Regresaré

CAPITULO 26

ELENA. 


 

El que Mateo me diga que va a venir a París, me emociona. No se imagina la felicidad que me ha regalado con su decisión.

El fuerte apoyo de mi familia, es lo que me ha motivado a dar lo mejor de mí en cada clase. El restaurante en París donde se realizará la última prueba práctica es uno de los mejores de la ciudad. No han anunciado la fecha exacta, pero no debe alargarse más de dos semanas. Allison, para suerte de Abel, ha quedado descartada.

Catia y él, cada vez que ella aparece, pelean. No sé cómo lo consigue, pero los saca de quicio en cada encuentro. Y para su desgracia en la prueba final necesita tener toda la concentración posible.

La conversación que he tenido con Mateo, es lo que me anima para que nos esforcemos más, para conseguir nuestros objetivos. Nos lo debemos. 

Después de haber pasado tanto tiempo, nos debemos, por lo menos, un momento de felicidad.

Tengo que pensar un plato donde se vea reflejado todo mi esfuerzo de estos meses. No será fácil, pero nadie dijo que lo fuera. Hay que darlo todo, esa es mi meta.

La visita de Mateo a la ciudad va a ser para nosotros como un soplo de aire fresco, estoy deseando que llegue ese día con toda mi alma.

Cuando todo esto acabe no podrá separarse de mí, ¡nunca!

 

MATEO.

Las risas que tenemos en la hora del café por videollamada, son tan cálidas… lo echo tanto de menos.

Estoy deseando llegar a París, para crear recuerdos especiales entre nosotros en esta mágica ciudad.

Quiero celebrar a su lado cada pequeño logro que tiene por celebrar, por todo lo que ha conseguido hasta llegar donde está. Igual que Elena, quiere celebrar conmigo mis avances que son pocos, pero firmes, necesito estar con ella, sentir sus abrazos y sus besos. 

París no solo es un lugar, será el lugar donde reconstruir la relación que tenemos y soñar con un buen futuro juntos. 

Un futuro donde por fin no tengamos más tropezones ni malentendidos, sino estando juntos como siempre hemos deseado ambos. 

Estoy ilusionado con este viaje. No solo por salir de este encierro entre, hospital y gimnasio, sino por ver a mi niña a la que añoro tanto.

Un mensaje de texto llega a mi teléfono cuando estoy sumido en mis pensamientos, veo que es Jess la remitente.

JESS: “Mi hermana me ha contado que quieres viajar a París, no hagas planes sin nosotros”

YO: Parece que las noticias vuelan… ja, ja, ja

JESS: Lo he comentado en casa y creo que vas a tener compañía. Mis padres también quieren estar en la prueba final.

YO: Perfecto, ven más tarde y acordamos vuelos y estancia.

Sabía que esto iba a pasar, es normal que Pablo y Sara quieran estar ahí, lo mismo que Jessica, al fin y al cabo es su familia y quieren apoyarla al igual que yo. Elena estará nerviosa y nuestra compañía la arropará.

 

ELENA.

—Bon jour â tous! (Buenos días a todos), —digo nada más entrar a la clase.

“Buenos días”, de diferentes personas se escuchan en la sala. Hoy estoy ilusionada con lo que me espera, la noticia de que viene Mateo a París, no pensaba que esa noticia cambiaria así mi ánimo. Nada más colgar con él, llame a Jess porque sé que se alegraría sinceramente igual que me alegre yo. Para mi sorpresa, se emocionó hasta el punto de que quiere acompañarlo. Las dos personas más importantes de mi vida, sin dejar atrás a mis padres, estarán en el día que más falta me van a hacer.

—Enana, te ves demasiado feliz esta mañana. No sé si eso es bueno o malo para mí. —Sonríe— al fin y al cabo, somos competencia. —dice Abel llegando a mi lado de la mesa de las cocinas.

—Estoy feliz, ayer no me dio tiempo a contarte. Mateo vendrá junto a Jess para estar en la prueba final del restaurante. —alego emocionada a la vez que me coloco el mandil.

—Me alegro mucho por ti, de veras. Mis padres no sé si vendrán, pero me han dicho que van a hacer todo lo posible, por estar aquí ese día. Así que seremos una auténtica competencia, nosotros dos —suelta una carcajada.

El chef Flero entra en la clase, por lo que todos callamos y empieza a dar instrucciones sobre que es lo que espera de nuestros platos. 

Cuando las clases terminan, le pido Abel si puede hacerme un gran favor. 

—Abel, necesito que me hagas un favor. —pido nerviosa.

—Claro, ¿qué es lo que necesitas nena?

—Necesito que esta tarde, cuando acaben las clases, me lleves al centro. Quisiera comprar una cosa, no me gustaría ir sola y sé que Catia tiene que estudiar para sus exámenes. ¿Podrás acompañarme? —suplico haciendo un pequeño puchero, por lo que Abel, ante mis gestos, ríe a carcajadas.

—Si me lo pides así, no me das opción a que te diga que no. —responde poniéndose la chaqueta e invitándome a salir por la puerta para dirigirnos hacia el restaurante almorzar donde Catia nos espera.

Lo tengo todo planeado, esta tarde iré al centro, daré forma a mi idea y poco a poco veré si pude ser como lo planeo.

Esta vez voy a por todas, espero y deseo que esto sea un nuevo inicio que ambos merecemos. Estoy convencida. No tengo ninguna duda.

 

 

Hola florecillas,

Gracias por seguirme hasta aquí, por vuestros comentarios y me gustas. 

A los que no me seguís os animo a que lo hagáis, vienen historias que estoy segura amaréis.

Os anuncio que estamos en los últimos capítulos.

Un saludo

Nieve Azul
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.