Nova
—Estas loco — le digo a Shin
—No, es tu culpa, por no decirme que tenías otro mejor amigo — reclama
—¿Osea como? ¿No le hablaste de mi — pregunta indignado Ale.
—Ella si lo hizo, pero Shin estaba más entretenido coqueteando conmigo que no le prestó atención — me defiende Yuleka
—yo si preste atención — reclama Shin — y si, me habló mucho se ti, pero jamás me dijo que eras su mejor amigo— me señala Shin
—¡Ya!— dice Yuleka — dejémoslo por la paz
—Mira Shin, este ser de cabello claro y ojos castaños, se llama Alejandro y es mi mejor amigo desde que tengo conciencia
—Mucho gusto — dice Ale extendiendo la mano
—Y Ale, él es Shin, un chico que conocí cuando vinimos aquí, está en mi sección y como nuestros apellidos són iguales nos pusieron juntos, muchas veses te dije que aquí estaba sola y que papá aún no quiere que mamá se entere que estamos aqui— los ví a ambos — más les vale llevarse bien porque en carrera vamos a estudiar los cuatro, nomás Yuleka se quedó en otra sección, pero eso no importa, ella sigue siendo mi confidente.
Sonreí y los cuatro nos sentamos a comer en el comedor del centro comercial, Ale me veía con una ceja en alto y Yuleka solo reía
Ale y Yuleka son dos chicos que conocí en primaria cuando vivía en New York junto a mi habitación David, en enero de ese año regresamos a nuestro país natal.
Soy la hermana menor de cuatro hermanos, tres de ellos hombres de 34, 32 y 20 años y yo, una chica de 15 años.
Estamos a meses de terminar el tercero básico
Según me a dicho David, tengo cinco sobrinos en "casa" son mayores que yo pero que los chicos son mayores que yo por un año y la chica por tres
En dos días tenemos que mudarnos del departamento en el que estamos e ir a vivir a la casa grande o como dice mi papá a la mancion Klein.
Terminamos de comer, Ale se ofrece a llevarnos después de despedirnos de Shin, Ale me deja frente a mi edificio, subo por las escaleras hasta el último piso, llegó al penthouse.
Abro la puerta y lo primero que escucho es el llanto de Aurora, entro del todo cerrando la puerta.
Llegó a la cocina encontrando a David con la bebé en uno de sus brazos y con la otra mano prepara una mamila.
Ese ser de cabello negro de un metro ochenta con cara de haber dormido mal, me convirtió en tia ase casi un año, Victoria la mamá de Aurora, las cosas con ella y mi hermano no terminaron bien por lo que ella oculto su embarazo, un día vino diciendo que la bebé que traía en brazos era hija de mi hermano.
¿Lo dude? No
Osea ¿Cómo lo iba a dudar? Literalmente es la copia en femenino de David, mismo pelo, misma piel, misma nariz, mismos oyuelos, no podía dudarlo.
La única diferencia son sus ojos, puesto a qué son castaños claros igual a los de su madre
Ninguno de mis hermanos lo dudo siquiera, papá quedó fascinado con su nieta, pero dijo que por seguridad era necesario hacer una prueba de ADN.
Los resultados estaban de más, era obvio que era hija de mi hermano
—¿Se puede saber que ases?
— ¡Intento preparar una mamila! — dice exasperado
Para alguien que no sabe ni freír un huevo es muy lógico que no sepa preparar una mamila
—¿Y por qué no dejas a bebé en la cuna portátil?
Me voltea ver con los ojos entrecerrados, niego y le quitó el bote de leche y el agua tibia
Preparo la mamila, le quitó a la bebé y me voy al sofá, la cómodo en mis brazos y le doy la mamila.
—Limpia tu desorden —le digo señalando la cocina
—Lo ases parecer muy fácil — me dice
—¿Que vas a hacer cuando ya no vivamos juntos?
—Nada — me dice —¿Crees que te voy a quitar a Aurora?
Bajo la cabeza, Aurora tiene dos meses, y si, yo la e cuidado durante todo este tiempo, apenas tenía tres días de nacida cuando la dejaron (un año contando los 9 meses de embarazo)
—Tranqui — me dice
Se sienta a mi lado en el sofá, le toma una mano a la bebé quien protesta porque no la deja tranquila.
— No quiero ir— le digo
— Yo tampoco quiero que vallas allí, pero tampoco quiero que te quedes sola y ya vimos que con Alina no te vas llevar bien nunca, por mi te llevo a vivir conmigo cuendo me case
— Lo se, pero papá no lo permitiría
Y si, David se casará en enero con Alina Smith, por eso venimos aquí, por eso me tengo que ir a vivir a la casa donde nací, no me gusta la idea, nunca e estado separada de él mucho tiempo.
La idea no me gusta del todo, puesto a qué no conosco a nadie, nisiquiera a mi mamá, si, durante los 15 años que tengo de vida, jamás e visto a mi mamá, la conosco por fotos, pero nunca la e visto.
Aurora se queda dormida en mis brazos, me voy a mi habitación y la acomodo en la cama, las maletas están echas, mi ropa y la de ella están guardadas para su traslado.
—No quiero ir
•••
La camioneta negra lleva mis maletas, mis ojos y los de mi hermano se conectan cueando salimos de la zona del edificio.
Los nervios me traisionan y no puedo dejar de retorcerme los dedos, la verdad es que no quiero ir a vivir a una casa donde la mayoría de personas son extrañas, no me gusta la idea de tener que vivir junto a las esposas de mis hermanos.
Recuesto la cabeza en el hombro de mi hermano, el recuesta su cabeza sobre la mía.
El trayecto hacia la casa se me hace eterno, las calles se me asen desconocidas, enormes edificios se sirnen frente a nosotros. Frunso el seño, no quiero vivir enmedio de la ciudad
El vehículo sigue su camino y para mí sorpresa salimos del área de edificios y tomamos un camino rodeado de árboles.
La camioneta comiensa a subir una colina, en media hora o menos estamos estacionando frente a una enorme mancion.
—Llegamos— me dice David
Le tomo la mano y los dos abansamos a la mancion, los ojos se me van viendo lo lujosa y enorme que es, subimos las gradas quedando frente a una puerta doble de madera.