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INTRODUCCIÓN

Este no es un libro para los que lo tienen todo resuelto.
No es una historia de perfección, ni un manual de instrucciones para portarse bien. No encontrarás aquí fórmulas mágicas ni promesas vacías. Este libro es una confesión. Una rendición escrita. Es el eco de una voz que, por mucho tiempo, se creyó silenciada. Un recorrido desde la fe ingenua de la infancia, pasando por el silencio más denso, hasta llegar a una oración temblorosa que, aunque rota, sigue siendo escuchada.

No te hablo desde un púlpito, ni me paro sobre ninguna montaña espiritual. Te escribo desde el suelo. Desde donde se llora en silencio, se hacen preguntas sin respuestas y se lucha cada día por no dejar de creer. Si alguna vez te sentiste así, este libro es también tuyo.

Porque todos, en algún momento, nos hemos sentido lejos. Lejos de Dios. Lejos de nosotros mismos. A veces por decisiones que tomamos. A veces por cosas que nos hicieron. O simplemente porque la vida nos golpeó tan fuerte, que ya no supimos cómo volver a mirar al cielo.

Quizás oraste y no pasó nada. Tal vez te arrodillaste esperando un milagro, y solo llegó el silencio. Y ese silencio te dolió más que cualquier pecado. Porque duele cuando uno busca a Dios y no lo encuentra. Cuando uno cree que lo perdió todo, incluso la fe.

Pero quiero decirte algo, y quiero que lo leas despacio: no estás solo.
No eres el único que ha dudado, que ha gritado en la oscuridad, que ha sentido que su alma se rompía en mil pedazos. No eres el único que se ha alejado. Y tampoco eres el único que ha querido volver. Volver no a una religión, no a una rutina, no a una vida "perfecta". Volver a casa. A ese lugar invisible donde tu alma y Dios pueden respirar juntos. A ese rincón del corazón donde todavía hay una chispa, aunque creas que todo se apagó.

Este libro no pretende darte respuestas exactas. No vine a resolverte la vida ni a convencerte de nada. Pero sí quiero acompañarte. Caminar contigo un tramo, aunque sea corto. Y recordarte que la gracia no se acaba cuando caemos. Que incluso cuando estamos en el polvo, Dios no nos da la espalda. A veces basta una oración rota, una palabra susurrada entre lágrimas, un “aquí estoy” sin fuerzas… para que todo empiece de nuevo.

No tienes que estar bien para empezar. No necesitas tenerlo todo claro, ni sentirte digno. Solo necesitas estar dispuesto a abrir el corazón, aunque sea un poco. Y si llegaste hasta aquí, ya diste el primer paso.

Bienvenido. Esta también puede ser tu historia.

"Tal vez no tengas todas las respuestas. Tal vez sigas cargando preguntas sin resolver, heridas abiertas y oraciones sin final. Está bien. Este no es el final del camino, apenas es el comienzo. Y si algo quiero que te lleves de estas páginas, es esto: no necesitas entenderlo todo para seguir caminando. A veces, solo hace falta dar un paso. Uno solo. Porque incluso los regresos más largos comienzan así: con un suspiro, una lágrima… o una pequeña esperanza que se niega a morir"



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En el texto hay: vidareal, dios, testimonio

Editado: 21.06.2025

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