Regresaré

CAPÍTULO 12

ELENA

¿Puede ser que haya pasado algo grave? papá lleva casi una hora encerrado en el despacho hablando con Miguel, mamá se ha disculpado saliendo detrás de él, no entiendo nada de lo que pasa, me debato entre ir a preguntar qué es lo que pasa o esperar a que ellos vengan a contarme.

 

Muerdo mis uñas nerviosa, Abel está a mi lado, sabe perfectamente quién es Mateo y todo lo que su nombre conlleva hacia mi persona, le he relatado cada emoción vivida hasta hace unas semanas, cuando decidí no molestarlo con mis historias ya que siempre me riñe diciendo que si no hablamos, jamás solucionaremos nada de lo que nos pasa, que no le cuente nada si son suposiciones o películas mías.

Si, así es mi amigo el iceberg. 

 

Jessica está en la cocina preparando una ensalada, no deja de mirar el teléfono, Nico seguramente estará por llamarla.

 

Abel se acerca a ella, no lo puede evitar cuando entra en una cocina sus ojos se iluminan.

 

En menos de dos minutos se ha apoderado de la cocina y mi hermana divertida lo sigue en sus preparaciones.

 

El teléfono de Jess se ilumina, mostrando una sonrisa en su cara, se disculpa con nosotros pidiendo a Abel que acabe la cena por ella.

 

—¿Siempre es así de directa? pregunta mí amigo.

 

—Siempre… —rió —Vamos te ayudo y acabamos antes.

 

MATEO

 

Victor me ha llamado para que acuda a su hotel “Almirante” situado en la otra punta de la ciudad, al llegar me está esperando en recepción con un gesto serio.

 

—¿Cómo estás Donovan? —Se preocupa.

 

—Estoy bien, no te preocupes, si me das la llave puedes irte.

 

—No, no me voy todavía Mateo, vamos a subir y me voy a tomar una copa contigo y vas a gritar, llorar o lo que necesites como tu hiciste conmigo en su día, cuando yo estuve jodido. —Lo miro negando —No es una pregunta Mateo, vamos hacerlo, vamos a tomar una copa juntos.

 

Victor pide una botella de whisky escoces para que la suban a la habitación.

Una vez dentro se quita el saco y me mira.

 

—Vamos, ¿que pasa por tu cabeza amigo? —pregunta llenando un vaso de licor.

 

—Pasan tantas cosas por mi mente ahora, estoy muy confundido Victor.—alargo mi mano para tomar el vaso que me ofrece.

 

Nos sentamos en los sillones del balcón desde donde avistamos gran parte de la ciudad.

 

—Mateo confundido ¿sobre que?

 

—Sobre mi vida entera, no sé que es lo que quiero, no sé si seguir con todo lo que había planeado en la vida o simplemente hacer caso omiso y empezar desde cero aquí en la ciudad —No está lejos del pueblo unos treinta kilómetros lo separan. —Aquí podría empezar desde cero sin la necesidad de depender de nadie.

 

—¿Te lo planteas en serio? —cuestiona.

 

—Muy en serio, Victor no quiero vivir siendo un amargado, no quiero que la vida pase por delante de mis narices y acabar siendo como mi padre.

 

—Bueno, eso es difícil, amargado has sido siempre —me sonríe.  —No Víctor yo era feliz, feliz con mi día a día, no soy alguien ambicioso, no como mi padre.

 

—Claro que no lo eres Mateo, no lo eres porque lo tienes todo, él creció sin nada al igual que yo, seamos realistas, ¿ de que te has tenido que preocupar tú en la vida? ¿De qué camisa ponerte para el día siguiente? 

 

—No me jodas Victor, no lo defiendas, si vas por ahí…

 

—No lo defiendo, solo te digo que tu padre no pensó en que iba a herir tus sentimientos, él pensó que era algo pasajero, él mira hacia el futuro, miro en que su hijo tuviera un nombre.

 

—Yo no quiero tener nombre, ¡Solo quiero estar con Elena joder! —grito.

 

—Dijiste que estaba con otro, no te rindas ahora que lo tienes todo. Eres el hombre del momento, no desistas, habla con ella, planea tu futuro sin pensar en nadie más que en ti, pero no te desacredites a ti mismo, eres el mejor. 

 

—No sé como hacer para arreglar las cosas, estoy jodido. He tomado malas decisiones.

 

—Nadie dice que tengas que arreglarlas hoy, sigue haciendo lo mismo que antes de que escucharas nuestra conversación, solo que ahora pensando en ti mismo.

 

Bebo un trago del licor amargo que tengo en la mano y alzó el vaso.

 

—Brindo por mí, por mí nuevo futuro.

 

Victor alza el vaso y lo choca contra el mío.

 

—¿Qué piensas hacer mañana en Nochebuena?

 

—Mmm… Iré a casa como estaba previsto. Cenaremos allí con los Gaez como de costumbre.

 

—¿Eso significa que verás a Elena acompañada? —Me mira por encima del vaso.

 

—Si, seguramente debe estar ya en el pueblo, pero no me importa, veremos si realmente  me ha olvidado y quiere a otro  que no sea este idiota que tienes aquí delante. —Sonríe.

 

—Llama a mi querida mamá Emma y dile que me apunto a esa cena, estará más interesante que en mi casa, —Se carcajea.

 

—¿Lo dices en serio? —pregunto.

 

—Completamente amigo, completamente, —contesta divertido. —Mañana podríamos almorzar juntos como en los viejos tiempos.

 

—Mañana es difícil, tengo una entrevista. —explico —me llamaron de la revista EuropaArt, quieren que sea la portada de Enero.

 

—No me jodas —dice atragantándose con el líquido que ha bebido.

 

—Justo antes de la discusión con mi padre me llamaron, viene una periodista a hacerme la entrevista, espero su llamada. Esto me recuerda que tengo que tener el teléfono activo.

 

—¡Eso es estupendo! Vas hacía arriba amigo, vuelas alto.

 

—Eso parece, espero no caer en picado.

 

Víctor niega con la cabeza.

Me levanto del sillón y me dirijo a la mesilla que está al lado de la cama, en los hoteles de Victor, se añaden unos cargadores estándar para los teléfonos que gracias a Dios valen para el mío.




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