Regresaré

CAPITULO 3

 

ELENA.

—¿Jess me acompañas al supermercado? Quiero preparar algún platillo esta noche para papá y mamá y aquí no hay nada con lo que pueda cocinar lo que pienso hacer —comento—. Quién diría que aquí vive gente que puede permitirse comer si no hay de nada. —A mí familia no les agrada demasiado la ternera pero un buen guiso con setas, zanahoria, y patata seguro que les encanta.

—Lo siento hermanita, voy con Nico a tomar una copa a un pub que inauguran hoy, es más ¿por qué no te vienes con nosotros? —dice la pelirroja poniendo ojitos. Da la vuelta a la cocina para quedar a mi lado en la isla—. Hace mucho que no salimos hermanita, vamos, di que sí. —Intenta convencerme juntando sus manos a modo de súplica. Quizás un poco de diversión no me vendría mal después de lo que pasó ayer con Mateo.

Mi corazón me hace sentir culpable por estar tanto tiempo sin hablarnos, pero mi cabeza sabe que fue su culpa. Quién podía pensar que Mateo y yo estaríamos en una posición tan distante después de haber sido tan cercanos.

Me ilusiono pensando que él sí pensó en mí, aunque no midió las consecuencias de sus acciones. No midió la enorme vergüenza que pase al saber que era la única que no sabía de sus planes, yo la que me desvivía por él y con él. En todo desde siempre hemos estado juntos apoyándonos en todas las decisiones que tomábamos…

Suficiente de pensar en Mateo, tengo que mirar por mí igual que hizo él. No estaría mal salir un poco para divertirme con mi hermana.

—Está bien pequeña, salgamos un rato esta tarde. —Le confirmo riendo al ver la cara de sorpresa que pone mi hermana al escucharme.

—No te vas a arrepentir, lo pasaremos genial.

MATEO.

Llevo desde las cuatro de la tarde haciendo los proyectos que piden en el estudio de New York.  

A mi teléfono llega un audio de WhatsApp de Justin, le doy a escuchar mientras recojo los pliegos de papel y lápices que tengo extendidos sobre la mesa.

«Mateo no quiero que te arrepientas de quedarte en Nueva York, en tres días abriremos las plazas para los pasantes aunque con tus notas tienes una plaza asegurada en mi empresa. A ver si vas a añorar tu casa y no vas a volver. Vamos, espero verte el jueves a las 8 en la empresa, envía los planos cuando los tengas. Un saludo chaval».

Escucho el mensaje y contesto con una sonrisa.

«No voy a cambiar de opinión, tranquilo lo tengo claro Justin,  sé que en tres días tengo que estar ahí, un saludo ”profe”».

En tres días acaban las clases oficialmente. Al final del siguiente día Justin junto a sus dos socios eligen a los pasantes para ArtGroupe.

Él me quiere ahí. Sé que no quiere que me vaya con la competencia, aunque tampoco lo haría, le debo mucho por todo el apoyo que me ha brindado hasta ahora. Será el comienzo de un gran futuro juntos en su empresa. Justin ha sido este año como un segundo padre para mí. Apoyándome en todo momento en cada idea que he tenido.

Claro que yo he dado todo de mi para ser el mejor por eso sé que me ha acogido bajo su brazo.

—Mateo acaba de llegar Vicente, le comenté que estabas aquí y vino a verte. —Anuncia mi padre abriendo la puerta del despacho.

—Voy enseguida a verlo, gracias. —Dejó todo listo y preparado para mandarlo a ArtGroupe cuanto antes y que Justin lo presente a sus socios.

Sé que Vicente es grato a los ojos de mi padre, empezó sin tener nada y ahora después de hacer buenas inversiones es uno de los grandes empresarios de la ciudad. Tiene cuatro pubs en la ciudad y está por abrir el quinto.

Mientras bajo las escaleras escucho a mi amigo halagar a mamá, es un halagador nato y mujeriego, sonroja a cuánta mujer se le pone delante incluida a mi madre.

—¿Estás coqueteando con mi madre?  —cuestiono soltando una carcajada al ver como halagaba a mamá por su nuevo color de pelo. Ella está feliz de que Vicente se de cuenta de su cambio, aunque para mí es el mismo color.

—He cambiado mi rubio dos tonos más  abajo —afirma mi madre.

—¡El gran Mateo Donovan! Pedazo de perro, ¿vienes y no me llamas? O ¿es que pensabas que te ibas a librar de la inauguración de Missyou? —Alerta con una sonrisa pícara.  

—¿Cuándo es la inauguración entonces? —Sé que no le puedo decir que no a Vicente, mis negativas van a ser en vano, así que río y niego con la cabeza.

—Es en tres horas amigo así que ponte cómodo que vas directo al VIP,  allí hay unas chicas espectaculares esperándonos —comenta levantando las cejas seguidamente.

—No intentes emparejarme ni nada amigo, y por favor no me líes esta noche.

—Tienes 21 años pero eres un abuelito porque gay creo que no. ¿No? —pregunta poniendo cara de asustado. Nos miramos y estallamos en carcajadas.

Horas más tarde…

ELENA.

Me siento una diosa con el vestido que mi hermana Jess me ha dejado. La verdad, no tengo el armario actualizado. En París no me da tiempo de salir demasiado, las clases empiezan desde muy temprano y si salgo no rendiría al máximo y esa es mi prioridad ahora.




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