estaba aquí. Pero luego de oír una discusión entre mis padres y sumando que, una semana después, fue la partida de aquella mujer a quién, mi yo ingenua, consideraba su madre.

 Cambié, había dejado de ser esa pequeña niña indefensa, manipulable y amable. Me volví fría, sarcástica y callada, en casa mantengo las apariencias, pero en la escuela, ya no. ¿Porqué ser alguien que no soy? ¿A quién quiero engañar? Son tantas preguntas para las cuales no tengo respuestas..

Pero quizá.. 

- ¡Quítate estúpida! - Grito una voz chillona, la cual detestaba y reconocí de inmediato.

- ¡No me toques, zorra! - Le respondí con ira a Peyton, la cual me había empujado para pasar por el pasillo.

- Ya verás. - Dijo antes de abalanzare hacía mí. 

Me dio una cachetada, que no habría dolido tanto de no ser por sus uñas extremadamente largas. Las cuales, seguramente, me habían cortado mi mejilla. Y sí que ardía como el demonio.

Lance mi puño   directo a su mandíbula, y luego un rodillazo en sus costillas. Ella me tomo del cuello, cabe aclarar que estaba sobre mi, y levanto mi cabeza para luego estrellarla contra el suelo. En una rápida maniobra ella quedo de bajo, y le hice lo mismo, admito que sabe pelear, pero creo que puedo ganarle.

Mi puño se dirigió a su estomago, y luego a su nariz.

- ¡Estúpida! - Chillamos ambas, y debido a eso nos lanzamos miradas de repulsión. 

No se en que momento se formo una ronda, pero al distraerme observando a la multitud, Peyton, aprovecho para tomarme del cabello y quedar sobre mí, se paro y me arrastro unos centímetros, pero tome su pie y tropezó, cayendo al suelo, le tome el cabello, de la parte de la nuca, y la levante, para luego estampar su cara contra los casilleros.

- ¡Viene Issa! - Grito una voz masculina y desconocida.

Issa es una profesora muy odiada en esta institución por sus constantes exámenes, sumamente complicados.  Oh, y por su voluntad y deseo de repartir castigos. Por esta razón todos, incluyendo a Peyton, huimos de aquel pasillo. Donde, espero, hice historia.

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Ya es el ultimo descanso, lo que significa que luego hay una clase para irme a casa.

Estoy yendo hacía la cafetería, me rugen las tripas.

He notado que tengo bastantes miradas puestas en mí, no me sorprende, es decir, debo tener un aspecto fatal, llena de moretones. 

Pero nada me impedirá comer.

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Acabo de terminar mi ultima clase, antes de ir a casa iría al baño a mejorar mi aspecto con mi mejor amigo, el maquillaje. No quiero que se enteren allí en mi casa.

Cabe aclarar, para mi suerte, mi hermano mayor estaba en la facultad y el menor iba a secundaria, por ende, no había forma de que se enteraran. Viva la preparatoria. 

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Luego de un largo rato logre verme normal, por ende ya me encontraba yendo a mi casa. Estaba muy feliz de ver a mi padre, lo extrañaba horrores, pero no sabía a que hora llegaría, pero supongo que ya debe de estar, así que haré una parada y compraré su helado favorita y una película de acción, como el ama. Sería mi manera de darle la bienvenida.

 

 

 

Cuando estoy por abrir la puerta trato de hacer el mínimo ruido posible.

Pero una inmensa desilusión se apodera de mi y la tristeza no tarda en hacerse presente.

No estaba, ¿Cómo lo sabía? Fácil, sus llaves no estaban.

No quería hacer nada, simplemente dormir. Estaba enojada con Alexander, y sinceramente, no quería abrumar a Connor con mis dramas, ha de haber de pensar que soy una maldita loca sin sentimientos. 

Odiaba, detestaba, me entristecía que ellos creyeran eso de mí, es decir, me esforzaba porque ellos vieran una faceta feliz y cálida de mí, pero no lo lograba y me carcomía la curiosidad por saber porque nunca me resultaban las cosas. Pero también me enfurecía, ya que yo era la única persona con la que contaban realmente, verán..

Toda la familia de parte de mi padre lo rechazó al enterarse que Verónica estaba embarazada, no conozco el porque a todo esto. Bueno, luego, la familia de Verónica, jamás los conocí, pero ,por lo que me había contado mi padre, ellos eran católicos ¿O cristianos? No lo sé, nunca le presté atención a las religiones, al caso, ellos le habían inculcado en la cabeza que tenia que permanecer virgen hasta el matrimonio, pero sorpresa, Alex llego y mis padres no estaban casados, entonces la echaron de la casa.




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